Caída del dictador

Diez años del linchamiento y muerte de Gadafi en Libia

El líder libio cayó en manos de una turba que lo sacó a golpes de su escondite, una gran tubería en su ciudad natal, Sirte, y lo golpeó y torturó hasta su muerte

El país magrebí prepara elecciones presidenciales y legislativas para el mes de diciembre tras un año del alto el fuego que puso final a casi una década de guerra civil

Un combatiente del National Transitional Countil (NTC) apunta con un arma al exlíder libio Muammar Gaddafi en Sirte en esta imagen fija tomada de un video filmado el 20 de octubre de 2011.

Un combatiente del National Transitional Countil (NTC) apunta con un arma al exlíder libio Muammar Gaddafi en Sirte en esta imagen fija tomada de un video filmado el 20 de octubre de 2011.

Kim Amor

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El coronel Muamar el Gadafi ni siquiera tuvo un juicio como el iraquí Sadam Husein. El dictador libio cayó en manos de una turba que lo sacó a golpes de una gran tubería de drenaje, donde se había escondido a las afueras de Sirte, su ciudad natal, y lo torturó hasta que acabó con su vida. Los ejecutores grabaron la escena de la captura y del linchamiento, así como la exhibición de su cuerpo sin vida con heridas y ensangrentado. Tuvieron su cadáver expuesto durante cuatro días en el interior de un cámara frigorífica industrial. De esas imágenes impactantes, que dieron al vuelta al mundo, hace hoy diez años. La muerte del dirigente libio no significó el fin de la guerra en el país magrebí, sino el punto de partida de un conflicto que ha durado una década.

La rebelión contra el régimen de Gadafi, en el poder durante 42 años, arrancó poco después de empezar 2011. Ya habían caído en desgracia los presidente de Túnez, Zine el Abidine Ben Alí, y de Egipto, Hosni Mubarak. Pero a diferencia de estos países, en Libia, como ocurrió en Siria, la revuelta derivó en guerra civil. El coronel, un personaje esperpéntico que se dedicó gran parte de su "reinado" a enfrentarse a Occidente y a financiar a grupos terroristas, hizo lo que mejor sabía hacer para frenar la revuelta popular. Reprimirla con extrema dureza. El ejército fiel al dictador, bien pertrechado, controló durante los primeros meses la resistencia armada y reconquistó gran parte del territorio que había caído en manos de los rebeldes. Cuando ya se daba por segura su victoria intervino la aviación de la OTAN. Fue su final.

 Muammar Gaddafi, es recibido por el primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi en Roma, el 16 de noviembre de 2009

Muamar Gadafi, es recibido por el primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi en Roma, el 16 de noviembre de 2009 / REMO CASILLI / REUTERS

Paradójicamente, la caída de Gadafi se produjo cuando había empezado un proceso de reconciliación con Occidente. Uno de sus estrechos amigos entonces fue el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, que años antes, en el 2007, lo había recibido con todos los honores en el Palacio del Elíseo. Ahora hace un año, el exmandatario francés fue imputado por supuestamente haber financiado la campaña electoral que le llevó al poder ese mismo año con dinero de la libia de Gadafi. Otro de los 'amigos' del dictador fue el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi. La reconciliación con la potencia colonial llegó incluso a manifestarse en el fútbol. Uno de los siete hijos varones de Gadafi llegó a jugar en la liga italiana de fútbol.

Liberado y amnistiado

De hecho, cuando Gadafi vio su mundo perdido, ya derrotado militarmente, recorrió de forma desesperada a su "querido Silvio" para que lo salvara del desastre. La revista francesa 'Paris Match' reveló pocos días después de la muerte del dictador una carta que había enviado esos aciagos días al político italiano. "Querido Silvio (...) Detén los bombardeos que matan a nuestros hermanos libios y a nuestros niños. Habla con tus amigos y aliados para hacer que cese esta agresión contra mi país. Espero que Dios todopoderoso te guíe por el camino de la justicia”, rezaba parte de la misiva.

Libia vive estos días un proceso de transición democrática, tras un año de alto el fuego. El acuerdo de paz firmado entre las dos facciones que se enfrentaron por el dominio del país tras la muerte del dictador ha hecho posible que el país se prepare para celebrar el próximo 24 de diciembre elecciones presidenciales y legislativas.

Entre los candidatos, Saif el Islam, uno de los hijos de Gadafi, de los pocos que se libraron de la quema. El Islam, de 49 años, pasó varias años en prisión en su país hasta que fue liberado en el 2017 y amnistiado, aunque pesa sobre él una orden de detención internacional para ser juzgado por la Corte Penal Internacional (CPI) por supuesto crímenes contra la humanidad. Se pasó a las filas del mariscal Jalifa Hafter, jefe de uno de los bandos de la guerra civil. "Los políticos libios no han traído más que miseria. Ha llegado el momento de volver al pasado", declaró el pasado mes de julio al 'The New York Times'. Fuentes de Inteligencia libias afirmaron a la cadena británica 'BBC' que el hijo mayor de Gadafi sería el favorito de Rusia para gobernar el país. La sombra de los Gadafi todavía planea sobre Libia.

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