Tendencia laboral

El teletrabajo se repliega en Europa

teletrabajo

teletrabajo / El Periódico

Lucas Font
Enric Bonet
Begoña Arce
Irene Savio
Andreu Jerez
Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

A medida que aumenta el porcentaje de población vacunada y se reduce el número de contagios, el teletrabajo en Europa pierde fuelle. A continuación se ofrece un recorrido por los principales países europeos para analizar cómo se están adaptando al trabajo en remoto a medida que la pandemia pierde virulencia.

Francia

Las oficinas vuelven a llenarse en Francia. Desde el 1 de septiembre, se terminaron las recomendaciones del Gobierno francés de trabajar a distancia. El Ejecutivo liderado por Emmanuel Macron prefirió no legislar sobre el teletrabajo y lo promovió a través de protocolos, respetados por la mayoría de empresas. Con el avance de la vacunación y la mejora de la situación sanitaria, fueron flexibilizándose las peticiones gubernamentales de apostar por el trabajo a distancia. Hasta el punto que con la rentrée caducó la idea de que debía respetarse un mínimo de días de teletrabajo cada semana.

Desde entonces, la posibilidad de ejercer su empleo desde su domicilio quedó a expensas del diálogo interno en las empresas. Los funcionarios disponen de la posibilidad de teletrabajar tres días cada semana en aquellos puestos en que resulte factible. Aunque el teletrabajo representa una realidad que ha llegado para quedarse en Francia, las oficinas llenas de empleados vuelven a ser la norma. Este regreso a una aparente normalidad ha coincidido con la obligatoriedad de disponer de un pasaporte covid para todos los sanitarios, pero también para todas aquellas profesiones que requieran contacto con el público, como los camareros, profesionales de la cultura o de eventos deportivos.

Según datos del ministerio de Trabajo, el 23% de los asalariados hicieron al menos un día de teletrabajo durante el verano. Pero solo el 14% de los empleados que pueden ejercer sus labores a distancia apostaron por esta opción durante los cinco días de la semana. Es decir, el 3% del total de los asalariados. La Francia encerrada en sus casas teletrabajando ya es cosa del pasado. /ENRIC BONET

Portugal

A pesar de que el Gobierno portugués llegó a decretar el teletrabajo obligatorio en todo el país hasta en dos ocasiones durante la pandemia, lo cierto es que todavía no hay una legislación clara a este respecto. La única norma en vigor fue aprobada antes del covid y deja abiertas dudas sobre, por ejemplo, quién debe hacerse cargo de los gastos del agua o de la electricidad.

El Partido Socialista del primer ministro, António Costa, está recibiendo presiones de los partidos de izquierda para que la nueva ley, que se está tramitando en el Parlamento, obligue a las empresas a hacerse cargo de estos gastos y proteja el derecho a la desconexión. Otros aspectos como establecer un máximo de días por semana en régimen de teletrabajo también están sobre la mesa, a pesar de que la mayoría de empresas ya están optando por un regreso al trabajo presencial, ya sea de forma total o parcial.

La caída de los contagios y el avance de la vacunación en el Portugal -que alcanzó a finales de septiembre el 85% de la población inmunizada- han provocado un fuerte descenso en el porcentaje de trabajadores a distancia. Un 14,9% de las personas con empleo en el país trabajaron desde casa en el segundo trimestre de 2021, muy lejos del 23,1% registrado en el mismo período de 2020, según datos del Instituto Nacional de Estadística. Estas cifras contrastan con el potencial del país para adaptarse al trabajo remoto, ya que más de un tercio de los trabajadores lusos podrían desarrollar sus tareas desde casa, según datos de la agencia europea Eurofound./ LUCAS FONT

Italia

Con la pandemia en remisión, el mundo laboral italiano empezó a reorganizarse para apuntalar las reglas del teletrabajo. Los primeros intentos, sin embargo, se están llevando adelante con no pocas polémicas y dificultades. La razón es que la experiencia del teletrabajo parece no haber convencido ni al Estado ni a muchas empresas que han pedido a sus asalariados de volver a trabajar presencialmente, mientras que numerosos trabajadores se niegan a ello.

En el caso de los empleados públicos, el rechazo a regresar todos al trabajo presencial ha abierto una disputa que ahora se está dirimiendo a través de una mesa de diálogo que, en su último borrador, propone que se pueda trabajar también desde fuera de Italia. Aún así, el desenlace aún debe conocerse. En una situación similar, también se encuentra el sector privado que, en base a la ley existente (2017), debe firmar contratos específicos con los que teletrabajan. Mientras que algunas empresas ya lograron llevar adelante diversos convenios, otros los rechazan. Lo demostraba esta semana el caso de la sucursal de una aseguradora que pidió a todos sus 4.000 trabajadores de volver al trabajo presencial, lo que acabó en una huelga.

La explicación a estos conflictos tal vez pueda hallarse en que Italia no tiene tradición de teletrabajo. Según el observatorio Smart Working, el país tenía en 2019 uno de los porcentajes de teletrabajadores más bajos de la UE (4,8%). Luego, en 2020, el dato subió hasta los 6,5 millones y, para el año 2021, la previsión es que se ronde los 5 millones, de 23 millones de trabajadores activos en el país. /IRENE SAVIO

Alemania

La crisis sanitaria llevó al Ejecutivo federal alemán a aprobar la llamada Ley de Protección contra la pandemia que le permite gobernar a través de decretos al considerar que la situación que vive el país es excepcional. En ese contexto, el Ministerio federal de Trabajo aprobó el Decreto para la Protección del Trabajo que establece las reglas para las relaciones laborales mientras que el fin de la pandemia no sea declarado por las autoridades.

Ese decreto incluye un apartado dedicado al teletrabajo. "El empleador esta obligado a tener en cuenta la oferta de home office en el marco del concepto de higiene empresarial”, dice el texto, que añade: “Trabajar desde casa sigue estando ligado a la aprobación del empleado”. Salvo que el contrato laboral así lo establezca expresamente, el teletrabajo sigue siendo, por tanto, una opción para empresas y trabajadores, nunca una obligación.

Si el teletrabajo se acaba aplicando, la empresa estará obligada a cumplir con los mismos criterios de seguridad laboral correspondientes al trabajo presencial, así como a respetar los horarios laborales y los descansos establecidos en el contrato. El decreto del Ministerio de Trabajo alemán también establece expresamente que el empleador nunca está legitimado a reducir el salario de sus trabajadores si estos trabajan desde casa.

Un estudio publicado este año por la Fundación Hans Böckler, cercana a los sindicatos alemanes, apunta que el teletrabajo alcanzó su porcentaje máximo del 27% del conjunto de trabajadores durante el mes de abril del 2020 -en el marco de las primeras restricciones de la vida pública-. Ese porcentaje cayó hasta el 15% el pasado junio. El porcentaje de personas que se acogían a la opción de home office en Alemania antes de la pandemia era del 4%. /ANDREU JEREZ

Reino Unido

El Gobierno de Boris Johnson suprimió la obligatoriedad del teletrabajo en Inglaterra el pasado 19 de julio. Las autoridades recomendaron a las empresas que tomaran precauciones y se mantuvieran vigilantes durante la reincorporación. El primer ministro pidió que el retorno se hiciera “gradualmente”, como así ha sido. En septiembre, coincidiendo con la reapertura de las escuelas, se percibió una vuelta significativa, aunque parcial, de empleados a fábricas, despachos y puntos de Londres como la City y Canary Wharf, donde se concentra el sector financiero.

El Ejecutivo está preparando actualmente una ley para regular el trabajo flexible. De acuerdo con el borrador, sometido a consultas hasta el 1 de diciembre, el futuro empleado tendrá derecho a exigir flexibilidad desde el primer día. La nueva legislación no estará lista hasta el 2023.

 El director ejecutivo de la banca de inversión Goldman Sachs ha llegado a decir que el trabajo desde casa es una “aberración”, pero no todos lo ven así. Los empresarios están divididos y en muchos lugares se mantiene un sistema híbrido, alternando teletrabajo con la presencia ‘in situ’.

En estos momentos, ante el inquietante aumento de contagios que sufre el Reino Unido, las autoridades sanitarias han pedido sin éxito a Johnson que imponga el teletrabajo como medida preventiva. El propio Gobierno ha evocado la posibilidad de que al ritmo actual se llegue este invierno a los 100.000 contagios diarios. Si la situación se agrava habrá muy probablemente otro confinamiento.