Campaña de las presidenciales

La candidata de la derecha francesa intenta dar un nuevo impulso a su campaña declinante

Pécrésse celebra un mitin multitudinario en París en un momento de pérdida de fuelle ante Le Pen y Zemmour

Su candidatura sufre las deserciones de dirigentes que se pasan a las filas de Macron y del aspirante ultra

Pecresse

Pecresse / Benoit Tessier / Reuters

Enric Bonet

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Las luces estaban medio apagadas, sonaba una música electrónica con un ritmo épico y miles de personas iluminaban con sus teléfonos móviles el Zénith. La conservadora Valérie Pécresse hizo una entrada al más puro estilo de los mítines a la americana, multitudinarios y con ciertas dosis de espectacularidad, en esta gran sala del nordeste de París. Allí ha celebrado este domingo por la tarde una reunión pública con la que pretende dar un nuevo impulso a su declinante campaña para las presidenciales francesas de abril.

“Ha llegado el momento que escribamos una nueva página (…) Tenemos dos meses para despertar al pueblo”, ha asegurado la candidata de Los Republicanos (LR) ante un público entregado, que ondeaba banderas francesas y gritaba “Macron a Touquet (localidad de veraniego del presidente francés), Valérie al Elíseo”. “Los extremistas os mienten, tenéis que rechazar el veneno de la nostalgia. Yo encarno la República del orden, encarno la unión, ellos representan la división”, añadió la aspirante del partido heredero de la derecha gaullista, aunque poco queda del legado del general De Gaulle en sus filas.

Los analistas políticos galos suelen atribuir un rol considerable a los mítines de las presidenciales. Estas misas políticas suscitan fervor entre los franceses, un pueblo históricamente muy politizado, aunque afronta con un sintomático desinterés la actual campaña. También pueden cambiar la inercia y el relato de una candidatura. Así espera que suceda Pécresse con su acto de esta tarde, que reunió a 7.500 simpatizantes en un Zénith con ninguna silla vacía.

Candidatura con síntomas de agotamiento

Tras haber ganado las primarias de LR, la presidenta de la región parisina se catapultó en la segunda posición y se consolidó como la rival más peligrosa para Emmanuel Macron, pese a la similitud ideológica entre ambos (capitalismo verde y mano dura en seguridad e inmigración). Desde entonces, su candidatura ha perdido fuelle en la disputa con los ultraderechistas Marine Le Pen y Éric Zemmour para enfrentarse en una evntual segunda vuelta al joven presidente, favorito de los comicios del 10 y 24 de abril.

Pécresse demostró esta tarde que puede competir en decibelios con Zemmour y sus mítines multitudinarios. También quiso mostrarse como una mujer cercana al pueblo llano, al más puro estilo Le Pen. Y como una estadista alejada de los extremos, como Macron. Sin embargo, reflejó la falta de originalidad ideológica de una decadente derecha republicana, cuyo espacio se ve canibalizado desde el centro-derecha por Macron y desde la derecha radical por Le Pen y Zemmour.

Dirigentes de LR se pasan a Macron y Zemmour

De hecho, lo evidenció con su propio discurso. “No quiero que suframos un gran reemplazamiento —una referencia a la delirante teoría xenófoba de que los franceses son sustituidos por los migrantes— ni un gran desclasamiento”, dijo en una frase que parecía sacada de un discurso del polemista ultra. “La Francia del trabajo, la Francia de las rotondas y de los metros a primera hora, (…) esta Francia es el corazón que bate de la nueva Francia”, reivindicó al más puro estilo Le Pen. “Quiero reconstruir la Francia de la innovación y no de la precaución”, añadió en una frase que parecía un copia y pega de Macron.

Además de la fuerte competencia en el abanico de la derecha, LR han sufrido las deserciones de destacados dirigentes. En enero, el diputado Guillaume Peltier, exnúmero dos del partido, anunció que apoyaría al polemista ultra. Esta semana también se bajaron del barco de la derecha republicana —decadente en el plano nacional, pero de largo el partido con mayor poder local y regional— el exministro sarkozista Eric Woerth, la alcaldesa de Calais y otros dirigentes menores. Todos ellos se pasaron a las filas macronistas. Incluso Pécresse se reunió el viernes con el expresidente Nicolas Sarkozy para apaciguar el ruido de tambores de que podría apoyar a Macron.

“Cuando observamos los sondeos, vemos que hay una parte de los votantes del conservador François Fillon (20% en 2017) que ahora se inclinan por votar a Macron y otra parecida por Zemmour. Pécresse se ve amenazada por ambos lados”, explica a El PERIÓDICO Emilien Houard-Vial, experto de la derecha republicana. “En las últimas semanas, cada vez se habla menos de su candidatura. Sus propuestas no suscitan un gran interés”, añade este profesor en Sciences Po Paris. Esta invisibilidad amenaza con empujar LR hacia la derrota. Y así acentuar la travesía por el desierto de un histórico partido que no pisa la moqueta del Elíseo desde 2012.