Analista político tunecino

Youssef Cherif: "Es muy probable que el presidente de Túnez estire de la cuerda hasta que se rompa"

BARCELONA 21/02/2022 Entrevista a Youssef Cherif sobre actualidad de Túnez en el IEMED.                    FOTO: ALVARO MONGE

BARCELONA 21/02/2022 Entrevista a Youssef Cherif sobre actualidad de Túnez en el IEMED. FOTO: ALVARO MONGE / ALVARO MONGE

Begoña González

Begoña González

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Túnez vive un periodo convulso. Tras haberse labrado una fama como único caso de éxito de las llamadas primaveras árabes, pasa ahora por un momento de regresión democrática bajo el mandato, cada vez más autoritario, de Kais Saied. Tras llegar al poder como candidato independiente en las presidenciales de 2019, sin apenas recursos ni programa, Saied ha iniciado un viraje hacia el autoritarismo tras dejar sin vigencia la Constitución de 2014 y cesando el Consejo Superior de la Magistratura. El analista político tunecino Youssef Cherif (Túnez, 1983) reflexionó el pasado lunes en un debate en el Instituto Europeo del Mediterráneo (IEMed) sobre la situación actual del país.

Túnez aprobó la Constitución más progresista de su historia en 2014, tras la Revolución de los Jazmines, pero el actual presidente, Kais Saied, la dejó prácticamente sin efecto el pasado 25 de julio a la vez que suspendió la actividad parlamentaria y destituyó al entonces primer ministro. ¿Cuál es la situación actual en el país?

El vuelco que dio el Gobierno al decretar el estado de emergencia fue el reflejo de un cambio que estaba teniendo lugar en el país a causa del desencanto de los tunecinos con sus políticos y la democracia, así como de la crisis económica. El cambio ha venido de un régimen más democrático hacia uno que es más pro orden y estabilidad. El problema es que estos cambios de humor sociales están relacionados con condiciones que están presentes en un momento pero que pueden cambiar y la crisis económica se ha agravado con los dos años de coronavirus. La nueva Constitución que se está redactando no es que sea más conservadora, sino que es menos democrática. En un futuro mucha gente se arrepentirá del cambio, aunque ahora no lo rechacen del todo.

¿Saied tiene el apoyo del pueblo?

Quienes se oponen a las medidas tomadas por Saied aumentan sus filas día tras día, porque la crisis que vino a arreglar no ha mejorado, pero quienes le apoyan siguen siendo mayoría. Tenemos dos principales fuerzas opositoras, la política que viene de los partidos y la socioeconómica que nace del descontento de la sociedad que no va tanto con el propio Saied, sino con todos los regímenes que prometieron arreglar la crisis y no lo han hecho. Aunque cada vez hay más opositores, en comparación con la cantidad de ciudadanos que respaldaron la revolución son grupúsculos. Este hecho le da al presidente el combustible necesario para seguir pensando que sus acciones van alineadas con lo que el pueblo le pide.

¿Cuál es el perfil político de Saied?

El discurso que usó para ganar las elecciones fue un tanto populista porque aseguraba hablar por el pueblo y realmente no tenía un programa político definido, pero aún así no es el típico caso de hombre adinerado, como Trump, que usa el populismo para llegar al poder. Él hizo bandera de su austeridad. Pero el poder corrompe y está siendo un líder más.

Sin un programa definido, ¿cómo convenció a los ciudadanos?

Saied no tenía ni apoyos, ni partido, ni recursos. Los analistas aún nos preguntamos en muchas ocasiones cómo lo hizo para ganar. No se me ocurren otros ejemplos de presidentes que llegaran al poder sin apoyos ni recursos, es prácticamente un argumento de película. Nunca se definió como abanderado de la democracia o los derechos humanos tampoco. Pero se hizo con el poder gracias al apoyo de un pueblo que estaba decepcionado con todos los regímenes anteriores y la deriva política de los anteriores 10 años.

¿En qué estado se encuentran los derechos humanos? ¿Ha aumentado la represión?

La represión o la brutalidad policial nunca se acabaron en Túnez, estuvieron durante Ben Ali, tras él y ahora. Pero la represión política está creciendo. El presidente acusa a menudo a sus oponentes de corruptos o de ser agentes de servicios de inteligencia extranjeras. La tendencia demuestra que cuantos más problemas socioeconómicos sufre el país y más lo aísla la comunidad internacional, más represión política habrá.

¿Cuál es el papel del partido islamista Ennahda en su mandato?

Ennahda le brindó su apoyo en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales porque Saied no tenía una estructura de partido detrás y creyeron que corrompiéndolo conseguirían gobernar, y aunque al principio no se opuso, no resultó ser el títere que esperaban y empezaron a tener encontronazos. Ante la creciente tensión, Saied depuso al jefe de gobierno que él mismo había elegido pero que se alió con el partido islamista para tratar de derrocarle y en su lugar nombró a Najla Boudin, de su círculo de confianza. Ennahda ha salido mal parada del enfrentamiento y ha ido perdiendo popularidad.

¿Cuáles son sus principales retos?

Sobre todo la crisis económica que lleva arrastrando de sus predecesores, pero también la presión internacional. Cada vez se enfrenta a más exigencias estadounidenses y europeas por llevar a cabo un gobierno más democrático e inclusivo y su cumplimiento va ligado a las ayudas económicas. Ahora mismo su Gobierno se encuentra en una encrucijada.

¿Por cuál de los dos cree que se decidirá?

Es realmente complicado saberlo porque es un líder muy impredecible. Ha tomado riesgos que nadie esperaba y es muy probable que continúe en la misma línea de restricciones porque el país todavía no está al borde del colapso. Es muy probable que estire de la cuerda hasta que se rompa.

¿Túnez tiene aliados internacionales?

Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Egipto, por ejemplo, son países que tienen una postura más conciliadora. Han mandado enviados a Túnez y en sus medios se lleva a cabo una especie de limpieza de imagen de Saied, pero no dan ayudas económicas. En el ámbito más occidental, Francia es un país que no se ha opuesto frontalmente y que tiene buenas relaciones con Túnez. Lo que queda claro es que EEUU y Alemania son países que muestran una fuerte preocupación y critican las amenazas a la democracia en Túnez. 

TEMAS