Nueva era en Alemania

Una CDU descabezada se prepara para regenerarse en la oposición

El conservadurismo alemán pasa por una de las peores crisis de su historia e intenta reorganizarse para afrontar una fase fuera del poder que no se augura fácil tras 16 años de 'merkelismo'

El candidato de la CDU a la cancillería alemana, Armin Laschet, posa con voluntarios de la campaña, este sábado en Berlín.

El candidato de la CDU a la cancillería alemana, Armin Laschet, posa con voluntarios de la campaña, este sábado en Berlín. / JOHN MACDOUGALL

Andreu Jerez

Andreu Jerez

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Hace tan sólo seis meses pocos en la Unión Demócrata Cristiana de Alemania (CDU) podrían haberse imaginado que el partido estaría abocado a la oposición y descabezado a finales del 2021. El plan entonces estaba claro: el elegido por el conservadurismo alemán para suceder a Angela Merkel al frente de la cancillería se llamaba Armin Laschet, un centrista, europeísta, católico y moderado con disposición para pactar tanto con Los Verdes como con los liberales del FDP para formar Gobierno de coalición. Hoy todo eso es historia. El conservadurismo alemán pasa por una de las peores crisis de su historia e intenta reorganizarse para afrontar una fase en la oposición que no se augura fácil tras 16 años de merkelismo.

Helge Braun es un político cercano a Merkel, jefe de la cancillería federal en funciones y uno de los tres candidatos que aspira a suceder a Laschet en la presidencia de la CDU. Cuando el pasado miércoles le pidieron que mostrase una foto para ilustrar su candidatura durante el primer debate interno de la carrera por la presidencia democristiana, Braun mostró una imagen de las celebraciones electorales de 2013, cuando su partido todavía era capaz de obtener más del 40% de los votos.

En los comicios federales del pasado 26 se septiembre, la CDU fue segunda fuerza con poco más del 24%, el peor resultado de la historia del partido. Más que su candidatura por la presidencia democristiana, la imagen escogida por Braun ilustra el estado de melancolía y la nostalgia de los tiempos mejores en la que vive instalado hoy el conservadurismo alemán.

Consulta interna

A partir de este sábado, los 400.000 afiliados de la CDU podrán votar por uno de los tres candidatos a la presidencia del partido. Además de Braun, se presentan dos viejos conocidos: Norbert Röttgen, diputado democristiano especializado en política exterior, y Friedrich Merz, representante del ala derechista de la CDU y enemigo histórico de la cancillera saliente. Tanto Röttgen como Merz ya intentaron el año pasado hacerse con la presidencia de la CDU, pero fracasaron ante Laschet. Ahora que este último está derrotado, vuelven a la carga.

La decisión final sobre el futuro liderazgo del principal partido conservado alemán debería llegar en un congreso digital los días 21 y 22 del próximo enero. Un millar de delegados tendrán que escuchar los discursos de los tres candidatos y votar en consecuencia. Para entonces, ya estará gobernando Alemania la primera coalición semáforo a nivel federal en la historia del país. Ese congreso democristiano tendrá que decidir, por tanto, qué orientación tomará el primer partido de la oposición parlamentaria de Alemania.

En busca de la diversidad

El tono en la campaña por la presidencia de la democracia cristiana alemana es, de momento, afable y constructivo. Una vez asumido que el partido deberá ir a la oposición tras 16 años gobernando de manera ininterrumpida, los tres candidatos apuestan por un tono de equipo y por diversificar las caras visibles del partido, entre las que debería haber más mujeres y más personas de raíces migratorias.

El rejuvenecimiento es, sin embargo, una tarea pendiente en la cúpula de la CDU: Braun tiene 49 años, Röttgen, 56 y Merz, 66. Mientras otros partidos como Los Verdes y los liberales del FDP, con cúpulas claramente más jóvenes, han conseguido hacerse con el apoyo de la mayoría de nuevos votantes, los conservadores perdieron nada menos que 14 puntos entre los votantes más jóvenes en las últimas elecciones federales. La CDU es hoy sobre todo un partido de gente mayor, una mala premisa construir desde la oposición una alternativa para poder volver a lidera algún día -ya sin Merkel- el Gobierno federal alemán.

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