Avance del covid-19

Hong Kong zozobra con omicron tras dos años sin rasguños

. Más de 12.000 personas esperan a ser ingresadas y cunde la desmoralización en el gremio hospitalario tras casi 300 infectados

Un área de tratamiento en el exterior de un hospital desbordado en Hong Kong.

Un área de tratamiento en el exterior de un hospital desbordado en Hong Kong. / Reuters

Adrián Foncillas

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Las fotos, con docenas de enfermos sobre camas a las puertas de hospitales desbordados, parecen de archivo. Son de hoy y se han tomado en el lugar más improbable. Es Hong Kong, que ha sucumbido a la quinta ola tras haber superado las anteriores sin rasguños. Nunca había alcanzado los 200 contagios diarios, ahora suma 4.000 y los expertos temen que subirán a 8.000 la semana próxima y a 28.000 en marzo. Sufrirá, si los pronósticos se cumplen, más contagios en un día que en el acumulado de los dos años anteriores.

El Hospital de Cáritas del distrito de Sham Shui Po empezó el lunes a aislar a los contagiados en tiendas de campaña individuales pero el aluvión ya obligaba ayer a llenarlas con familias. No es un caso único en la red pública de hospitales pero es el que mejor ilustra la problemática hongkonesa contra las epidemias. La excolonia tiene una de las densidades de población más altas del mundo y en distritos humildes como Sham Shui Po se aprietan familias en cajas de zapato. Más de 12.000 personas esperan a ser ingresadas y cunde la desmoralización en el gremio hospitalario tras casi 300 infectados. Hong Kong sufrió 21 muertes la semana pasada después de sumar cinco meses en blanco y los expertos aseguran que la quinta ola podría dejar un millar, el cuádruple de los dos últimos años. Nueve hongkoneses murieron ayer, entre los que figura una niña de tres años.

Cierre de fronteras

Hong Kong replicó el cierre de fronteras de la China continental y había embridado el virus con distanciamiento social y enviando a pabellones de aislamientos a los contagiados y a campos de cuarentena a los contactos próximos. La fórmula parecía suficiente hasta que omicron, una variante más contagiosa que las anteriores, se coló en diciembre. Primero fueron un par de azafatas de vuelo y después una mujer llegada desde Pakistán. La alarma se intensificó en las celebraciones de Año nuevo chino y los contagios han crecido de forma exponencial durante las vacaciones. Se ha extendido ya a una veintena de asilos y descubierto una debilidad fatal: sólo han recibido los dos pinchazos la mitad de los ancianos entre 70 y 79 años y una cuarta parte de los mayores de 80 años. Al Gobierno local se le achaca estos días que lo fiara todo al blindaje y descuidara los planes alternativos. Ahora planea levantar un macrohospital de emergencia y destinar viviendas públicas abandonadas y hoteles para las cuarentenas. “Hace un mes nos dijeron que sólo con la vacuna estaríamos seguros y nos vacunamos porque además era el requisito para entrar en bares y restaurantes. Dos semanas atrás nos dijeron que también necesitábamos tests rápidos y todos salimos a hacérnoslos. Y ahora, tras las vacunas y los tests, la gente enferma y los hospitales  mandan a casa a los contagiados o los dejan al aire libre en la calle”, lamenta por teléfono Liu, empresaria.

Hong Kong está obligada a perseverar en la política nacional de tolerancia cero pero se desconoce cómo la ejecutará. En la China continental se han cerrado ciudades que doblan la población hongkonesa con una docena de casos pero la fórmula es inviable en la isla. Hong Kong carece de la infraestructura y de los medios humanos para alimentar a una población encerrada y tampoco a esta se le adivinan la capacidad de sacrificio de sus compatriotas del interior. Carrie Lam, la jefa ejecutiva, fue insultada sin piedad cuando días atrás se acercó a un complejo de viviendas en cuarentena por los vecinos asomados a las ventanas.

El presidente, Xi Jinping, ha aclarado estos días a Lam que el control de la pandemia es “una prioridad” y que no descarte “ninguna medida”. No está claro si aludía a la cuarentena integral que contempla el protocolo en el interior. Funcionarios hongkoneses y del interior se reunieron el fin de semana en Shenzhen para pactar la ayuda del Gobierno central. Sus expertos en sanidad pública supervisarán la campaña y formarán grupos de trabajo para agilizar el rastreo de contagiados, la construcción de infraestructuras y el envío de suministros médicos.