Planes poselectorales

Los objetivos climáticos separan a los Verdes y liberales alemanes

Los ecologistas temen que un acuerdo con socialdemócratas y liberales se quede corto para alcanzar las metas de los acuerdos de Glasgow

Los colíderes del Partido Verde, Baerbock y Habeck , asisten a una rueda de prensa tras las elecciones en los estados de Baden-Wuerttemberg y Renania-Palatinado en Berlín.

Los colíderes del Partido Verde, Baerbock y Habeck , asisten a una rueda de prensa tras las elecciones en los estados de Baden-Wuerttemberg y Renania-Palatinado en Berlín. / FILIP SINGER / POOL / EFE

Andreu Jerez

Andreu Jerez

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El diario berlinés “Tageszeitung” (popularmente conocido como “Taz”) publicó a inicios de esta semana una portada que resume el momento que atraviesan las negociaciones para una Coalición Semáforo en Alemania: en un selfie posteado en Instagram pocos días después de las elecciones alemanas del pasado septiembre por las direcciones de Los Verdes y los liberales del FDP, los rostros de Annalena Baerbock y Robert Habeck – copresidentes de la formación ecologista – aparecen cubiertos con sendos emoticonos de desesperación usados habitualmente en los canales de Whastapp y otras redes sociales. “Nuevo selfie de Los Verdes”, tituló el “Taz”, editorialmente, el más cercano al partido ecoliberal. La meme-portada es un aviso a navegantes.

A pesar del secretismo que rodea las conversaciones para formar gobierno entre los socialdemócratas del SPD, Los Verdes y el FDP, y a que las pocas declaraciones filtradas por algunos de sus participantes insisten en transmitir optimismo, a estas alturas está claro que los objetivos climáticos se están erigiendo como uno de los principales obstáculos de la Coalición Semáforo.

La celebración de la COP 26 en Glasgow ha vuelto a situar la crisis climática en lo más alto de la agenda política: la cumbre pone nuevamente sobre la mesa la brecha existente entre los objetivos del Acuerdo de París y la disposición de la mayoría de los gobiernos para cumplirlos. Los Verdes alemanes temen pasar a formar parte de un ejecutivo cuyos objetivos climáticos queden demasiado lejos de las promesas de su programa electoral.

“Nuevas elecciones”

“Si en los próximos días no conseguimos encontrarnos en el asunto de la protección climática, entonces amenazan nuevas elecciones”, dijo hace pocos días Winfried Hermann, el ministro de Transportes del Baden-Württemberg, el único estado federado de Alemania con un gobierno regional liderado por Los Verdes. Hermann no duda en señalar como grandes responsables del posible fracaso a los liberales del FDP y sus resistencias a una política climática más ambiciosa.

Las declaraciones de Winfried generaron mensajes apaciguadores desde las filas de las tres formaciones. “Es una opinión individual”, respondió Marco Buschman, primer secretario ejecutivo de la fracción parlamentaria del FDP en Bundestag. “Estoy seguro de que superaremos las dificultades y de que llegaremos a un buen acuerdo también para Los Verdes y sus votantes”, reaccionó Norbert Walter-Borjans, copresidente del SPD. “Está claro que las negociaciones son exigentes, pero algo es seguro: no es momento para especular sobre nuevas elecciones”, dijo Michael Kellner, director de campaña y secretario general verde.

Pese a esas palabras pacificadoras, los ecologistas son hasta el momento los menos satisfechos con la marcha de unas negociaciones en las que participan 300 políticos. En una carta interna a su partido sobre la que informan medios alemanes, Annalena Baerbock y Robert Habeck han pedido aumentar la presión pública sobre las negociaciones para que sus posiciones avancen sobre todo en la cuestión climática. Ocho oenegés ecologistas habían protestado previamente sobre el acuerdo preliminar presentado a mediados del pasado octubrepor SPD, verdes y FDP, y sobre el que se están celebrando las actuales conversaciones.

Ese documento establece la voluntad expresa de contribuir a no superar los 1,5 grados en el aumento de la temperatura global hasta final de siglo, tal y como establece el Acuerdo de París del 2015. El preacuerdo se autoimpone como objetivo, sin embargo, el abandono del carbón en el 2030, en el mejor de los casos, y en 2038, en el peor. Crecen por ello las dudas dentro de Los Verdes sobre la idoneidad de entrar en una Coalición Semáforo con estos mimbres a la vista de las urgencias que exige la crisis climática.

¿Gobierno en diciembre?

La financiación del cambio de matriz energética de fuentes fósiles a fuentes puramente renovables es otro de los caballos de batalla, especialmente entre Los Verdes y el FDP. Ambos luchan por hacerse con el control de Ministerio federal de Finanzas. Los liberales han repetido por activa y por pasiva que el aumento de los impuestos y la eliminación del límite a la deuda anclado constitucionalmente en Alemania son sus dos líneas rojas para gobernar con socialdemócratas y ecologistas.

La duda que queda en el aire es cómo pretende financiar ese hipotético gobierno los grandes planes en inversiones públicas que Los Verdes tienen para modernizar el modelo energético del país – ampliación de la infraestructura de energía renovable, de la red de distribución de esa energía verde y de los puntos de carga para coches eléctricos, por poner sólo tres ejemplos –. A algunos analistas alemanes se les agota ya la imaginación sobre cómo funcionará la compatibilidad de los planes verdes y liberales.

Los socialdemócratas, mientras tanto, mantienen firme el objetivo de investir canciller a su candidato Olaf Scholz la primera semana de diciembre. Los tres partidos se han autoimpuesto la última semana de noviembre como plazo para presentar un pacto de gobierno. “Lo que cuenta es el resultado, no la fecha”, advierten desde la dirección ecologista.

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