Resistencia a los talibanes

Los combates en Panjshir retrasan la formación de gobierno en Afganistán

Los talibanes no han señalado fecha para anunciar el nuevo ejecutivo que debe ser dirigido por el mulá Baradar a la espera de solventar el choque armado con valle del Panjshir a 100 kilómetros de la capital

Una manifestación de mujeres afganas que protestaban por su alejamiento de las tareas de reconstrucción social del país fue reprimido con gases lacrimógenos y disparos al aire de la fuerzas talibanes.

Los combatientes talibanes patrullan en Kandahar, Afganistán.

Los combatientes talibanes patrullan en Kandahar, Afganistán. / STRINGER

Adrià Rocha Cutiller

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Tenía que tener lugar, en un primer momento, este pasado viernes, el día sagrado del islam. Luego, tras posponerlo un día, tenía que ocurrir este sábado, a modo celebratorio, en el último día del fin de semana afgano. Pero tampoco: el anuncio del nuevo gobierno talibán de Afganistán, que será encabezado por el mulá Abdul Ghani Baradar, se hará esperar varios días más, según han explicado los insurgentes. No han especificado cuántos.

Los motivos del retraso son varios. El primero es que la guerra afgana aún no ha terminado, y los talibanes, aunque controlan Kabul y la inmensa mayoría del país, aún no tienen todo el territorio estatal en sus manos. A 100 kilómetros al norte de la capital resiste el valle del Panjshir, un lugar tan complicado geográficamente que ni los soviéticos en los ochenta ni los talibanes en los noventa pudieron conquistar.

Ahora, los talibanes han lanzado una ofensiva con todo sobre la región, y aunque este viernes surgieron rumores de que la habían tomado, aún sigue en manos de la resistencia, liderada por el anterior vicepresidente afgano, Amrullá Saleh, y por Ahmad Masud, el hijo de un miliciano antisoviético histórico.

De hecho, la noticia de que los talibanes habían conquistado el Panjshir se extendió tanto, que la pasada madrugada los milicianos empezaron a disparar balas al aire a modo celebratorio en Kabul. Por este fuego, tres personas murieron y 20 han sido hospitalizadas. La situación, todavía crítica en el país, se ha empezado a aliviar este sábado con la reapertura parcial del aeropuerto de Kabul para la llegada de vuelos de ayuda humanitaria.

Otras informaciones atribuyen el retraso de la formación de Gobierno a desencuentros dentro del palacio: Baradar, el líder político del grupo y cofundador de los talibanes junto con el mulá Omar, estaría en desacuerdo por el poder que debe repartir a la familia de los Haqqani, un clan clave para la rama militar de los talibanes y que es visto como el ala más radical y belicista de los insurgentes y que está, además, conectada a Al Qaeda. La ‘red Haqqani’, como apodan los Estados Unidos al clan, está en la lista estadounidense de organizaciones terroristas desde 2012.

"El rol de las mujeres"

Los talibanes, además del valle del Panjshir —y de las desavenencias en los pasillos presidenciales—, también tienen contestación en las grandes ciudades del país. Mientras Qatar y Turquía negocian con los insurgentes para reabrir el aeropuerto de Kabul, varios grupos de mujeres ha empezado a protestar diariamente para exigirles a los talibanes que no las borren del mapa. “Ninguna sociedad puede progresar sin el rol de las mujeres. Por eso, la participación de las mujeres en el futuro gobierno de Afganistán tiene que ser considerada”, ha dicho una manifestante a la televisión local ‘Tolo news’.

Los talibanes, sin embargo, lanzaron gases lacrimógenos contra las manifestantes para dispersarlas. A algunas de ellas, además, las echaron a batazos. No se espera que ninguna mujer ocupe ningún cargo de relevancia dentro de la nueva administración afgana: varias fuentes talibanas han asegurado a la prensa durante los últimos días que no habrá ninguna mujer con un cargo ministerial.