Misión fallida

Blinken defiende la salida de Afganistán ante el colapso del Gobierno en Kabul

“No hay evidencias de que quedándonos más tiempo habríamos hecho a las fuerzas de seguridad afganas o el Gobierno afgano más resistentes o autosostenible", aseguró el secretario de Estado

Archivo - El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken

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El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, defendió este lunes la retirada de las tropas de Afganistán al no haber "prueba" de que una presencia prolongada habría fortalecido la "resistencia" del Gobierno afgano.

Así se expresó el jefe de la diplomacia estadounidense en una comparecencia ante el comité asuntos exteriores de la Cámara de Representantes para explicar la salida de EEUU de Afganistán a finales de agosto tras dos décadas de guerra, en la que también señaló que quedarse habría supuesto poner en peligro la vidas de más estadounidenses.

“No hay evidencias de que quedándonos más tiempo habríamos hecho a las fuerzas de seguridad afganas o el Gobierno afgano más resistentes o autosostenible. Si 20 años y cientos de miles de millones de dólares en apoyo, equipos y entrenamiento no fueron suficientes, ¿por qué lo habrían sido uno, cinco, o diez más?", advirtió Blinken.

Blinken recalcó que EEUU hace tiempo que logró "los dos objetivos que le llevaron a Afganistán: hacer justicia con los responsables de los atentados del 11 de septiembre de 2001 y asegurar que no los volverían a hacer".

Asesinato de bin Laden

En concreto, citó el asesinato de Osama bin Laden, cerebro de Al Qaeda, en una operación militar estadounidense en Pakistán en 2011 y la merma de las capacidades del grupo terrorista para llevar a cabo atentados desde entonces.

En la audiencia, Blinken fue duramente criticado por los opositores republicanos, quienes cargaron contra la salida apresurada y las escenas de caos y angustia en el aeropuerto de Kabul, donde miles de personas se agolparon para tratar de subir a alguno de los aviones de EE.UU. y sus aliados para escapar del país.

"Al pueblo estadounidense no le gusta perder, especialmente con los terroristas. Nunca pensé en mi vida que podría ver una rendición incondicional a los talibanes", remarcó Michael McCaul, el republicano de mayor rango en el comité.

"Heredamos un fecha límite, no un plan"

Blinken indicó que la Administración se había preparado para los "peores escenarios posibles", pero remarcó que "ningún" informe de inteligencia había pronosticado que Kabul caería en manos de los talibanes en apenas dos semanas. Criticó, asimismo, el acuerdo alcanzado por el anterior presidente Donald Trump (2017-2021) con los talibanes para sacar a las tropas estadounidenses de Afganistán. "Heredamos una fecha límite, no heredamos un plan (...) Nada más llegar al poder, el presidente Biden tuvo que tomar la decisión entre finalizar la guerra o intensificarla", aseveró el titular de Exteriores ante los legisladores. En ese sentido, consideró que haber prolongado la presencia en Afganistán hubiera supuesto poner en peligro la vidas de más estadounidenses.

Por otro lado, Blinken reiteró que la amenaza terrorista contra Estados Unidos ya no tiene su epicentro en Afganistán y ahora son mucho más peligrosos otros enclaves como el Yemen, Somalia o Libia, por lo que es necesario que el país reubique sus capacidades de defensa.

También indicó que Washington mantiene su "compromiso" con el pueblo afgano y anunció una partida de 64 millones de dólares en asistencia que irán destinados directamente a organizaciones no gubernamentales y agencias de Naciones Unidas.

Compromisos talibanes

Además, aseguró que los talibanes se han "comprometido" a impedir el uso de Afganistán como base de operaciones terroristas contra EEUU o sus aliados por parte de Al Qaeda y la rama del grupo Estado Islámico (EI) en la región. "Les haremos responsables de ello. No significa que vayamos a confiar en ellos", precisó Blinken.

Advirtió, por ello, de que Washington se mantendrá "vigilante" y con una "robusta capacidad antiterrorista" en la zona. Entre el 14 de agosto y el 30 de agosto, Estados Unidos ayudó a salir a 124.000 personas del aeropuerto de Kabul, en lo que Biden calificó como "una de las mayores misiones de evacuación de la historia", y por el momento ha recibido a más de 45.000 refugiados afganos en el territorio estadounidense.

En medio de ese operativo, un atentado reivindicado por el EI en el aeródromo de la capital afgana el 26 de agosto se cobró las vidas de 13 soldados estadounidenses y dejó a otros 18 heridos, aparte de causar decenas de víctimas afganas.