Inquietud

Un supuesto correo de Peng Shuai retractándose aumenta la preocupación por la tenista

La jugadora denunció hace dos semanas que un exalto cargo del partido le forzó a mantener relaciones sexuales

El presidente del circuito femenino pone en duda la autoría del 'e-mail' y exige "pruebas creíbles de que está sana y salva"

Peng Shuai.

Peng Shuai.

Adrián Foncillas

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La maniobra es torpe incluso para los parámetros chinos. La prensa nacional ha finiquitado la ausencia de noticias sobre una tenista que denunció el acoso sexual de un gerifalte con un correo electrónico atribuido a ella. Dice Peng Shuai que no está en peligro ni desaparecida sino descansando en casa, se retracta de las acusaciones de forzarla a mantener relaciones sexuales, agradece la preocupación global y pide que no se publiquen más informaciones sin confirmarlas con ella. El previsible e inmediato incremento de la inquietud tras su publicación subraya la incapacidad china para entender los mecanismos más elementales de la comunicación moderna.

El correo iba dirigido a la Asociación de Tenis Femenino (WTA, por sus siglas inglesas), que ha liderado la exigencia de respuestas. Su presidente, Steve Simon, ha manifestado las dudas sobre la autoría de Peng y perseverado en su petición de "pruebas creíbles de que está sana y salva". La aparición del correo en la versión en inglés de la televisión pública china CGTN y la ausencia de eco en la prensa local sugiere que se buscaba la audiencia internacional.

La historia implica a dos celebridades del deporte y la política. Peng, de 35 años, ganó en la modalidad de dobles con su pareja taiwanesa los campeonatos de Wimbledon y Roland Garros en la década pasada. Zhang Gaoli, de 75 años, fue uno de los siete miembros del comité Permanente del Politburó en el primer mandato del presidente, Xi Jinping, y se jubiló como viceprimer ministro en 2018. Su vínculo, como es habitual en las élites políticas, era desconocido hasta que Peng publicó dos semanas atrás en su cuenta de Weibo, la plataforma china más célebre, un escrito de 1.500 palabras. Desde entonces, Peng no ha vuelto a aparecer en público.

En el mensaje, describe las turbulencias de una relación extramarital durante una década. Empieza admitiendo la falta de claridad de su relato y describiéndose como "hipócrita" y "mala mujer" por, aparentemente, ejercer de discreta amante. Relata la felicidad de los primeros años a pesar de las humillaciones cotidianas que sufría de la esposa y del ocultamiento de la relación de la madre. También habla de su desazón tras el súbito olvido de Zhang y profundiza en la llamada recibida tres años atrás tras muchos de silencio. El político la citó en su domicilio. "¿Por qué volviste a mí, me llevaste a tu casa y me forzaste a mantener relaciones sexuales?", se pregunta la jugadora. "Durante el mediodía me negué y lloré (…) Durante la cena aún era reticente. Me dijiste que me odiabas, que nunca me habías olvidado en aquellos siete años y que me tratarías bien… Estaba aterrorizada y ansiosa. Teniendo en cuenta el afecto que sentía por ti siete años atrás, estuve de acuerdo. Sí, tuvimos sexo". Después llegan más discusiones y otra súbita desaparición de Zhang "al igual que siete años atrás". "Sé que alguien tan importante como tú no está preocupado. Pero no me importa ser un huevo que choca contra la roca o una mosca que vuela hacia las llamas, quiero contar la realidad de lo que ocurrió entre nosotros", señala.

Practicas impunes

El movimiento 'metoo' no ha sido ajeno a China, con una sociedad patriarcal y jerárquica que acostumbraba a barrer bajo la alfombra los acosos sexuales. Académicos, celebridades y periodistas han sido castigados en los últimos años por prácticas tradicionalmente impunes. El caso actual, sin embargo, alcanza por primera vez a la élite del poder. Lo hace, además, después de que el presidente Xi Jinping impusiera un férreo código ético a sus filas. No es extraño que las condenas por corrupción lleguen aliñadas con alusiones a amantes extraconyugales como corolario de una actitud decadente.

El coro del gremio tenístico no cesa. Campeones como Novak Djokovic, Naomi Osaka o Chris Evert han manifestado sus desvelos por Peng. Simon, presidente de la WTA, ha desvelado que su organización se plantea su futuro en China si no recibe respuestas convincentes. China se enfrenta a un problema de órdago, con todos los focos globales apuntándola, y necesitará de algo más que un correo electrónico para solventarlo.