Qué es una zona exclusión aérea y por qué no se implanta en la Guerra de Ucrania

Guerra en Ucrania: última hora de conflicto en el Este de Europa

Resumen multimedia de dos semanas de invasión rusa

La OTAN se resiste a cerrar el espacio aéreo ucraniano para evitar una tercera guerra mundial

Bombardeo en Mariúpol.

Bombardeo en Mariúpol. / REUTERS

Alba Casanovas

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Una de las disyuntivas de la guerra en Ucrania es que la OTAN delimite una zona de exclusión área. O lo que es lo mismo, un cielo ucraniano intransitable para evitar el ataque aéreo del ejército ruso. El único que implora su aplicación desde los primeros días de la invasión es el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski. La Alianza Atlántica, de la cual Ucrania no forma parte, y el resto de occidente se niegan en rotundo a ceder a su petición. El motivo es que su aplicación supondría un enfrentamiento directo de los estados miembros de la alianza militar contra una potencia nuclear como es Rusia. Por tanto, el resultado sería una escalada del conflicto y una guerra mundial.

En una entrevista en exclusiva para EL PERIÓDICO, el Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad Común de la UE, Josep Borrell, afirma hoy que una zona de exclusión aérea “abocaría el conflicto a una tercera guerra mundial". Una afirmación idéntica a la que hizo el viernes el presidente de EEUU, Joe Biden.

Los países occidentales han condenado de forma unánime la invasión militar de Moscú. Pero los líderes de la Alianza Atlántica consideran una línea roja blindar el cielo de Ucrania. "Entendemos la desesperación, pero no somos parte del conflicto. Si hiciéramos la exclusión aérea podríamos acabar en una guerra en toda regla en Europa que implicaría a muchos más países y traería mucho más sufrimiento”, ha manifestado en los últimos días el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.

En la misma línea se ha referido la primera ministra lituana, Ingrida Simonyte: “Todos los estímulos para que la OTAN se involucre ahora son irresponsables”. 

¿Qué es una zona de exclusión aérea?

Es la limitación prohibitiva del uso del espacio aéreo de un país. La finalidad de una zona de exclusión aérea es evitar misiones de ataque, vigilancia o de observación. Para ponerla en marcha son necesarios medios militares como las defensas antiaéreas, los sistemas de vigilancia y las aeronaves que neutralicen a quienes ingresen indebidamente en el espacio restringido. 

¿Qué consecuencias tiene una zona de exclusión aérea?

Rusia y sus aliados, como Bielorrusia, no podrían volar ni atacar en cielo ucraniano. Si lo hicieran, los países la OTAN estarían obligados a desplegarse sobre el terreno y, por tanto, se produciría una respuesta de carácter militar. En concreto, los aliados podrían tomar “las medidas que juzguen necesarias, incluso el empleo de la fuerza armada, para restablecer y mantener la seguridad en la región del Atlántico Norte”, rezan los estatutos de la organización.

Además, el artículo 5 de la alianza militar da valor al “derecho de la legítima defensa individual o colectiva” de los países integrantes si estos consideran que se ha producido un ataque contra ellos.

Moscú no ha tardado en posicionarse sobre la delimitación de una zona de exclusión aérea: el Kremlin la considerará como una “participación directa y armada” de la OTAN en la guerra de Ucrania.

Precedentes de zonas de exclusión aérea

A lo largo de la historia, las zonas de exclusión aérea se han impuesto en tres grandes conflictos bélicos. En 1991, Estados Unidos, Reino Unido y Francia, junto a una coalición de más de 30 países, introdujeron una en el norte de Irak para evitar las atrocidades iraquíes contra la minoría étnica kurda que vivía en la región. La primera vez que la OTAN tomó esta decisión en un conflicto armado fue durante la guerra de Bosnia en 1993. Por último, esta medida permitió derrocar el gobierno de Muammar Gaddafi en 2011.

Siguen las negociaciones

Por ahora, líderes mundiales siguen intentando negociar la paz entre ambos países como mediadores. Las negociaciones son estériles y los países occidentales están aplicando duras sanciones económicas a Rusia. “Las restricciones no tienen capacidad de parar la guerra de la noche a la mañana”, admite Borrell. Sin embargo, está convenido que “le van a costar muy caro a Rusia”.