Secuelas de una derrota electoral
Argentina, en vilo por la escalada entre el presidente y su número dos
El enfrentamiento derivado de la fuerte derrota en las primarias remece los cimientos de la gobernabilidad
La vicepresidente le pidió a través de una carta que "honre" los compromisos políticos asumidos
Abel Gilbert
Corresponsal en Buenos Aires
Especialista en América Latina y doctor en comunicación. Ha cubierto los principales acontecimientos políticos regionales durante las últimas dos décadas para El Periódico. Es autor de ocho libros, tres de ellos en colaboración, y se apresta a publicar otros dos.
Los argentinos siguen con asombro e inquietud la escalada entre el presidente Alberto Fernández y su vice y mentora, Cristina Fernández de Kirchner quien, en una explosiva carta lo responsabilizó de la tunda electoral del pasado domingo y, además, lo conminó a que "honre" el compromiso político adquirido con ella y "el pueblo".
El peronismo, en el poder desde fines de 2019, tuvo cinco millones de votos menos en unas primarias que, de no mediar un milagro, anticipan los resultados de las legislativas del 14 de noviembre. Si en menos de dos meses se confirman los recientes resultados, la coalición de Gobierno podría perder el control de las dos cámaras del Congreso a partir del 10 de diciembre. Ese escenario detonó la crisis. El kirchnerismo le pidió a Fernández un golpe de timón para recuperar la confianza del electorado esquivo. La resistencia presidencial aceleró los tiempos del enfrentamiento.
Cinco ministros, entre ellos el de Interior, Eduardo de Pedro, y dos funcionarios de alto nivel que acompañan a Fernández, pero, en los hechos, rinden cuentas a la vicepresidenta presentaron su dimisión y abrieron una crisis tan temida como augurada por muchos. Fernández sigue postergando su decisión sobre el futuro del Gabinete. "He oído a mi pueblo. La altisonancia y la prepotencia no anidan en mí. La gestión de gobierno seguirá desarrollándose del modo que yo estime conveniente. Para eso fui elegido. Lo haré llamando siempre al encuentro entre los argentinos”, señaló a través de las redes sociales. Y añadió: "ella me conoce, sabe que por las buenas a mí me sacan cualquier cosa. Con presiones, no me van a obligar".
Al caer la noche del jueves, Fernández de Kirchner respondió con una larga carta en la que negó "haber jaqueado" al mandatario. La situación que él enfrenta, dijo, es "el resultado de la elección y la realidad". La vicepresidente señaló al respecto que después de "semejante catástrofe política" se ha encontrado con que "algunos funcionarios" actúan como si "en este país no había pasado nada, fingiendo normalidad y, sobre todo, atornillándose a los sillones".
La ex jefa de Estado (2007-2015) dijo que tenía desde hacía tiempo la certeza de que, por los efectos de la debacle económica agravada por la pandemia, la creciente inflación y la falta de medidas que alienten el consumo y favorezcan a los sectores sociales más desfavorecidos, el peronismo no podía ganar las primarias. "Y se lo decía no sólo al Presidente". A su vez calificó de "equivocado" el ajuste fiscal y criticó las maniobras en su contra que, sostuvo, realizan funcionarios cercanos al presidente. "Es una pena tanto daño auto infligido". ´
A pesar de los duros señalamientos, expresó su confianza en que el presidente no solamente "va a relanzar su Gobierno" sino que revisará con su ministro de Economía, Martín Guzmán, "los números del presupuesto" para mejorar las políticas sociales. "No estoy proponiendo nada alocado ni radicalizado", dijo y recordó que ese ha sido el camino tomado por los Estados europeos durante la pandemia para "atemperar" sus "consecuencias trágicas". Por último, le garantizó a la sociedad de que no tiene la intención de generar una crisis institucional. "Duerman tranquilos los argentinos y las argentinas… eso nunca va a suceder conmigo".
Desencuentro y reconciliación
La relación entre el mandatario y Cristina Fernández tiene algo de culebrón político. Rompieron sus lazos en 2007. Desde ese momento acumularon por más de una década amarguras y enconos mutuos. Se reencontraron ante la constatación de que un peronismo disperso solo abría las puertas a la reelección del presidente de derechas, Mauricio Macri. "Con Cristina no alcanza (para ganar), sin ella no se puede", explicó Fernández, cuando comenzó el proceso de acercamiento. Fernández de Kirchner lo ungió el primer candidato para las elecciones generales de 2019 en el marco de una coalición que resultó imbatible.
El peronismo ganó porque supo captar el enojo social con el macrismo. Prometió restañar heridas sociales pero el covid-19 complicó el horizonte. La economía cayó más de 10 puntos y agravó la pobreza, que golpea a más del 40% de la población. La inflación de los últimos 12 meses araña al 60%. El salario se ha deteriorado un 10%. El largo confinamiento provocó además un enorme fastidio. En este contexto estallaron las divergencias. Nadie se sorprendió. Un año atrás, la vicepresidenta ya había hablado de "funcionarios que no funcionan. En medio de las turbulencias, Fernández se ha rodeado de los funcionarios más leales. Un país espera saber cuál será su próxima jugada.
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