Seis meses después de la toma de poder talibán: Las vidas de los niños y niñas afganos al borde del colapso

Afganistán se encuentra sumido en una tragedia humana. El triple impacto de la sequía, el conflicto y el colapso económico ha empujado a muchas familias a una situación extrema.

Arzoo, de 12 años, con sus hermanos en su casa, en Kabul.

Arzoo, de 12 años, con sus hermanos en su casa, en Kabul. / Jim Huylebroek / Save The Children

Judit Saavedra Micaló. Save the Children

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Todos los niños y niñas tienen derecho a vivir en un mundo libre de violencia, poder ir a la escuela, jugar con sus amigos y sentirse seguros dentro de sus familias y comunidades. Pero para la infancia afgana esto no es así: el 38% sufre retraso del crecimiento debido a la desnutrición y el 42% no va a la escuela.

Seis meses después de la toma del poder en Afganistán por parte de los talibanes, la situación en el país no ha hecho más que agravarse. Siguen reduciéndose los derechos y empeorando la crisis humanitaria. Casi cinco millones de niños y niñas están al borde de la inanición mientras el país enfrenta su peor crisis alimentaria desde que empezaron los registros. 

El triple impacto de la sequía, el conflicto y el colapso económico ha empujado a muchas familias afganas a una situación extrema. Venden lo poco que tienen para comprar comida, mandan a sus hijos e hijas a trabajar o se las arreglan solo con pan. Este es el caso de Arzoo, de 12 años, la mayor de siete hermanos. Vive en Kabul con su familia y su padre no ha podido trabajar durante meses. La mayoría de los días solo comen pan porque no pueden pagar nada más. “Un día tenemos comida y al día siguiente no”, cuenta. O Laalah, de 12 años, que vive en el norte del país con su padre, su madre y otros cuatro hermanos en una tienda de campaña construida con lonas alquitranadas en el sótano de un edificio a medio construir. Sueña con ser maestra o médica, y quiere que su familia viva y coma bien. Su padre, Maalek, de 40 años, lucha por encontrar trabajo como albañil y, a veces, no tiene más remedio que enviar a sus hijos a buscar basura para vender o quemar para mantener la casa caliente.

Para Chris Nyamandi, director de Save the Children Afganistán, “cada una de estas historias es un poderoso recordatorio de la sombría realidad de las familias de todo el país, la lucha diaria para sobrevivir al invierno y las vidas de millones de jóvenes que están en riesgo”. Se agota el tiempo para que los niños y niñas afganos puedan tener el apoyo que tan urgentemente necesitan. “La ayuda humanitaria puede paliar esta situación y hacer más llevadero el invierno, pero esta crisis no se puede resolver solo con ayuda”, añade.

AL BORDE DEL COLAPSO

La retirada de la ayuda y la congelación de los activos financieros han llevado a los servicios públicos de Afganistán al borde del colapso. Los hospitales de todo el país se han visto obligados a cerrar debido a que los salarios de los trabajadores de la salud se han agotado. Los niños y niñas gravemente enfermos son rechazados porque simplemente no hay medicinas para tratarlos y, donde están disponibles, los altísimos precios son inasumibles por la mayoría de familias.

Con el país devastado económica y socialmente, las familias se ven obligadas a tomar decisiones imposibles sobre qué hijo o hija alimentar y cuál deberá pasar hambre. La lucha por sobrevivir es una constante para la ciudadanía afgana: bebés que mueren de camino al médico, madres que dan a luz solas en suelos de tierra y condiciones infrahumanas porque no pueden pagar el viaje al hospital, niños y niñas obligados a trabajar en las calles para llevar comida a la mesa.

Desde nuestra organización, estamos distribuyendo dinero en efectivo, ropa de invierno y combustible a las familias en algunas de las áreas más afectadas. Afganistán es una economía basada en el dinero en efectivo, por eso, este tipo de apoyo, ayuda a evitar que las familias recurran a medidas desesperadas que afectan de manera directa y negativa a los niños y niñas, como el trabajo infantil, el matrimonio infantil y la reducción del número de comidas. 

En los últimos años, Save the Children ha trabajado en Afganistán para reducir significativamente las muertes infantiles, la desnutrición, los niños y niñas que no asisten a la escuela y el matrimonio infantil. En 2021, las unidades móviles de salud de Save the Children en Afganistán realizaron cerca de 375.000 controles y trataron a más de 12.000 niños y niñas por desnutrición.