Óbito

Fallece el expresidente argelino Abdelaziz Bouteflika

Víctima de una larga enfermedad que le mantenía incapacitado, sin capacidad de habla y movimiento autónomo, fue el dirigente más longevo de Argelia, desde 1999 hasta 2019

Líder de la revolución contra la ocupación colonial francesa, fue derrocado del poder hace dos años cuando el movimiento del Hirak tomó las calles durante seis semanas

El expresidente argelino Abdelaziz Bouteflika.

El expresidente argelino Abdelaziz Bouteflika. / EFE

Andrea López-Tomàs

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Duelo en Argelia. La muerte de su expresidente Abdelaziz Bouteflika a la edad de 84 años trae recuerdos agrios al país africano. Víctima de una larga enfermedad que desde 2013 le mantenía incapacitado, sin capacidad de habla y movimiento autónomo, el exmandatario fue forzado a abandonar el poder hace dos años por las protestas del movimiento Hirak. Presente desde los inicios de la Argelia independiente como ministro, Bouteflika llegó a ser uno de los políticos más reconocidos en el mundo árabe. 

La vida de Bouteflika es la historia de la Argelia contemporánea. Elegido presidente tras una sangrienta guerra civil que dejó alrededor de 200.000 muertos, se convirtió en la imagen de la paz y la esperanza. Gobernó durante dos décadas, entre 1999 y 2019, durante las cuales no faltaron las acusaciones de fraude electoral y corrupción. Esquivó las protestas de la Primavera Árabe sin apenas un rasguño, pero finalmente le derrocó el desgaste de un sistema de poder que él representaba.

Su marcha, sin embargo, no implicó el fin de una élite política ni la llegada de reformas profundas. Cuando en febrero de 2019, el círculo de poder anunció que Bouteflika optaría a un quinto mandato consecutivo pese a su evidente deterioro físico. Había sufrido un ictus en el 2013, meses antes de su tercera reelección en unos comicios, reduciendo sus apariciones públicas al mínimo. Finalmente, hace dos inviernos, la incertidumbre sobre quién dirigía en realidad la nación se transformó en una rabia que cada viernes tomó las calles del país.

Durante seis semanas, una juventud que no había vivido la guerra civil y que rechazaba los valores del viejo sistema clientelar que representaba Bouteflika se manifestó de forma pacífica. Mientras, él se encontraba hospitalizado en Ginebra. Ese mismo abril, quienes anunciaron su quinta candidatura notificaron de la dimisión del mandatario más longevo de Argelia. Hacía años, siete para ser exactos, que quien fue líder de la revolución anticolonial no se dirigía a su pueblo. 

Hogar de los palestinos

A la temprana edad de 25 años, en 1962, fue designado ministro de Juventud, Deportes y Turismo en el primer Ejecutivo independiente. Luego, enfrentó las grandes crisis diplomáticas y de identidad que azotaron al país y al resto de estados árabes durante la década de los 70. Argelia se convirtió en hogar de los palestinos perseguidos, acogiendo a grupos calificados de terroristas y mediando en secuestros internacionales. Se convirtió en uno de los mayores defensores de la causa palestina. 

Bouteflika también tuvo su dosis de mártir para la nación. Cuando en 1979 el general Chadli Bendjedid, otro de los héroes de la guerra de independencia (1957-1962), fue elegido presidente, empezó a perder poder e influencia. Tras ser acusado de desviar millones de dólares del presupuesto asignado a las diversas embajadas como ministro de Exteriores, se exilió durante seis años. En 1987 regresó al país para sumarse a un grupo de personalidades nacionales que abogó por la democracia y las reformas políticas tras la brutal represión de las protestas en Argel.

'La momia'

Hoy Argelia llora a un presidente que la ha acompañado en su guerra y en su paz. Un hombre que terminó convirtiéndose en "momia", como le apodaban en las calles y hasta en los pasillos del poder. Al octogenario que se resistió a abandonar el poder hasta que la fuerza de los manifestantes en las plazas, empujada por la oposición de los militares, le calló para siempre. 

El régimen militar acabó con su círculo de poder, encarcelando a sus aliados políticos, familiares y empresariales. Abdelaziz Bouteflika pasó sus últimos años a salvo de la justicia, condenado a un silencio por el que los argelinos habían luchado.

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