Maquinaria diplomática

Las maniobras contra reloj de México para dar refugio a periodistas afganos del 'New York Times'

El canciller, Marcelo Ebrard, dirigió en primera línea las gestiones para acelerar los trámites y fletar dos vuelos hacia Ciudad de México

Mexico

Mexico / Secretaria de Relaciones Exteriores / Efe

Juan Carlos Espinosa

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La lluvia torrencial apenas se había iniciado en Ciudad de México. Eran las cinco de la tarde del 12 de agosto. El canciller, Marcelo Ebrard, estaba en casa cuando recibió un mensaje en su WhatsApp. Era el excorresponsal de The New York Times Azam Ahmed. El reportero le preguntó al líder de la diplomacia si el Gobierno mexicano estaría dispuesto a recibir refugiados de Afganistán. Para entonces, los talibanes se acercaban cada vez más a Kabul. Ahmed, quien trabajó algunos años en el país centroasiático para el diario neoyorquino, temía por sus compañeros de páginas que estaban sobre el terreno. Una hora y media después, el político le contestó con un sí. Poco iban a saber los dos que la situación iba a cambiar tan radicalmente en tan poco tiempo. Aquel gesto afable del titular de Relaciones Exteriores se convertiría en una odisea contrarreloj.

Fueron horas de mucho estrés, según confirman fuentes de la Secretaría de Relaciones Exteriores. Desde aquella conversación en el móvil —adelantada por The New York Times— todo fue a peor. Nadie previó que los últimos pedazos de Afganistán, aquel país que Occidente intentó reconstruir infructuosamente en 20 años, fueran a caer como un castillo de naipes. Y sin darle pelea a los radicales. Los afganos comenzaron a huir con el aliento de los talibanes en el cuello.

Para cuando el aeropuerto de Kabul cerró sus vuelos comerciales, el 15 de agosto, el futuro de los colaboradores del periódico se convirtió en una incógnita. Ya con el espacio aéreo restringido, solo pudieron salir del aeródromo los aviones militares estadounidenses. Catar se convirtió en el destino de aterrizaje para los jets norteamericanos, pero bajo la condición de que los pasajeros tuvieran garantías de que se dirigieran a un tercer país. Eso no estaba en los planes del periódico. 

Críticas y presión a Biden

Con la situación empeorando al minuto, el Times, junto con The Washington Post y The Wall Street Journal, metieron presión al Gobierno de Joe Biden. Los tres gigantes de la prensa escrita emitieron un comunicado el 16 de agosto. Habían pasado solo cuatro días desde la charla informal entre Ahmed y Ebrard. En el documento, los periódicos le solicitaron ayuda al presidente demócrata para que sus empleados afganos "atrapados en Kabul mientras sus vidas corren peligro" fuesen repatriados junto con sus familias, y pidieron a Biden “una muestra de que el Gobierno apoya a la prensa libre”. Pero no encontraron respuesta. Las horas pasaban y las imágenes de los barbudos tomando las principales calles de la antigua capital afgana comenzaron a circular en todo el mundo. 

Estados Unidos finalizó su retirada el 30 de agosto. De acuerdo con la Administración de Joe Biden, las fuerzas armadas evacuaron a 79.000 civiles, incluidos 6.000 estadounidenses y más de 73.000 afganos y de otras nacionalidades. Pero en el caso de los periodistas y colaboradores de los medios de comunicación, la burocracia norteamericana dejó todo enquistado. 

Según fuentes de la Cancillería mexicana, la maquinaria diplomática entró a marchas forzadas a los pocos días del comunicado. Cuando los directores de los tres grandes diarios se hicieron a la idea de que la solución pasaría por Ciudad de México y no por Washington: "Fueron muchas horas de desvelo, de estar pegados al móvil", cuentan las mismas fuentes.

Del otro lado del teléfono, Jennifer Feller, directora general de Planeación Política y G-20 de la Cancillería, recuerda las horas de incertidumbre cuando echó a andar la operación: "Nosotros no tenemos embajada en Kabul. Tuvimos que contactar con nuestra sede en Irán. Eso fue lo más difícil. Y, una vez en las bases aéreas, nos cancelaron vuelos a cada minuto". La diplomática también relata que muchas familias, a las que le otorgaron su documento de protección humanitaria para viajar a México, fueron separadas en Kabul y aterrizaron en países diferentes: "Hubo personas que iban en el mismo grupo y terminaron en Kuwait y otras Catar. Tuvimos que, literalmente, ir a identificarlos".

Los funcionarios mexicanos, según cita The New York Times, a diferencia de sus homólogos norteamericanos, vencieron la burocracia de su sistema migratorio y ofrecieron rápidamente los documentos que permitieron a más de un centenar de colaboradores del diario viajar rumbo a Doha (Catar). El primer avión, con 124 personas, aterrizó en el Aeropuerto Internacional Benito Juárez de la capital mexicana el 25 de agosto. Ebrard recibió personalmente al grupo. Había que hacerse la foto. 

Aspiraciones presidenciales del canciller

A los pocos días del arribo de los reporteros del periódico de Nueva York, el 29 de agosto México recibió a 86 trabajadores de The Wall Street Journal y a sus familias. El 31 llegó un tercer grupo, de 175, con activistas y comunicadores independientes. Incluso antes de la llegada de los periodistas del Times, el país azteca recibió a cinco integrantes del equipo femenino de robótica de Afganistán. Sin embargo, la imagen de un país hospitalario con los refugiados quedó trastocada con las escenas del pasado fin de semana cuando agentes del Instituto Nacional de Migración y la Guardia Nacional golpearon a un grupo de centroamericanos y haitianos que intentaron continuar su camino hacia Estados Unidos.

La gestión en Exteriores de Marcelo Ebrard, exalcalde de Ciudad de México de 2006 a 2012, ha sido interpretada por los analistas y expertos como una suerte de promoción personal de cara a las presidenciales de 2024. El político izquierdista, de 61 años, está dentro de la terna del presidente López Obrador para sucederlo. Encargado directo de la importación de vacunas, y ahora con el arribo de los refugiados, Ebrard busca borrar la sombra del desplome de la línea 12 del Metro, su obra insignia al frente de la capital, y donde murieron 26 personas el pasado mayo.

El canciller aclaró que la decisión de recibir a los periodistas, incluso saltándose los proceso formales para acelerar la huida de Kabul, "es congruente con la posición histórica de México y máxime que en este caso se trata de quienes están arriesgando sus vidas por informar". Al ser preguntado sobre este episodio, el diario neoyorquino remitió a EL PERIÓDICO un correo electrónico con una declaración de su editor y presidente, A. G. Sulzberger, leída durante el recibimiento que se le hizo a sus colaboradores: "Estamos profundamente agradecidos por la ayuda y generosidad del Gobierno mexicano y el secretario de Relaciones Exteriores".

Desde el medio norteamericano aclaran que esto no cambiará la cobertura del Gobierno de López Obrador. El mandatario es conocido por ser un crítico insaciable de los medios de comunicación nacionales y extranjeros, particularmente The New York Times. En una entrevista con el diario, Ebrard admitió que la acogida de periodistas no busca cambiar la imagen del Gobierno en la prensa internacional: "Estos periódicos tienen posturas diferentes, muy críticas, y sospecho que esto no cambiará".

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