Crisis sanitaria global

China confina otra ciudad por tres casos asintomáticos

El gigante asiático mantiene su política de tolerancia cero al virus, en cualquiera de sus variantes, y no duda en cerrar centros urbanos ante la aparición de un solo caso

China ciudad de Yuzhou confinamiento pandemia

China ciudad de Yuzhou confinamiento pandemia

Adrián Foncillas

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Ni siquiera computa China los casos asintomáticos en sus estadísticas oficiales pero le han bastado tres detectados en dos días para encerrar a una ciudad. Se trata de Yuzhou, en la provincia central de Henan. La relevancia no radica en su población de poco más de un millón de habitantes, ridícula en la escala china, sino en la contundencia acentuada: el mes pasado fueron necesarios un centenar de casos para cerrar Xian, la capital provincial de Shaanxi, separada de Yuzhou por 500 kilómetros. El listón de los confinamientos baja a medida de que se aproximan los Juegos Olímpicos de invierno de Pekín

Sus habitantes tienen prohibido salir de sus domicilios desde la medianoche pasada y todos los complejos de viviendas deben de desplegar guardias en sus puertas para asegurar "la estricta implementación de las medidas de control y prevención de epidemias", reza el comunicado de las autoridades locales. La víspera ya había suspendido la circulación de autobuses y taxis y cerrado centros comerciales, supermercados, colegios, museos y centros turísticos. Sólo los vehículos vinculados al control de la epidemia circulan por sus calles. 

China sigue con su ágil respuesta a cualquier liviana amenaza cuando cuenta con el 85% de la población vacunada y apenas media docena de casos de la variante ómicron que castiga al resto del mundo. La ciudad portuaria de Ningbo, en la provincia oriental de Zhejiang, también siente estos días la política de tolerancia cero. Un brote de una veintena de casos de la variante delta localizado en una fábrica textil ha justificado el confinamiento de varios distritos, informa la prensa local.

Principal salida

La relevancia de Ningbo no es comparable a la de Yuzhou: cuenta con nueve millones de habitantes y, más importante aún, su puerto es la principal salida de las manufacturas chinas. Si el rebrote no es controlado de inmediato es más que probable que los confinamientos se extiendan y queden afectadas de nuevo las cadenas de suministro global

Xian cumple su segunda semana de confinamiento con la octava ronda de tests a sus 13 millones de habitantes. Se acerca a los dos millares de casos desde que se iniciara el brote en un viajero llegado desde Pakistán, una cifra desconocida desde los lejanos tiempos de Wuhan, pero la contundente fórmula empieza a dar sus frutos. Los casos bajan al fin y este martes sumaba su segundo día consecutivo por debajo del centenar de contagios.

Las autoridades aclaraban hoy que el confinamiento estricto no se levantará hasta que se alcance la "transmisión local cero" o, lo que lo mismo, que los nuevos casos sean contactos cercanos de los ya identificados. "Sólo entonces levantaremos gradualmente las restricciones en la ciudad", ha afirmado Chen Zhijun, vicepresidente del Centro del Control y Prevención de Enfermedades de Xian. 

Redes sociales

El encierro en Xian es más áspero de lo que se esperaba. No es la primera ciudad que decreta el confinamiento domiciliario de sus habitantes, con la sola excepción de acercarse a los centros de tests del coronavirus, y nunca antes se habían consignado problemas serios. Ni siquiera los hubo en Wuhan y se confiaba en que, dos años después, la maquinaria estaría engrasada. Las autoridades locales, sin embargo, son vilipendiadas estos días en las redes sociales porque el suministro gratuito de comida no cubre todas las zonas de la ciudad.

Algunos vecinos lamentan que los envíos no llegan y ha habido salidas furtivas nocturnas al supermercado más cercano para aprovisionarse de lo más elemental. Algunos incluso ofrecen en Weibo, la red social más célebre en China, cualquier objeto a sus vecinos a cambio de verduras. No son casos generalizados en una ciudad que cuenta con tantos habitantes como dos Catalunyas pero explican el júbilo popular por la treintena de funcionarios locales despedidos por incompetentes.