Crisis política

Un escándalo de corrupción fuerza la dimisión del canciller de Austria

El conservador Sebastian Kurz pretende asumir la presidencia de su fracción parlamentaria, lo que le daría inmunidad

Alexander Schallenberg, actual ministro de Asuntos Exteriores, ocupará la cancillería para mantener el gobierno junto a los Verdes

Sebastian Kurz

Sebastian Kurz / REUTERS/Lisi Niesner

Andreu Jerez

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“Mi país es más importante que mi persona”. Con estas palabras presentó a última hora de este sábado su renuncia el canciller de Austria, Sebastian Kurz. El jefe de gobierno conservador no pudo aguantar más la presión por las acusaciones de corrupción que estallaron esta semana como una bomba en la política austriaca después de que la policía registrase la jefatura de gobierno y la sede del Partido Popular Austriaco (ÖVP) el pasado miércoles por orden de la fiscalía.

Sobre Kurz pende la sospecha de haber sobornado a un diario austriaco a cambio de informaciones favorables sobre él y su partido. En una declaración retrasmitida en directo, Kurz volvió a rechazar las acusaciones de corrupción por falsas, y aseguró que dimitía para evitar meses de caos y la paralización de Austria. “Lo que el país necesita ahora es estabilidad. Por eso doy un paso al costado, para evitar el caos y asegurar la estabilidad”, añadió.

Su permanencia en la jefatura del gobierno habría muy probablemente significado la ruptura de la actual coalición de gobierno entre el partido conservador de Kurz y Los Verdes. Con la dimisión, el ya excanciller evita además una probable moción de censura en el parlamento.

Inmunidad parlamentaria

Sin embargo, Kurz no se retira de la política. Como explicó el mismo sábado en la sorprendente declaración, pretende seguir siendo el jefe del ÖVP y asumir la presidencia de la fracción parlamentaria conservadora, con lo que mantiene la inmunidad parlamentaria. Kurz propone al ministro de Exteriores austriaco, el también conservador Alexander Schallenberg y miembro de su partido, como nuevo canciller.

Poco después de la renuncia, el vicencanciller y líder del partido verde, Werner Kogler, saludó el anuncio como “un paso correcto para un futuro trabajo gubernamental conjunto”. Kogler parece así aceptar el movimiento de Kurz y su propuesta de Schallenberg como jefe de gobierno. Esta misma semana, el líder ecologista había puesto encima de la mesa la posibilidad de construir un gobierno de cuatro partidos para enviar a los conservadores a la oposición. La dimisión de Kurz parece ser, de momento, suficiente para los ecologistas, socios menores de gobierno.

Prodigio político

Sebastian Kurz se convirtió en 2013, con sólo 27 años, en ministro de Exteriores de Austria. Con un discurso duro contra la inmigración y el Islam, consiguió auparse al liderazgo del conservadurismo austriaco. En 2017, ganó las elecciones y se convirtió con 31 años en el jefe de gobierno más joven del planeta. En su primera legislatura como canciller, pactó con la ultraderecha del FPÖ. Pero esa coalición acabó rompiéndose en 2019 por el llamado ‘caso Ibiza’, en el que el líder ultra y entonces vicecanciller Heinz Christian Strache fue grabado en la isla balear mientras prometía tratos de favor y contratas públicas a cambio de financiación para su partido.

La crisis política forzó la convocatoria de elecciones anticipadas que volvió a ganar el ÖVP de Kurz. Tras la nueva victoria en las urnas, el líder conservador formó un gobierno con Los Verdes. Una coalición que, de momento, aguanta el último terremoto sufrido por la política austriaca.

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