Culto al líder

Xi, también en la escuela

China impone el estudio de la doctrina de su presidente a los escolares

Xi Jinping saluda a una niña a su llegada al aeropuerto de Macao, en diciembre de 2019.

Xi Jinping saluda a una niña a su llegada al aeropuerto de Macao, en diciembre de 2019. / ANTHONY WALLACE

Adrián Foncillas

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Ha sido un mes intenso para la chavalería china. Lo empezó alborozada con la campaña contra la enseñanza extraescolar privada que aliviaba su estrés y ha terminado con el anuncio de que tendrá que empollarse los discursos de su presidente. Pretende el Ministerio de Educación con lo segundo que desde las aulas se asienten "las creencias marxistas" y se cultive "el socialismo desde la perspectiva moral, intelectual, física y estética".

De la medida se conocen sólo unas líneas maestras que fijan una aridez creciente. Las escuelas primarias se focalizarán en el amor por el país, el Partido Comunista y el socialismo, las secundarias sentarán las bases teóricas que permitirán juicios políticos y se rematará la inmersión con la sesuda ideología.

La velocidad supersónica con la que el "Pensamiento de Xi Jinping sobre el Socialismo con características chinas para la nueva era" se ha asentado como eje ideológico del país habla de la ascendencia del presidente. Fue mencionado por primera vez en el cónclave del partido de 2017 y un año después ya fue grapado a la Constitución. Y después, el frenesí. Una cuarentena de centros abrieron estudios para analizarlo e impartirlo, se estableció como obligatorio para los 90 millones miembros del partido primero y para los universitarios después. La aplicación de móvil más descargada un año después almacenaba sus discursos y ofrecía puntos por leerlos y comentarlos. Una cadena de televisión de la provincia de Hunan dirigida a la juventud programó en su horario de máxima audiencia un ágil concurso para estudiantes de las más prestigiosas universidades sobre la vida, obra y pensamiento de Xi que sustituyó los paneles de hieráticos académicos. No había premios en metálico ni otras fruslerías pequeñoburguesas sino la socialista satisfacción del reconocimiento popular.

Respuestas a los nuevos retos

A Wang, productora televisiva en Guangzhou y ajena al partido, le dieron un tomo de 600 páginas cuando pidió rodar un documental sobre una compañía estatal. "Nadie me obligó a leerlo pero entendí que de eso dependía que aceptaran", señala. También asistió a las clases semanales sobre el ideario de Xi que se imparten en la compañía. Abrió el libro asustada y acabó encontrándole el interés. "Hay capítulos teóricos que me salto pero me sorprendió ver sus fotos de juventud y entender el objetivo de algunas políticas actuales", añade.

¿En qué consiste el pensamiento de Xi? Una mirada superficial descubre 14 puntos que alternan conceptos ampulosos y vagos como la "vida armoniosa entre el hombre y la naturaleza" con enfáticas aclaraciones sobre la "absoluta autoridad del partido" en todos los órdenes de la vida. Urge acudir a los estudiosos. Para Xulio Ríos, director del Observatorio de Política China, el cuerpo doctrinal busca respuestas integrales a los nuevos retos con una receta que aúna el resurgimiento del marxismo, el acomodo del confucionismo y retales del pensamiento de Deng Xiaoping, el arquitecto de las reformas.

"El xiísmo hace tabla rasa, la contradicción principal ya no se fija entre las demandas de la sociedad y la insuficiencia del sistema sino con un desarrollo desequilibrado. Es un pensamiento en construcción, de apenas una década en contraste con las tres que estuvieron Mao o Deng en el poder, y que debe demostrar aún su solvencia o si aporta novedades sustanciales", señala Ríos. No le falta competencia en el podio nacional. Mao urdió un sistema que permitió al partido alcanzar el poder y dictar políticas singulares y Deng diseñó las reformas económicas y aportó fórmulas tan imaginativas como "un país, dos sistemas" para Hong Kong. Xi no es comparable a Deng en talento, logros ni dimensión histórica pero el partido lo aupó sobre el artífice de la China moderna. El aporte de Deng no entró en la Carta Magna hasta 1997, después de su muerte, y la tradición de la política china valora su concepto de "teoría" por debajo del "pensamiento" de Xi y Mao.

Su introducción en las escuelas acentúa las esencias propias frente a la influencia exterior. China ha prohibido en las últimas semanas los manuales extranjeros y adelgazado la relevancia del inglés. Juzga Ríos que su enseñanza busca igualar el pensamiento de Xi al de Mao y cuadrar a los profesores frente al partido más que adoctrinar a los niños. "Espero que lo enseñen de forma amena y no sea un ladrillo", termina.

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