Primer aniversario de su victoria electoral

La popularidad de Biden sigue en caída libre

El 71% de los estadounidenses desaprueba el rumbo del país, un año después de su triunfo en las urnas

El demócrata es el tercer líder más impopular en la historia moderna del país a estas alturas de mandato

biden

biden / Jeff Mitchell / AFP

Ricardo Mir de Francia

Ricardo Mir de Francia

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La buena estrella de Joe Biden se apaga a marchas forzadas. Un año después de su victoria electoral contra Donald Trump, que llega en el noveno mes de su presidencia, la popularidad del demócrata sigue en caída libre y sin visos de recuperación inminente. El boom económico de principios de año ha dejado paso a una recuperación tímida, amenazada por los problemas de suministro y la mayor inflación anual de los últimos 30 años, un bache al que ha contribuido el resurgir de la pandemia con la proliferación de la variante delta del covid-19. El revés sanitario coincide a su vez con el estancamiento de su agenda en el Congreso, no solo por la oposición republicana sino por las dificultades de Biden para gobernar un partido donde conviven sensibilidades políticas muy dispares.

Esa suma de factores, a los que habría que añadir la atropellada salida de Afganistán y el repunte de la inmigración irregular, han dejado a Biden seriamente tocado. Solo el 43% de los estadounidenses respalda su gestión, frente al 51% que la desaprueba, según la media de las encuestas de Real Clear Politics. Esos porcentajes le han convertido en el tercer presidente más impopular de la historia moderna a estas alturas de mandato, solo superado por Trump, quien contaba entonces con un 39% de popularidad, y el también republicano Gerald Ford (1974-1977), quien basculaba por encima del 38%. Peor todavía es la percepción sobre el rumbo adoptado por el país durante su presidencia: el 71% de los estadounidenses cree que va en la dirección equivocada, según un sondeo de NBC News.

Puntos de inflexión

La suerte de Biden empezó a cambiar a mediados de mayo, cuando el país soñaba con dejar atrás la pandemia gracias a uno de los índices de vacunación por entonces más altos del mundo, que le sirvieron al demócrata para presentarse como un gestor eficiente y responsable tras el desgobierno sanitario de su predecesor. Pero la irrupción de la variante delta devolvió la vulnerabilidad al país, poco antes de que la popularidad del demócrata entrara en caída libre tras la desastrosa retirada de Afganistán, precipitada por el colapso del Gobierno proocidental en Kabul y la vuelta al poder de los talibanes.

Si bien la mayoría de estadounidenses apoya la decisión de abandonar el país asiático, el caos que acompañó su ejecución dejó una mancha importante en la hoja de servicios del presidente. En una encuesta de septiembre, solo el 26% bendijo las formas de la retirada. "La promesa de la presidencia Biden –conocimiento, competencia y estabilidad– han quedado seriamente cuestionadas", decía recientemente el estratega y encuestador demócrata, Jeff Horwitt. Biden está perdiendo terreno especialmente en los suburbios, que fueron esenciales para su victoria electoral de noviembre de 2020, debido a la movilización de las mujeres contra Trump.

A lo que habría que añadir la creciente desafección de los votantes independientes. Ambos grupos de población serán determinantes en las legislativas del próximo año, donde los demócratas necesitan como mínimo quedarse como están para que Biden mantenga opciones de legislar sin grandes concesiones. De momento, tanto sus planes para remozar las infraestructuras como para pilotar la transición ecológica siguen encallados en el Congreso.