Cita con las urnas

Argentina celebra elecciones legislativas al borde del precipicio

El peronismo prevé una fuerte derrota en los comicios que se celebran este domingo

El Gobierno pone en juego el control de las dos cámaras parlamentarias en medio de rumores de crisis cambiaria

El presidente argentino, Alberto Fernández, y la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, durante un mitin en Buenos Aires.

El presidente argentino, Alberto Fernández, y la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, durante un mitin en Buenos Aires. / PRESIDENCIA DE ARGETINA / ESTEBAN COLLAZO

Abel Gilbert

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Los argentinos acuden a las urnas para renovar el Congreso y decidir con su voto la frágil supervivencia o la desgracia completa del Gobierno peronista. Las principales encuestas previas a la contiendan auguran una nueva catástrofe electoral para el presidente, Alberto Fernández, y su vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner. En las primarias abiertas y obligatorias de septiembre pasado, el oficialismo perdió casi cinco millones de adhesiones: la promesa de "volver mejores" que les permitió derrotar a la derecha en 2019, se hizo añicos con la pandemia y el añadido de un desastre económico. Las heridas sociales y económicas no se restañaron: todo lo contrario. El votante histórico del peronismo dio entonces las espaldas a sus líderes. Ese resultado, que ningún sondeo previo auguró, puso en jaque a los Fernández. Ellos llegan a las legislativas distanciados, en medio de sordos reproches mutuos, sin saber muy bien cómo será el día después de las elecciones.

Solo un encuestador, Artemio López, ha puesto en entredicho en las últimas horas las aciagas profecías de sus colegas y ha asegurado que la pelea entre el peronismo y la coalición de derechas, Juntos, se encuentra en un empate técnico. Su augurio ha resonado como el de un predicador en el desierto de la desesperanza. El presidente se ha aferrado a ese posible milagro. Al cerrar la campaña electoral en la populosa periferia bonaerense, Fernández pidió a sus atribulados seguidores que vayan a hablar con sus vecinos y les digan que el desastre tiene una explicación: el covid-19, que mató a unas 251.000 personas, obligó a un prolongado confinamiento y a reconstruir un sistema sanitario deshecho por la Administración anterior. Un 60% de los argentinos ha recibido las dos dosis de la vacuna. Pero ese esfuerzo no ha servido para preservar las fidelidades electorales. El PIB se contrajo en 2020 un 9,9%. Durante el primer semestre de este año acumula un alza de más de 10 puntos. Pero los frutos de ese crecimiento no han llegado a los empobrecidos bolsillos de casi el 41% de la población.

El factor FMI y otros miedos

Argentina se encuentra hipotecada. Durante la presidencia de Mauricio Macri (2015-19), el país recibió un préstamo del Fondo Monetario Internacional (FMI) de 44.000 millones de dólares que financió una colosal fuga de capitales al exterior. "Una deuda impagable", recordó Fernández. En 2022 hay que abonarle al organismo 19.270 millones de dólares que no existen en las arcas del Banco Central argentino. Fernández no quiere caer en la suspensión de pagos ni tampoco aceptar las exigencias del organismo. Sin embargo, el camino del medio no se divisa en el horizonte. "Me tomaré el tiempo que haga falta para encontrar el mejor acuerdo", ha dicho, a la espera de que esa firmeza redunde en un mejor desempeño electoral. Fernández aguarda a su vez un acuerdo con buena parte del empresariado que pudiera sostener los precios de los productos básicos, congelados hasta enero, y especialmente el del dólar. Las elecciones se celebran bajo el temor indisimulable de una crisis cambiaria de proporciones si la derrota es mayúscula.

Diego Santilli, candidato a diputado de Juntos, en un acto de campaña en La Plata (Argentina).

Diego Santilli, candidato a diputado de Juntos, en un acto de campaña en La Plata (Argentina). / DEMIAN ALDAY ESTÉVEZ

La coalición Juntos está convencida de que el peronismo sufrirá una tunda y allanará en 2023 su regreso al poder. En rigor, en las primarias obtuvo los mismos votos que en 2019. Los peronistas se quedaron en sus casas, pero no optaron por la derecha. Este domingo, la alianza de macristas y radicales confía en poder alterar las actuales relaciones de fuerza en la Cámara de Diputados y el Senado, donde el oficialismo es mayoría y, además, condicionar severamente al Gobierno en los dos años que le quedan. "Les pedimos trabajo y nos respondieron con platita (dinero), como si pudieran comprar nuestra dignidad... Y les pedimos que no nos maten más por un par de zapatillas y dijeron que no iban a hacer nada porque esto pasa en todas partes del mundo. No es así, no es así", dijo el candidato a diputado por el distrito bonaerense, Diego Santilli. El brutal asesinato de un comerciante en la periferia, días atrás, ha provocado conmoción social. El crimen, perpetrado por dos ladronzuelos, se coló en la campaña electoral y colocó al peronismo a la defensiva.

Ascenso de la ultraderecha

"La estrategia general para revertir el fracaso de septiembre pasó de la falta de conexión al menosprecio", consideró Carlos Pagni, columnista del diario La Nación. Pagni detecta una "curiosidad" en estos comicios: no solo el deterioro del peronismo sino un corrimiento de la ciudadanía "hacia los bordes del sistema. O hacia el antisistema". En la noche del domingo se verificará aquello que proyectan los sondeos, el ascenso de una ultraderecha de algunos aspectos similares a la Vox española. "La provincia que no puede sustentar su gasto, que se fusione con otra", propuso el libertario José Luis Espert a los bonaerenses. El excantante de 'heavy metal' y economista Javier Milei es aún más osado: pidió al electorado capitalino olvidarse de uno de los aforismos históricos de Eva Perón: "Donde hay una necesidad, hay un derecho (social)". El remedio para la crisis, insiste, es el anarcocapitalismo. Un elogio al "sálvese el que pueda". El país parece dejar atrás la pandemia y la recesión. Pero lo que se atisba es el precipicio.