Crisis Rusia-Ucrania

Odesa se fortifica a la espera del asalto anfibio de Rusia

Las fuerzas ucranianas han montado en el área aledaña al litoral un impresionante dispositivo de alambradas de espino, sacos terreros y erizos antitanque

Los defensores, además, cuentan con una red de 2.500 kilómetros de túneles donde esconderse y hostigar a los invasores si acaban ocupando la ciudad

El monumento a Richelieu protegido con sacos de arena.

El monumento a Richelieu protegido con sacos de arena. / Europa Press

Marc Marginedas

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La ciudad vieja de Odesa es un lugar mítico para la Historia y la cinematografía europea. Sus amplias y elegantes avenidas, flanqueadas por edificios de estilo art noveau, su atmósfera cosmopolita y mediterránea, su enorme Teatro de la Ópera y el Ballet, de fachada barroca, dan una idea de la importancia que adquirió la población durante el periodo de mayor esplendor del Imperio ruso, bajo la dinastía Romanov. Pero si hay algo por lo que es conocida esta localidad es por la celebérrima escalera Potemkin, que une el bulevard Primorsky, la estación de ferrocarril y el puerto, siendo el escenario de 'La carga de los cosacos', una las secuencias más conocidas de la cinematografía mundial, en la película 'El Acorazado Potemkin', del cineasta soviético Serguéi Einsestein.

Fundada en 1794 por la emperatriz Catalina la Grande, durante las primeras décadas del siglo XIX se convirtió en una de las ciudades más relevantes y prósperas del país. Y pese a que en 1991 la disolución de la URSS colocó a Odesa más allá de las fronteras de la Federación Rusa, concretamente en territorio de Ucrania, un país extranjero, de forma recurrente figuras actuales del nacionalismo ruso, como el líder ultra Vladímir Zhirinovski, a la hora de situar geográficamente a su país, siempre hablan de los territorios situados "entre Odesa y Vladivostok".

Con estos antecedentes históricos y políticos, los defensores de la ciudad, leales al Gobierno de Volodímir Zelenski, no albergan ninguna duda que en algún momento de la contienda, el Kremlin fijará su atención en este lugar, y tarde o temprano será objeto de un ataque por parte de las tropas rusas, ya sea por tierra, mediante el contingente militar que avanza desde Jersón por el este, ya sea por mar, mediante una operación anfibia, o ya sea mediante una combinación de ambas posibilidades y con la ayuda de las fuerzas rusas estacionadas en la cercana Transdnistria, ya en la exrepública soviética de Moldavia.

Y para impedir que los atacantes logren su objetivo, han montado un impresionante dispositivo en todo el centro urbano próximo al litoral marítimo, cerrando al tráfico y limitando el movimiento ciudadano en la zona, e instalando un sinfín de posiciones atrincheradas tras sacos terreros, alambradas de espino y erizos antitanque. Disimulados detrás de redes de camuflaje, se hallan posicionados un número indeterminado de tanques y blindados a los que no se puede fotografiar y que abrirán fuego en cuanto vean acercarse al enemigo.

Barcos rusos acercándose

"Los barcos rusos ya se han dejado ver en el horizonte en dos ocasiones; hemos abierto fuego contra ellos", indica, confiado, un militar que monta guardia junto a la estatua de Armand Emmanuel de Plesis duque de Richelieu, un francés absolutista emigrado a Rusia durante la Revolución Francesa que ejerció de gobernador de la ciudad. "Tienen miedo; saben que si desembarcan ahora, sería un suicidio", aventura Serguéi, al frente del departamento de Prensa del Ejército en la localidad. Y es que, además de las fortificaciones visibles, las fuerzas ucranianas cuentan con las llamadas Catacumbas de Odesa, una de las mayores redes de túneles urbanos del mundo, de 2.500 kilómetros de longitud y desde donde hostigaban milicias partisanas soviéticas capitaneadas por Vladímir Modoltsov a los ocupantes alemanes durante la segunda guerra mundial.

La eventual invasión rusa, sin embargo, aún se ve lejana en el horizonte por muchos de los habitantes, los defensores y los mandos militares de Odesa. Tal y como destaca Inga Kordynovska, una joven treinetañera al frente de un almacén humanitario, la meteorología está siendo "más fría de lo habitual" en esta época del año y el mar se presenta "agitado", no permitiendo por el momento plantearse una operación anfibia de asalto. Además, existe la sensación de que mientras continúen las operaciones bélicas en el puerto de Mariúpol, en el extremo este del litoral ucraniano, los mandos militares rusos no se atreverán a abrir otro nuevo frente. Eso sí, de forma recurrente, durante la noche, se puede escuchar el fragor de los impactos de artillería a lo lejos, que a veces incluso vienen acompañados de disparos cuyo origen nadie alcanza a conocer.

Al tratarse de una ciudad netamente rusófona, donde la mayoría de sus habitantes se expresa habitualmente en la lengua de Dostoyevski, los atacantes contaban con cooptar o seducir a las autoridades locales para facilitar la conquista. Sin embargo, no parece estar siendo el caso. En reiteradas ocasiones, el alcalde Genadi Trujanov, ha prometido defender "cada calle y cada esquina" de la ciudad. Ante los insistentes rumores de hace unos días, que apuntaban al inicio de una campaña de bombardeos, el dirigente municipal ha respondido que no le cabe en la cabeza que exista un "bastardo capaz de apretar el botón y dejar caer bombas sobre Odesa". Hace unos días, grabó un mensaje de vídeo en una guardería en la que denunció el terror entre los menores y se dirigió a los rusos, preguntándoles: "¿de quién nos están ustedes salvando?".

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