Perfil

Claudia Sheinbaum, la alcaldesa de Ciudad de México que aspira a la presidencia

La política es una de las favoritas del presidente López Obrador para ser la candidata oficialista en 2024

Su perfil, calculador y frío, contrasta con el populismo del mandatario

La alcaldesa de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, durante una rueda de prensa.

La alcaldesa de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, durante una rueda de prensa. / GOBIERNO DE LA CIUDAD DE MÉXICO

Juan Carlos Espinosa

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Hay una regla no escrita en el sistema político mexicano: el alcalde de Ciudad de México tiene un pase automático como favorito de la izquierda para competir por la Presidencia. Desde la llegada de la democracia en 2000, con el triunfo del conservador Vicente Fox, que puso fin a 71 años de dominio monolítico del PRI -la formación funcionaba como un partido de Estado al estilo de Cuba o China-, el progresismo ha encontrado en la capital un bastión inquebrantable. Por eso a nadie sorprendió cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador apuntó a la jefa de Gobierno de la localidad, Claudia Sheinbaum, de 59 años, como una de sus favoritas para sucederlo en 2024. 

Pocas veces ser serio o cuadriculado es una virtud. El perfil de Sheinbaum llama la atención por ser la antítesis de López Obrador. No es una líder de masas y difícilmente se le ve con una sonrisa durante los actos públicos. La alcaldesa se siente mucho más cómoda en el trabajo entre bambalinas que en la palestra política. Sus colaboradores más cercanos la describen como una persona calculadora en exceso. 

La política presume de escribir sus propios discursos y de ser una seguidora de la excaldesa madrileña Manuela Carmena. Desde el inicio de la legislatura llamó la atención por romper las quinielas y llenar su gabinete de académicos desconocidos para la gran mayoría de la gente. Para ella, la gestión está por encima del politiqueo, según cuenta la analista Paula Sofía Vázquez en una entrevista telefónica. "Sin duda ha dejado ese sello. Era un mensaje clarísimo. Ella prefirió a gente experta en cada materia por encima de políticos de toda la vida", relata.

Una política de despacho

Sheinbaum vende como un activo que no es un producto del sistema político mexicano, un latifundio lleno de dinosaurios con décadas de carrera en la administración pública, como el propio López Obrador. Hija de un químico judío de origen búlgaro y de una bióloga mexicana, la alcaldesa de Ciudad de México se enamoró de la ciencia desde pequeña. Estudió Física en la prestigiosa UNAM, una de las mejores universidades de América Latina, un máster en Ingeniería Energética y un doctorado en el mismo centro de estudios. 

Aterrizó en política en 2000 cuando fue designada por el ahora presidente como secretaria de Medio Ambiente del entonces Distrito Federal. Tras ese cargo regresó al lugar donde se siente más cómoda: los despachos universitarios. Fue invitada a formar parte del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) de Naciones Unidas, que en 2007 obtuvo el Premio Nobel de la Paz por su Cuarto Informe de Evaluación, un informe del estado del cambio climático. 

Su ascenso ha sido vertiginoso. Tras un periodo como delegada de la alcaldía de Tlalpan -una de las 17 demarcaciones administrativas de Ciudad de México- entre 2015 y 2017, fue elegida por Morena para gobernar la localidad de habla hispana más grande del mundo. Su triunfo, con 47,05%, arrebató el poder al Partido de la Revolución Democrática (PRD), el otrora partido mayoritario de la izquierda y que había gobernado la capital desde 1997. La gestión de la localidad, un enjambre por donde pasan más de 20 millones de personas al día, ha trastocado su aura científico. 

Francisco Varela, profesor de Economía del Instituto Tecnológico Autónomo de México, le reprocha que en sus tres años de legislatura, la mandataria ha ido abandonando su esencia como académica y se ha politizado. "A partir de 2018 ella se dio cuenta de que hay un camino para ser la primera presidenta de México. Se ha morenizado [en referencia al partido del presidente] y ha abrazado el juego de la política para abandonar el de la gestión", cuenta. Paula Sofía Vázquez, quien trabajó brevemente como directora general de Normatividad Tecnológica del Gobierno local, coincide parcialmente: "La pésima decisión del presidente de adelantar la sucesión presidencial está trastocando la gestión de la ciudad".

Abandono del perfil técnico

Otra de las críticas que se vierten sobre la alcaldesa es que constantemente cambia de opinión, como una mujer de bata blanca que intenta algo nuevo en el laboratorio y, al ver que no funciona, recalcula la fórmula. Un excolaborador de la Administración, que ha pedido no revelar su nombre, asegura que estos bandazos ocurren por una necesidad de quedar bien con todos: "No es que le dé total libertad a su equipo, como se ha dicho. Cuando ella está convencida de algo, lo ejecuta. Y solo después, cuando todo sale mal, rectifica. Algunos dicen que eso la honra pero para mí eso te habla de una total desorganización".

Estas rectificaciones son más claras si se repasan sus decisiones más polémicas. La más reciente ha sido su determinación de construir una estatua de una mujer indígena para sustituir la escultura de Cristóbal Colón en una de las principales avenidas de la capital. Tras una oleada de críticas de expertos y académicos, en especial por la forma de la figura que iba a ser erigida -estéticamente parecía más un alienígena que una habitante del México precolombino-, el Gobierno local decidió que sea un comité el que defina qué hacer. 

Sheinbaum ha entrado en una paradoja. No traiciona su perfil científico y calcula todos sus movimientos. Pero, tras hacer ese cálculo, renunció a su sello distintivo como una tecnócrata y se ha puesto la camiseta de la política. Vázquez cree que detrás de este cambio está su intención de presentarse como una opción atractiva para el votante del resto de la república: "Su reto es ser más llamativa. En los sondeos es la favorita, pero no deja de ser poco conocida fuera de la ciudad". Claudia Sheinbaum, la política y la científica, ya está trabajando en la fórmula para convertirse en presidenta.

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