Guerra en las ondas

Russia Today (RT): auge y caída de la Fox de Putin

El veto europeo a la plataforma televisiva financiada por Rusia acaba con una década de intromisión y agitación internacional

Inna Afinogenova

Inna Afinogenova

Daniel G. Sastre

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"Por supuesto, llegará enero, después febrero y marzo, acabará 2022 y seguro que en los medios seguirán leyendo que la invasión es inminente". En un vídeo, Inna Afinogenova se burlaba de esta forma el pasado 1 de diciembre de quienes advertían de las intenciones de Vladímir Putin de someter a Ucrania por las armas. Afinogenova es la subdirectora de la versión en español de RT y seguramente el rostro más conocido en los países hispanohablantes de esa cadena de información internacional financiada por el Estado ruso. Hace unos días, ese proyecto, en cuyo nacimiento se implicó personalmente Putin, ha sido borrado de la red y de las ondas en la UE y en otros lugares, que entienden que su mensaje en favor de las tesis rusas es inasumible en tiempos de guerra.

Cuando la invasión de Ucrania se consumó, Afinogenova explicó -en el impecable castellano que ya había lucido para seguir cada paso de Carles Puigdemont durante el 'procés' o, sobre todo, para jalear determinados movimientos políticos en Latinoamérica- que no lo esperaba ni lo deseaba. Poco después del inicio de los combates, la periodista afirmaba que estaba "francamente abatida", con el deseo de que sufriera "el menor número de gente posible", y que su "salud mental" está "deteriorada". "Ha pasado una semana y parece que han sido años. No recuerdo bien ni cómo han sido estos días, una nube negra que se arrastra lentamente... se desvanece con ayuda de alguna pastilla y luego se vuelve más grande", escribía entonces.

Pero Afinogenova enseguida pareció reponerse y utilizó su canal personal en Telegram, donde tiene casi 100.000 suscriptores, para lanzar otro tipo de mensajes. Como lamentar que "la ola de xenofobia que se va a desencadenar en el mundo no va a ser ni medio normal", o dar consejos para burlar la imposibilidad de que los vídeos de RT -siglas que son acrónimo de Russia Today- se vean ahora en Europa.

Pese a los lamentos de su periodista estrella en español, con casi 350.000 seguidores en Twitter, repasando la historia de RT se diría que el conflicto forma parte de su esencia. El canal nació en 2005 con el objetivo de "romper el monopolio de los flujos de información global anglosajones", en palabras del propio Putin. El presidente ruso también dijo entonces que había que luchar contra el mensaje de las televisiones extranjeras instaladas en el país, que "solo saben hablar de crisis y colapso". La periodista Margarita Simonian, fichada para poner en marcha la plataforma, tomó como modelo canales como la CNN o la BBC, aunque en los últimos años recuerde más al estilo populista y agitador de la Fox.

Al principio, y bajo el nombre de Russia Today, la emisora buscaba principalmente revertir la visión global -que intuían negativa- sobre el pueblo ruso emitiendo noticias de ese país. Pero tres años después hubo un cambio de marca y de estrategia: la plataforma se convirtió en RT y, en lugar de elogiar a Rusia, miraría con ojo crítico al resto del mundo. Es decir: habría menos noticias de Rusia y más sobre asuntos de otros países que suelen quedar fuera de las agendas mediáticas.

En la época en que se producía ese giro, a mediados de los 2000, las llamadas "revoluciones de colores" en Ucrania, Georgia o Kirguistán provocaban la caída en esos países de gobiernos prorrusos. Moscú denunció entonces que organizaciones estadounidenses habían tenido un papel en las sublevaciones.

Acusaciones de injerencia

Desde entonces, las acusaciones de intromisión de RT en la vida política de países occidentales han sido constantes. Pero combatir lo que la mayoría de gobiernos identifican como propaganda gubernamental rusa -pagada directamente por el Estado- es mucho más difícil que luchar contra los bots y los trolls que inundan Twitter. Por ejemplo: 'Ahí les va', el espacio que presenta Afinogenova, es formalmente moderno e impecable. Y, cuando a RT se le reprocha su evidente parcialidad, no tiene más que echar mano del adagio de que la pluralidad de puntos de vista enriquece al espectador. O, en todo caso, apelar a la libertad de expresión de la que presumen los países occidentales.

Aún así, las polémicas internacionales han sido frecuentes. El enviado de un medio de comunicación catalán aún recuerda el "impresionante despliegue" de RT en Escocia durante la campaña previa al referéndum de independencia de 2014. Después, RT y Sputnik -el hermano pequeño, más moderno y llamativo, y también prohibido estos días en varios países- dieron todo el espacio posible a políticos probrexit como Nigel Farage antes del referéndum que propició la salida del Reino Unido de la UE. También en 2016, un informe de la Agencia Central de Inteligencia, la Oficina Federal de Investigaciones y la Agencia de Seguridad Nacional de EEUU denunció que hubo una intervención rusa en las elecciones que llevaron a la presidencia a Donald Trump.

Macron se rebela

Un año después, Emmanuel Macron señaló con contundencia a RT y Sputnik. Además lo hizo durante una rueda de prensa conjunta con Putin. Preguntado por el veto a esos medios que había aplicado durante la campaña que le llevó al Elíseo, el presidente francés afirmó: "Russia Today y Sputnik difundieron falsedades sobre mi persona y mi campaña, así que consideré que no debían estar en mi cuartel general. Es grave que medios extranjeros hayan interferido difundiendo falsedades. Esos dos medios no se comportaron como órganos de prensa, sino de propaganda mentirosa. Ni más ni menos". La rival de Macron en las elecciones, la ultraderechista Marine Le Pen, había respaldado unos años atrás la anexión de la península de Crimea a Rusia por parte de Putin.

'The New York Times' resumía la "guerra de información de Rusia contra Occidente" en la que RT es el principal ariete afirmando que el canal "ayuda a promover puntos de vista nacionalistas, de extrema izquierda o de extrema derecha que ejercen presión sobre el centro político". No hay apenas preferencia ideológica, lo importante es mover el tablero. Después de las elecciones estadounidenses y francesas, también Google o Twitter decidieron tratar de poner trabas a las "noticias falsas" de la plataforma rusa. En enero de 2022, un informe del Gobierno de Estados Unidos destacó el papel de RT como "elemento crítico en el ecosistema de desinformación y propaganda de Rusia".

Hasta hace unos días, las emisiones de RT llegaban a casi todas las partes del mundo en cinco idiomas: inglés, español, árabe, francés y alemán. Pero parece que la guerra en las ondas le parece ahora a Putin demasiado sutil, o que sus efectos no llegan con la inmediatez que él desearía, y ha decidido recurrir a las armas de toda la vida. En Ucrania, las del ejército; en Rusia, la cárcel durante 15 años para quienes difundan "informaciones falsas" sobre la guerra. En medio de la estampida de los medios internacionales, Putin decide qué información es cierta y cuál es falsa para su país.

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