Entrevista

Juan Carlos Tomasi, fotoperiodista humanitario: "Busco dignificar a la persona que sufre"

El fotoperiodista recoge 25 años de testimonio en conflictos de todo el mundo en el libro 'La Memoria del Olvido'

Juan Carlos Tomasi habla del libro 'La memoria del olvido', una recopilación de tres décadas de fotografía humanitaria en la oenegé Médicos Sin Fronteras.

Juan Carlos Tomasi habla del libro 'La memoria del olvido', una recopilación de fotografía humanitaria en MSF. /

Montse Martínez

Montse Martínez

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Con orígenes en el periodismo deportivo, el fotógrafo Juan Carlos Tomasi topó, por azar, con la posibilidad de ir a Ruanda a dar cuenta de los proyectos de la oenegé Médicos Sin Fronteras (MSF) en el país africano. Fue en 1995 y ya no hubo vuelta atrás. Sudán, Angola, Congo, República Centroafricana, territorios palestinos ocupados, México, Colombia, Malasia... son un ínfimo ejemplo. Conocedor de los conflictos más enconados del mundo, observador del sufrimiento de las personas más desfavorecidas, recoge en un libro 25 años de fotoperiodismo humanitario bajo el título La Memoria del Olvido.

¿Qué ocurrió para que le enganchara el trabajo humanitario?

Desde que tenía nueve años y veía imágenes de Vietnam, estaba convencido de que algún día iría a un lugar en conflicto. Tuve la suerte que después un amigo que trabajaba en MSF me propusiera ir a Ruanda para hacer fotos para la oenegé. Tras Ruanda vino Tanzania... y los deportes, que me encantan y disfruto como espectador, fueron quedando atrás.

En tus imágenes, pese al drama que siempre le rodea, nunca se ve derrota.

Si ya es suficiente derrota vivir y sobrevivir en según qué condiciones, no hace falta que vaya yo y les de la puntilla. Tenemos que construir sobre la esperanza y, si no hay esperanza, tenemos que construirla. Intento no dar épica a la desgracia, a la miseria, busco dignificar a la persona que sufre. Siempre intentando ser lo más humilde y más respetuoso posible.

¿Qué habla más una foto o un texto?

Un niño. Al llegar a un contexto difícil, fíjate en los niños y en los perros. Si los niños no sonríen es que estás en un lugar muy jodido. Si ves que un perro en cuanto te ve se va, es que se los comen. Son señales inequívocas. Una fotografía por si sola no va a cambiar el mundo, un conflicto. Quizá la suma de fotografías con su contexto, crea un testimonio. Y varios testimonios crean una denuncia.

¿Cuál es el objetivo de sus fotos?

La concienciación. Busco agitar conciencias. Y crear historia porque la memoria histórica es fundamental en los tiempos que corren.

¿La fotografía humanitaria tiene la misma capacidad de impactar o la ha perdido por la sobreinformación a la que estamos expuestos?

Hace diez años no existían las redes sociales. Una fotografía ha de tener una tesis, contar, tener ideología, pasión. Necesitas hacer un esfuerzo intelectual para construirla. Para adoptar un determinado encuadre hay que tener conocimientos. Los arquetipos de la fotografía humanitaria -niños famélicos...- han cambiado porque ahora hay mucha información. Estamos sobrepasados de imágenes. Tenemos que construir nuevas narrativas que enganchen a la gente. Siempre con mucho respeto.

¿Pasa factura este tipo de trabajo?

Claro. Lo pagas. Yo tuve un hijo a los 52 años y eso es un precio. Y la cabeza. Llega un momento que hay que parar. Con un hijo, es mucho más difícil. Estuve de baja un periodo de seis meses en una ocasión. Venía de Darfur. Llevaba sin parar 16 años.

¿Al ver cómo está el mundo, nunca ha decido plantarse?

A veces la impotencia te rompe. En Níger, en el 2005, hubo la mayor crisis nutricional en la que he estado y se morían los niños por decenas. ¿Qué haces? Pero sigues.

¿Cuál ha sido la vivencia que más le ha impactado?

La vivencia de ver morir a un niño de hambre.

¿Las instituciones internacionales son incapaces de abordar las crisis humanitarias?

Sigo viendo ahora las mismas caras que veía en Ruanda, Tanzania, el Congo... Ponen tiritas pero, en el fondo, se cometen los mismos errores de no conocer la historia del mundo. Depende de dónde están y en qué contexto funcionan mejor o peor.

¿Cómo ha cambiado el trabajo humanitario en las últimas décadas?

Desde el 11-S es diferente. Antes te podías mover con una dosis de seguridad relativa; podías pactar con Gobiernos, guerrillas...para llevar a cabo tu trabajo. Ahora es mucho más difícil porque la inseguridad se ha disparado.