Nuevo escenario mundial

El fantasma de Afganistán planea sobre la intervención francesa en el Sahel

Los grupos yihadistas en Malí quieren inspirarse en la victoria relámpago de los talibanes

Las autoridades francesas apuestan por una retirada parcial de la operación Barkhane, desplegada en la zona desde 2013

Un helicóptero francés despega en Malí durante una operación antiyihadista.

Un helicóptero francés despega en Malí durante una operación antiyihadista. / BENOIT TESSIER

Enric Bonet

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La victoria relámpago de los talibanes en Afganistán supondrá probablemente un punto de inflexión en las intervenciones occidentales. Tras 20 años de conflicto y dos billones de dólares invertidos, las tropas estadounidenses abandonan el país derrotadas, en medio de una evacuación caótica. Sin duda, la situación está marcada por la urgencia humanitaria, pero también por el impacto en materia de seguridad y lucha contra el terrorismo.  

Las autoridades francesas siguen especialmente de cerca este segundo punto. Cinco afganos evacuados desde Kabul se encuentran bajo vigilancia por las fuerzas de seguridad, y uno de ellos detenido, por sus presuntos vínculos con los talibanes. Además de la llegada a Europa de islamistas radicales, preocupa la influencia de la victoria talibán en el Sahel (Malí, Burkina Faso, Chad, Níger y Mauritania). Francia está presente en esa zona desde 2013 sin haber logrado estabilizarla ni vencer a los grupos yihadistas locales. La longevidad y el cansancio generado por la operación Barkhane favorecen las comparaciones con Afganistán.

El líder del Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (GSIM) -rama local en el Sahel de Al Qaeda-, Iyad Ag Ghali, se felicitó por el avance de los insurrectos afganos. Pocos días antes de su entrada en Kabul, homenajeó al "emirato islámico de Afganistán, tras la retirada de las fuerzas estadounidenses de ocupación y sus aliados". Una derrota de Estados Unidos que, según el líder yihadista, "es el resultado de dos décadas de paciencia".

Impacto psicológico

La victoria de los talibanes tendrá "sobre todo un impacto psicológico", asegura a EL PERIÓDICO Gilles Dorronsoro, profesor en Ciencias Políticas en la Universidad la Sorbona París-I. Según este especialista del Afganistán, y también buen conocedor del Sahel, "reforzará la moral de los grupos yihadistas" del norte de África, repartidos entre la órbita del GSIM y del Estado Islámico del Gran Sáhara (EIGS). "Los talibanes representan un modelo de paciencia y de éxito en su imaginario", reconoció Adib Bencherif, un investigador del Sahel Research Group, vinculado a la Universidad de Florida y la Unesco, en declaraciones a la revista 'Jeune Afrique'.

Tras ocho años de despliegue militar, la intervención en el Sahel genera cada vez más dudas entre las autoridades y la sociedad civil galas. Con 4.250 muertos, 2020 fue el año más sangriento en esa zona. Y 2021 sigue una tendencia parecida. El presidente Emmanuel Macron anunció en junio el final de la Operación Barkhane y la "transformación profunda" de la presencia militar. A finales de año, empezará la retirada parcial de los 5.000 soldados franceses. "Pero no se trata de una verdadera retirada. Seguirá habiendo apoyo aéreo y la presencia de otras tropas europeas", recuerda Dorronsoro. Entre 2.500 y 3.000 soldados franceses seguirán desplegados en el marco de una operación antiterrorista internacional.

Estado fallido

"Sin apoyo internacional, el Estado maliense terminará hundiéndose", advierte este experto, quien recuerda que se ha producido "una desaparición progresiva de la administración estatal en Malí, de la misma forma que sucedió en Afganistán". Esta debilidad administrativa y una corrupción casi crónica no se han visto solucionadas tras el golpe de Estado de los militares en Bamako el verano del año pasado.

Como sucedió con Washington en Kabul, "los franceses han fracasado en la aplicación de políticas de contra-insurrección y de state building", afirma Dorronsoro. Es decir, la construcción de nuevos gobiernos democráticos y liberales a partir de los bombardeos occidentales. Este profesor universitario considera que se debería reflexionar en el uso que se hace de la ayuda económica internacional, ya que "en lugar de pacificar los conflictos en las regiones más inestables, suelen acentuarlos".

Con la derrota estadounidense en Afganistán, el mito de las guerras occidentales para promover la democracia ha quedado más que cuestionado. Y eso también afecta el rol de Francia como supuesto pacificador del norte de África.

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