Tendencia consolidada

Casi la mitad de los empleados en EEUU teletrabajan

Hasta un 45% de los empleados estadounidenses sigue trabajando en remoto, tanto parcial como totalmente

Desde el gobierno federal a grandes empresas de varios sectores, el trabajo en remoto se expande por el país

teletrabajo

teletrabajo / El Periódico

Idoya Noain

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La última encuesta de Gallup entre trabajadores de plantilla en Estados Unidos llegaba hace una semana con un titular definitivo: “El trabajo remoto persiste y tiende a permanente”. La conclusión de la firma de sondeos se basa en cifras como que el 45% de esos trabajadores siguen teletrabajando (25% a tiempo completo y 20% de forma parcial). Y aunque hay que usar muchos matices para describir el panorama general en EEUU, lo cierto es que los cambios que impuso la lucha para contener el coronavirus en muchos sectores laborales y la transformación que esa experiencia ha provocado en las prioridades de muchos trabajadores parecen haber llegado para quedarse.

Basta mirar al gobierno federal, que con 2,1 millones de trabajadores es el mayor empleador de EEUU, para entender la nueva realidad. Hace dos semanas, conforme seguía remitiendo la amenaza de la pandemia y de la variante delta y avanzando la vacunación, en buena parte por los mandatos de inmunización, la Administración de Joe Biden levantó para las agencias gubernamentales la restricción que había limitado al 25% la presencia de funcionarios en sus instalaciones. El memorando de 20 páginas incluía, no obstante, el diseño de un plan permanente para expandir el trabajo remoto en el futuro inmediato y, potencialmente, a largo plazo.

En el sector privado está sucediendo algo similar. Las situación actual de la pandemia y las directrices de la Administración para empresas de más de 100 empleados para requerir la vacunación o pruebas constantes están permitiendo un regreso gradual a las oficinas que se ha acelerado en las últimas semanas según los datos de Kastle Systems, una empresa que mide las tarjetas de seguridad que se usan para entrar en empresas de 10 ciudades. Ese retorno es especialmente pronunciado en lugares como Nueva York en el sector de las finanzas.

Las empresas, no obstante, están aplicando lecciones sobre trabajo remoto aprendidas en pandemia y adaptándose también a trabajadores que han revalorizado la flexibilidad y están dejando o amenazando con dejar puestos inflexibles. Muchas no planean aperturas totales de sus oficinas hasta finales de año o principios del año que viene (como Apple o Google), algunas como Microsoft directamente han pospuesto esa reapertura indefinidamente y se prodigan los casos de los que van a permitir a parte de sus plantillas seguir teletrabajando (40.000 empleados en el caso de Pricewaterhouse Coopers), adoptando un modelo híbrido (como el que plantea) o implementando horarios más flexibles. Incluso empresas como Goldman Sachs o JP Morgan que inicialmente promulgaron la vuelta a la oficina cinco días han dado marcha atrás, acercándose a la voluntad de los trabajadores y evitando la fuga a rivales del sector más generosos con el trabajo remoto.

Teletrabajo, una cuestión de clase

Como todo en EEUU la situación del teletrabajo hay que analizarla no solo según diferencias regionales, especialmente significativas en el caso del impacto actual del virus, pero también y especialmente, con dos filtros imprescindibles para abordar cualquier cuestión en el país. Uno es el de la endémica y creciente desigualdad, y bajo ese se ve que las las opciones del teletrabajo, que nunca existieron para trabajadores esenciales, también han sido prácticamente nulas para muchos de los empleados en los puestos peor pagados. El 79% de esos trabajadores 'blue collar' ya habían retornado a sus trabajos en persona en marzo mientras que el 67% de los 'white collar', mejor pagados, siguen trabajando totalmente o parcialmente en remoto según la encuesta reciente de Gallup.

El otro filtro es el de la profunda y también agudizada división política, y la cuestión del trabajo remoto también se ve bajo la perspectiva partidista, con los demócratas en líneas generales abiertos a la flexibilización y los republicanos apostando por un retorno al modelo anterior a la pandemia.