Investigación

México revisa su pasado y abre los archivos de la guerra sucia

El Gobierno de López Obrador crea una comisión de la verdad para esclarecer los crímenes de Estado entre 1965 y 1990

México López Obrador

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Juan Carlos Espinosa

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Alicia de los Ríos corrió con todas sus fuerzas el mediodía del 5 de enero de 1978. Estaba herida de bala en la clavícula. La guerrillera entró en una casa y cogió el teléfono. Le seguía la Brigada Blanca, un cuerpo paramilitar del Gobierno mexicano. Llamó a su hermana y soltó las últimas palabras que le escucharon antes de desaparecer: "Martha, me van a detener, búscame". Su paradero es un misterio casi medio siglo después. Su hija, que también se llama Alicia, tenía 11 meses. Ahora con 44 años y una especialización en historia, solo ha podido reconstruir una imagen de quién es su madre a partir de relatos y documentación. De sus captores, nada. Ni ella ni cientos de familias que han vivido lo mismo. Sin embargo, la reciente creación de una comisión de la verdad podría esclarecer los crímenes de lo que en México se conoce como la guerra sucia

En una de las escenas más tensas de la película mexicana Roma se muestra cómo un grupo de paramilitares dispara contra una manifestación de estudiantes. Se trata de una representación del Halconazo, uno de los episodios más oscuros de la historia de México junto con la matanza de 1968. Estos eventos no están aislados, según cuenta Alejandra Elguero, abogada del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez. "El Estado mexicano tenía todo un sistema para reprimir a la disidencia", señala en una entrevista telefónica con EL PERIÓDICO. No existen datos oficiales de cuánta gente -muchos de ellos guerrilleros comunistas, campesinos y universitarios urbanitas- desapareció en el periodo que abarca de 1965 a 1990. La comisión de la verdad, creada por un decreto de Presidencia el pasado octubre, estudiará todos los archivos perdidos durante esos años y reunirá testimonios de quienes puedan aportar algo para localizar a personas como la madre de Alicia.

Crear la comisión no ha sido fácil. A pesar de que el PRI -que gobernó con mano de hierro durante 71 años- perdió el poder en el año 2000, México no ha podido hacer un diagnóstico de los crímenes que se cometieron en el siglo pasado. Vicente Fox, el primer presidente de un partido de oposición, el PAN, creó una fiscalía que sirvió para poco. Los familiares de desaparecidos vieron con frustración cómo el órgano clasificaba sus casos como secuestro y no como desaparición forzada. Finalmente, en 2006, fue disuelta con un informe final que no fue publicado. Aleida García, integrante de la comisión e historiadora, sostiene que, a diferencia del fin de las dictaduras en Sudamérica, las instituciones del viejo régimen no cambiaron y eso provocó que no se pudiese investigar la represión: "No hubo una ruptura total con el pasado".

Reconstruir lo que pasó

Alicia cuenta en una llamada de Zoom que a lo largo de los últimos años ha podido reconstruir lo que pasó con su madre. Gracias a la ayuda de las asociaciones de víctimas y del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez ha contactado a otros guerrilleros que la vieron meses después en cuarteles del Ejército de Ciudad de México y del estado de Guerrero, en el Pacífico. Pasar la lupa sobre la guerra sucia ha sido un dolor de cabeza, precisamente, por el hermetismo de los militares, quienes fueron pieza clave en la contrainsurgencia. "El Ejército es conocedor del paradero de mi mamá", dice De los Ríos sin chistar.

A diferencia de otros regímenes, los disidentes mexicanos terminaban en los campos militares. En pocos lugares se vivió con más intensidad la guerra sucia que en Guerrero. Desde ahí también se aplicó la técnica de los vuelos de la muerte, en donde se tiraban cadáveres al océano. Justamente en ese estado se alzó una de las guerrillas más conocidas en los 70, el Partido de los Pobres. Abel Barrera, un histórico antropólogo, activista y ahora integrante de la comisión de la verdad, ha escuchado de todo. Pero hay un mismo patrón: una persona que, de un día a otro, desapareció. "Hay mucha sangre derramada en este estado, estaba totalmente legalizada la impunidad de los militares", remacha.  

Solo en Guerrero hay cuatro sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en contra de los militares. En esa misma región desaparecieron los 43 estudiantes de la escuela de profesores de Ayotzinapa en 2014. Barrera continúa: "El problema es que hay una montaña de impunidad en Guerrero que se sigue acumulando. La verdad es que esta comisión es la cristalización de un sueño". Para Aleida García no se pueden explicar las últimas tragedias sin entender cómo operó el sistema durante buena parte del siglo XX: "El horror del presente tiene vínculos con el del pasado. El Ejército no aprendió a torturar y a desaparecer personas de un día a otro". 

Peores atrocidades

La comisión debe entregar su informe final en septiembre de 2024, poco antes de que se agote la legislatura del presidente Andrés Manuel López Obrador. Al mandatario se le critica por fortalecer al Ejército durante su Gobierno (por ejemplo, les ha concedido la operación aeropuertos comerciales y el control de las aduanas). Sobre los comisionados pesa la responsabilidad de revelar las peores atrocidades de un sistema que fue creado para reprimir, detener, desaparecer y asesinar. 

Muchos desaparecidos eran jóvenes, como la madre de Alicia, que tenía 25 años. Cuando era niña, le escribía cada año una carta a los Reyes Magos. Les pedía que por favor la trajesen de vuelta. El pasado 6 de enero, redactó una nueva, pero para los captores y sus familias, con la esperanza de que puedan romper el pacto de silencio que ha reinado entre quienes, arropados por el Estado, arruinaron las vidas de muchos. De los Ríos solo quiere respuestas y justicia. Así sea 43 años después.

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