En Clave Europea
Salario mínimo y freno a los alquileres: Berlín marca el nuevo rumbo europeo
La nueva coalición gubernamental alemana rompe con la ‘era Merkel’ al defender una mayor integración europea
Las medidas anunciadas por Ejecutivo sirven de referencia para el resto de Europa
Eliseo Oliveras
El acuerdo de gobierno de la coalición alemana socialdemócrata-verde-liberal marcará el futuro de la Unión Europea (UE) durante los próximos cuatro años. Alemania, que concentra el 25% del PIB y el 19% de la población de la UE, determina la orientación política europea y nada puede aprobarse sin el respaldo o con la oposición alemana. Asimismo, las medidas nacionales anunciadas actuarán como referencia en el resto de la UE, como la subida del 25% del salario mínimo, la construcción con dinero público de 100.000 pisos anuales, el freno alza de los alquileres, la integración de los inmigrantes y el derecho a voto a partir de los 16 años.
El nuevo Gobierno alemán, según las 177 páginas del pacto, promoverá una mayor integración europea para avanzar hacia un “estado federal europeo”, lo que rompe la política de statu quo de la cancillera Angela Merkel. Algunas medidas, como adoptar las decisiones de política exterior europea por mayoría cualificada, requieren reformar el Tratado de la UE. Otras medidas, como una ley electoral europea y reforzar la cooperación militar, se pueden adoptar en el marco actual. Pero algunos frenos permanecen: el tripartito condiciona completar la unión bancaria europea y su sistema de garantía de depósitos al saneamiento previo de los balances de toda la banca.
El primer cambio inmediato respecto a la era Merkel será sustituir la contemporización por firmeza ante la deriva autoritaria de Hungría y Polonia. El tripartito urge a la Comisión Europea a aplicar a Polonia y Hungría el reglamento que condiciona la ayuda europea al respeto del Estado de Derecho. El nuevo Gobierno alemán precisa que solo aprobará el fondo de recuperación a esos países si se dan las precondiciones necesarias.
Soberanía europea
La “soberanía europea” es uno de los “objetivos claves” de la política exterior de la coalición, afirma el próximo canciller alemán, Olaf Scholz. La asunción del Ministerio de Asuntos Exteriores por la colíder verde, Annalena Baerbock, trasladará a la UE una política exterior más basada en valores, con posiciones más firmes frente a Rusia y China. Esto puede acentuar la tendencia de la UE de caer políticas irrealistas de objetivos inalcanzables y con secuelas perjudiciales para los intereses europeos.
La paralización alemana de la autorización final del gaseoducto ruso Nord Stream 2 ha vuelto a disparar el precio del gas, llevando el precio de la electricidad a nuevos récords en la UE, incluida Alemania. Mientras Merkel impulsó el Acuerdo Integral de Inversiones con China, el tripartito mantendrá paralizada su ratificación y abre nuevos focos de tensión con Pekín, alineándose con EEUU al apoyar “la participación relevante del Taiwán democrático en organizaciones internacionales”. Esto choca con la resolución 2578 de la Asamblea General de la ONU, que otorga a Pekín desde 1971 la única representación internacional de China.
El programa de inversiones y transformación climática pactado reforzará el plan verde de la Comisión Europea y puede servir de acicate para el resto de los Veintisiete. El abandono ocho años antes de lo previsto del carbón para producir electricidad (27% del total) supondrá una presión implícita para los países del Este mucho más dependientes (75% en Polonia) y puede generar tensiones. Aunque Alemania logre su objetivo de producir el 80% de la luz de fuentes renovables en 2030, seguirá dependiendo del gas y de la energía nuclear importada de Francia para mantener en marcha su economía, lo que dificultará que Berlín se oponga a que la Comisión Europea incluya al gas y la energía nuclear en el catálogo de energías sostenibles, como reclaman Francia y otros países. El Gobierno de Merkel pidió el 11 de noviembre excluir a la energía nuclear de ese catálogo.
El control del Ministerio de Finanzas alemán por el líder liberal, Christian Lindner, acérrimo defensor del rigor presupuestario, podría dificultar la reforma de las reglas europeas de déficit y deuda, indispensable para consolidar la recuperación pospandemia y financiar la transformación verde de la UE, como reclaman Francia, Italia y España. El pacto alemán incluye reinstaurar en 2023 el freno constitucional a la deuda. Esta disposición restringe el endeudamiento anual al 0,35% del PIB, lo que equivale a 12.000 millones de euros, muy lejos de los 50.000 millones anuales requeridos para la transformación verde pactada. Las necesidades alemanes quizá impulsen a Lindner a aceptar una mayor flexibilidad en el pacto estabilidad, dado su rechazo a subir impuestos.
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