Crisis migratoria

HRW denuncia acoso policial a los inmigrantes en campamentos en el norte de Francia

La oenegé ha constatado cómo agentes policiales rajan las tiendas donde duermen los que esperan poder atravesar el Canal de la Mancha

Calais

Calais / REUTERS/Forrest Crellin

El Periódico

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La oenegé Human Rights Watch (HRW) ha denunciado en un duro informe el trato de Francia a los migrantes que esperan en campamentos en el norte del país cruzar al Reino Unido. Expulsiones diarias, tiendas rasgadas, bienes confiscados... El Estado francés aplica una "política de disuasión" que somete a los migrantes a una "humillación y acoso diarios", documenta el informe de HRW.

El desmantelamiento en octubre de 2016 de la "jungla", un inmenso campamento de Calais, simboliza las "prácticas de la policía", que volvieron "la vida de los migrantes cada vez más miserable". En Calais, Grande-Synthe y en sus alrededores, siguen viviendo más de mil personas en zonas boscosas, almacenes abandonados o debajo de puentes, con la esperanza de cruzar al otro lado del Canal de la Mancha.

La policía combina "periódicas expulsiones masivas" con "operaciones de rutina" que les obligan a desplazarse todo el tiempo, "mientras los agentes confiscan las tiendas que no pueden llevarse, cortándolas a menudo para no se utilicen", escribe la organización.

"Cuando la policía llega, tenemos cinco minutos para salir de la tienda antes de que destruyan todo", asegura Rona D., una kurdo-iraquí citada en el informe. "La policía rasgó la lona que servía de techo a nuestro refugio", explicó cuando fue entrevistada en diciembre.

Cientos de expulsiones en 2020

"Nada justifica someter a nadie a una humillación y a un acoso diarios", estima Bénédicte Jeannerod, directora para Francia de HRW. "Si el objetivo es disuadir a los migrantes de llegar al norte de Francia, estas políticas son un claro fracaso y sumen a las personas en una profunda desolación", añade.

Según Human Rights Observers (HRO), una asociación especializada en el seguimiento de la situación migratoria en el litoral norte, la policía llevó a cabo en 2020 más de 950 operaciones "de rutina" en Calais, 90 en Grande-Synthe, incautándose de 550 tiendas y lonas.

"Estas prácticas abusivas se inscriben en una política de disuasión más global de las autoridades, que buscan suprimir o evitar todo lo que, a su juicio, podría atraer a los migrantes al norte de Francia y alentarlos a establecer campamentos o otros 'puntos de anclaje'", lamenta HRW.

Círculo vicioso

Human Rights Watch asegura que el acoso también pasa por "restringir la ayuda humanitaria", como la prohibición de distribuir agua y alimentos por determinadas asociaciones en el centro de Calais.

Sólo se mantienen las distribuciones validadas por el Estado. "A menudo, cambian el lugar donde dan la comida y no sabemos dónde ir. "Corremos", pero "puede que cuando lleguemos ya se hayan marchado", explica un sirio de 17 años.

"Las autoridades hacen todo lo que pueden para que las condiciones de vida sean insoportables", resume Antoine Guittin, un responsable de la asociación local Choose Love, citado en el informe. Ante estos hechos, de los que alertan desde hace años asociaciones, autoridades independientes y defensores de derechos humanos, HRW llama a Francia a "romper el círculo vicioso de los reiterados acosos y expulsiones".

Sobre todo hay que terminar con la "práctica consistente en confiscar tiendas, lonas, sacos de dormir y mantas en los campamentos", pide la oenegé. El desmantelamiento de la "jungla" debía "poner fin a una situación indigna", apunta Jeannerod. "Pero la situación actual es, en muchos sentidos, igual de indigna", termina.