Elecciones a la presidencia
El ultraderechista Kast , el 'Bolsonaro chileno', sube en la encuestas
El líder del Partido Republicano ocupa el segundo lugar en intención de voto de cara a los comicios del 21 de noviembre
De mantenerse esa tendencia, disputará la segunda vuelta presidencial con el joven diputado de izquierdas Gabriel Boric
Abel Gilbert
Corresponsal en Buenos Aires
Especialista en América Latina y doctor en comunicación. Ha cubierto los principales acontecimientos políticos regionales durante las últimas dos décadas para El Periódico. Es autor de ocho libros, tres de ellos en colaboración, y se apresta a publicar otros dos.
José Antonio Kast remece la política chilena. El abogado de ultraderecha que saltó a la política con un escudo del Capitán América -el personaje de Marvel Comics- como emblema de su imaginaria lucha contra el comunismo, se ha colocado en segundo lugar en varias encuestas de cara a las presidenciales del 21 de noviembre. Pinochetista de pura cepa, Kast está convencido que, si el exdictador viviera, votaría por él. De confirmarse la tendencia en los sondeos, este abogado de 55 años disputaría la segunda vuelta el 19 de diciembre con el joven diputado de izquierdas Gabriel Boric.
Los chilenos suelen tener un respeto casi reverencial por las encuestas, que suelen funcionar como oráculos. De ahí que cuando las consultoras Cadem y Data ubicaran a Kast como escolta de Boric, varios analistas intuyeron que se estaba ante una nueva realidad política. En los comicios de 2017 obtuvo el 8% de los votos. Desde entonces ha sido un personaje testimonial y esperpéntico.
El repentino ascenso de Kast es consecuencia de la encrucijada que enfrenta la derecha tradicional. El presidente Sebastián Piñera es investigado por la inscripción de su nombre en los papeles de Pandora y corre riesgo de ser objeto de una acusación constitucional por parte del Congreso. Según el columnista Ascanio Cavallo, el magnate se encuentra en una situación de "soledad y asedio" y los candidatos conservadores "huyen de su sombra". Es lo que hizo Sebastián Sichel, el abanderado de ese espacio político. "Espero que el presidente sea inocente", se desmarcó, pero no pudo evitar el derrumbe en los sondeos. Otros aspirantes de Renovación Nacional, el partido del propio Piñera, decidieron ser más enfáticos en su giro y anunciaron que apoyarán a Kast.
Contra la derecha "light"
Hijo de inmigrantes alemanes, el líder del minúsculo Partido Republicano no es un completo advenedizo en el mundo de la política. De hecho, perteneció a la ultraderechista Unión Demócrata Independiente (UDI), la formación que con mayor entusiasmo defendió la figura del general Augusto Pinochet desde su surgimiento, en los años ochenta. En su afán de llegar al Gobierno, la UDI perdió con los años su rigidez ideológica. Kast consideró negativos esos reacomodamientos y la conversión de una derecha dura en otra "light".
Si algo no quiere Kast es ser un candidato de "bajas calorías" a la hora de captar voluntades en un país donde todavía millones de personas se muestran indecisas de cara a la primera vuelta. Antes del estallido social de 2019, su discurso estaba más cercano al de Margaret Thatcher. Para hablar de la crisis migratoria, con la llegada de miles de venezolanos y haitianos, se acercó a la retórica de Marine Le Pen. Pero a estas alturas parece tener mayor empatía con Jair Bolsonaro. Comparte con el presidente brasileño un anticomunismo cerril.
Por eso, tanto Boric como la Asamblea Constituyente, de marcado tinte progresista, se han convertido en sus blancos predilectos. Durante los agitados días de la Unidad Popular, a comienzos de los años setenta, los simpatizantes de Salvador Allende solían tachar de "momios" a los sectores ubicados en las antípodas ideológicas. Kast, suele decirse, es un "momio 3.0". Las redes sociales son sus trincheras. "Dicen que soy extremo. ¿Extremo en qué? En amar la Patria", ha señalado en Tik Tok, una de sus plataformas de acción. No ha hecho más que seguir el camino ya trazado por el bolsonarismo y Donald Trump.
Antagonismos
Piñera es, para Kast, una suerte de "bestia negra", entre otras cosas por su tolerancia a cuestiones que le resultan más que irritantes como el matrimonio igualitario u otros derechos de las minorías sexuales. El Palacio de la Moneda, dijo, se ha rendido "ante una dictadura gay".
Como Bolsonaro, Kast ha comenzado a establecer alianzas con los sectores evangélicos: en esas iglesias pentecostales hay 1,2 millones de votos posibles. Pablo Ortúzar, autor de El precio de la noche. Diálogo imaginario sobre la tiranía, considera que, de afianzarse la candidatura de Kast, Chile será escenario de una "remake" del plebiscito de 1988 que frenó las ambiciones de Pinochet de eternizarse en el poder. Por entonces, un sector opositor abandonó la protesta en las calles y se inclinó por la vía de las urnas para derrotar al régimen. Si Kast avanza, "sería como el repechaje entre los grupos derrotados del 88: la izquierda, que quería ganarle a la dictadura con una lucha más frontal y la derecha pinochetista".
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