Refugiados rohingya demandan a Facebook por 150.000 millones de dólares

La minoría musulmana de Birmania acusa a la red social de permitir el discurso del odio contra sus miembros

Más de 10.000 rohingyas fueron asesinados por el Ejército birmano en una campaña descrita como un "genocidio"

Mark Zuckerberg

Mark Zuckerberg / Robert Galbraith / Reuters

France Presse

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Grupos de refugiados rohingyas han demandado este lunes a Facebook por 150.000 millones de dólares argumentando que la red social no ha frenado la incitación al odio en su plataforma contra esta minoría musulmana de Birmania, exacerbando así la violencia contra sus miembros. La denuncia, presentada en una corte de California, sostiene que los algoritmos de la poderosa compañía estadounidense promueven la desinformación y unas ideas extremistas que acaban traduciéndose en violencia en el mundo real.

"Facebook es como un robot programado con una misión singular: crecer", apunta el documento judicial. "La realidad innegable es que el crecimiento de Facebook, alimentado por el odio, la división y la desinformación, ha dejado cientos de miles de vidas rohinyás devastadas a su paso". Los rohingyas son esencialmente musulmanes y enfrentan una abierta discriminación en Birmania, donde se les desprecia como "extranjeros" a pesar de haber vivido en el país durante generaciones.

Una campaña respaldada por el Ejército, y descrita por Naciones Unidas como un genocidio, expulsó a cientos de miles de ellos en 2017 hacia Bangladés, donde viven desde entonces en campos de refugiados. Cerca de 10.000 más fueron asesinados por los militares. Del resto, algunos siguen en Birmania, donde no tienen derecho a la ciudadanía y donde son objeto de violencia habitual y discriminación por la actual Junta militar que controla el país.

Fomento del extremismo

La queja legal argumenta que los algoritmos de Facebook llevan a los usuarios más susceptibles a unirse a grupos cada vez más extremos, una situación que está "abierta a ser explotada por políticos y regímenes autocráticos". Los grupos de derechos humanos sostienen con frecuencia que Facebook no hace lo suficiente para prevenir la propagación de la desinformación.

Sus críticos argumentan además que, incluso cuando la compañía fue alertada sobre la propagación de discursos de odio en su plataforma, no actuó. Esa ausencia de supervisión habría permitido que proliferen las noticias falsas, poniendo en peligro la vida de ciertas minorías y socavando los fundamentos democráticos en países como Estados Unidos, donde las acusaciones sin fundamento de fraude electoral circularon y se intensificaron tras las elecciones del 2020.

Este mismo año una enorme filtración por parte de una de las empleadas de la red social dio peso a la acusación de que Facebook, cuya compañía madre se llama ahora Meta, sabía que los contenidos en sus páginas podían poner en peligro a millones de sus usuarios, pero sus ejecutivos priorizaron el crecimiento del negocio a la criba de contenidos. En gran medida las leyes estadounidenses protegen a Facebook del contenido publicado por sus usuarios en la plataforma.

Facebook, que no todavía no ha respondido públicamente a la demanda, ha estado bajo una creciente presión en Estados Unidos y Europa para eliminar las noticias falsas, particularmente en cuestiones electorales y referentes al coronavirus. La compañía se ha asociado con varios medios de comunicación para verificar y eliminar las publicaciones con contenidos falsos.