Elecciones en el país sudamericano

Chile arranca la campaña de las presidenciales de noviembre en un clima de polarización

Según los sondeos, el izquierdista Gabriel Boric y Sebastián Sichel, el candidato de la derecha, pasarán a la segunda vuelta

La campaña coincide con el funcionamiento de una Asamblea Constituyente que está en el centro de las críticas

Los candidatos presidenciales Gabriel Boric (izquierda) y Sebastián Sichel, durante un debate electoral en Santiago.

Los candidatos presidenciales Gabriel Boric (izquierda) y Sebastián Sichel, durante un debate electoral en Santiago. / CHILEVISION Y CNN CHILE

Abel Gilbert

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Los chilenos han votado cuatro veces en los últimos 12 meses: definieron el funcionamiento de la Convención Constituyente y luego eligieron a sus delegados, así como representantes regionales y municipales. Más tarde tuvieron lugar las primarias. Y ahora, el 21 de noviembre, se celebrará la primera vuelta de las presidenciales. La campaña electoral ha comenzado esta semana en medio de una previsible polarización entre una nueva izquierda, encabezada por el diputado Gabriel Boric, de 35 años, y el derechista Sebastián Sichel. El primer debate televisivo no estuvo exento de pullas los aspirantes a suceder al magnate Sebastián Piñera.

Los chilenos prestan una reverente atención a los sondeos. La última encuesta de la consultora Cadem arroja que Boric, de la coalición Apruebo Dignidad, tiene una intención de voto del 25%. El abogado Sichel, de 44 años, se encuentra ocho puntos por debajo. Si esa tendencia se mantiene, se disputarán la presidencia en la segunda vuelta del 19 de diciembre. El pinochetista José Antonio Kast cuenta con un 10% de las preferencias, seguido muy de cerca por Yasna Provoste, heredera de la Concertación Democrática, la coalición de centro izquierda que gobernó durante 20 años. Los otros candidatos, entre ellos el populista de derechas Franco Parisi, Marco Enríquez-Ominami, del Partido Progresista, y Eduardo Artés, de una facción ultraizquierdista, aparecen a los ojos de la sociedad como competidores testimoniales. A medida que la campaña se caliente se sabrá cuántos chilenos se quedarán en sus casas el día de las elecciones. En los últimos años se ha acentuado una cultura de la abstención y la desidia, apenas puesta en entredicho durante el proceso constituyente.

La pandemia como trasfondo

La campaña está marcada por las urgencias que ha dejado una pandemia que ha provocado unas 35.000 muertes por covid-19. Si bien la economía crecerá un 7% en 2021, convirtiendo a Chile en uno de los países de más rápida recuperación de sus actividades, las heridas sociales que han dejado los meses de confinamiento no han hecho más que alimentar la llama del descontento en una sociedad que, en noviembre de 2019, fue protagonista de una protesta que cambió de manera radical el mapa político. La Constituyente, en la que la derecha no tiene la cantidad de delegados suficiente para imponer su veto, es hija de ese estallido colectivo.

La oferta de los candidatos intenta tomar en cuenta los diversos estados de ánimo. Boric no solo quiere convertirse en el presidente más joven de la historia chilena sino en el ejecutor de los cambios que deberían tener su fundamento en la nueva Carta Magna que debe aprobarse en otra consulta popular, el año venidero. Sichel, en tanto, predica una vía de centro. Para los analistas es todavía una incógnita la posibilidad de crecimiento del ultraderechista Kast, quien, como ha sucedido en Brasil con Jair Bolsonaro, agita el fantasma del comunismo y el retorno de Chile a los días de la Unidad Popular de Salvador Allende (1970-73).

La pobreza en Chile es del 11%, según las últimas mediciones. Algunos especialistas consideran que ese número es engañoso y se basan en la ola de retiros de los ahorros de los fondos de pensión que administran empresas privadas. Ya han salido de ese sistema un cuarto de sus 200.000 millones de dólares. Ese dinero ayudó a miles de familias a mitigar las penurias, pagar deudas y reactivar la economía. Las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) fueron la "niña mimada" del pinochetismo y una gigantesca máquina de acumulación de capital. El Congreso contempla un cuarto retiro del 10% de esos ahorros. El futuro de las AFP será uno de los temas calientes de la campaña electoral.

Relaciones con la Constituyente

Otro asunto de peso es el de la relación de los candidatos con una Convención Constituyente que desde hace semanas es objeto de una fuerte acción de desprestigio en las redes sociales que, dijo el Centro de Investigación Periodística (CIPER), tiene los ribetes de una "guerrilla digital". El profesor universitario Luis Cifuentes Seves, sostiene que "se ha desatado una colosal campaña" sobre la base de "la mentira, las fake news y la calumnia" que busca restarle legitimidad a la Asamblea. Parte de esas difamaciones apuntan contra Elisa Loncón, la presidenta de la Convención, de 58 años. Ella es representante de la comunidad originaria mapuche, y se ha convertido, según Cifuentes Seves, en una figura indigerible para "una cultura oficial que ha estado, por siglos, plagada de racismo y clasismo".

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