Tensión en Asia

Corea del Norte lanza un misil desde un submarino antes de la cita internacional en Washington

Pionyang persevera en su frenética dinámica de lanzamientos de las últimas semanas

Foto proporcionada por la Agencia Central de Noticias de Corea del Norte (KCNA) del disparo de prueba de un misil antiaéreo recién desarrollado en Corea del Norte el 30 de septiembre.

Foto proporcionada por la Agencia Central de Noticias de Corea del Norte (KCNA) del disparo de prueba de un misil antiaéreo recién desarrollado en Corea del Norte el 30 de septiembre. / Kim Un Hyok/KCNA/dpa

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Corea del Norte persevera en su frenética dinámica de lanzamientos de las últimas semanas. La mañana del martes ha probado un misil propulsado desde un submarino, el primero en dos años, que voló horas antes de que empezaran en Washington las charlas internacionales sobre su desnuclearización.

El misil de corto alcance fue eyectado pocos minutos después de las 10 AM (hora local) y avanzó unos 450 kilómetros hacia el este a una altura máxima de 60 kilómetros hasta hundirse en el Mar del Japón, según la agencia oficial surcoreana Yonhap. Fue lanzado desde Sinpo, una ciudad de la costa oriental que cuenta con una base de submarinos. Pionyang ya había probado estos misiles, más difíciles de detectar que los lanzados desde tierra, en 2015 y 2019. Han sido mostrados en desfiles militares y se vieron por última vez en una feria de armamento celebrada en Pionyang la semana pasada.

Corea del Norte programa sus lanzamientos atendiendo al calendario y los eventos se amontonan estos días. Japón, enemigo histórico regional y víctima recurrente de sus diatribas, se prepara para sus elecciones electorales. Su primer ministro, Fumio Kishida, habló esta mañana de un suceso “especialmente lamentable”. Y en Washington van a pactar hoy los jefes diplomáticos nucleares de Estados Unidos, Corea del Sur y Japón la estrategia para devolver a la mesa de negociaciones a Pionyang y desatascar el proceso de desnuclearización. Es probable que debatan la propuesta del presidente surcoreano, Moon Jae-in, de firmar el final de la Guerra de Corea que terminó en 1953 con un armisticio. El tratado es clave para Moon, que ha hecho de la pacificación en la península su misión vital, pero es complicada desde la perspectiva legal y algunos la juzgan como un premio desmedido mientras Pionyang siga con sus desmanes misilísticos.

Una febril etapa de lanzamientos

Y, además de la agenda global, Corea del Norte también atendía a su ego. Su vecina del sur había reclamado las portadas globales semanas atrás con el lanzamiento de un misil desde un submarino que lo convertía en el único país del mundo sin armas nucleares que domina esa tecnología. El lanzamiento norcoreano culmina un periodo febril en el que ha lanzado misiles de largo alcance con capacidad para llevar una ojiva hasta Japón, proyectiles eyectados desde trenes e incluso un misil hipersónico.

La intensa actividad armamentística discurre en paralelo a su diplomacia ciclotímica que un día retoma las comunicaciones directas con Seúl y al siguiente vierte su inflamada retórica contra sus líderes. En el horizonte lejano se vislumbran las cumbres entre Washington y Pionyang que persigue Joe Biden, felizmente enterrada la política autista de Obama que sólo sirvió para que Corea del Norte perfeccionara su armamento. Biden ha insistido en que carece de hostilidad hacia Pionyang y está preparado para reuniones sin condiciones previas para conseguir la “completa desnuclearización” de la península. Corea del Norte no descuelga el teléfono y ha desdeñado la oferta como “un truco barato” a la espera de un contexto más propicio. Es previsible que espere hasta juntar una amplia colección de pruebas misilísticas satisfactorias, que amaine la pandemia y su economía despierte del coma.