Testimonio

Lema Rashid: "Volveré a Afganistán para luchar por mí y por todas"

Nació en un campo de refugiados afganos en Pakistán en 1994, donde sus padres se conocieron tras huir del país durante la guerra contra los soviéticos

Vive en Catalunya desde los 15 años, donde encontró refugio junto a su madre y sus hermanas y desde donde solo piensa en cómo ayudar a las mujeres de su país

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A1-122745710.jpg / ANNA MAS TALENS

Helena López

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Recuerda una cascada inmensa; luminosa. Ella gritando debajo, feliz; y una carretera de curvas imposibles que se abre paso en una montaña de un verde intenso, casi como en una escena de una película de Pixar. "Solo recuerdo eso, pero sé que hay mucho más que no he podido ver; echo de menos algo que no he vivido", explica sentada en el sofá de su pequeño apartamento en 'La Moreneta', bloque de la Sareb abandonado desde hacía 13 años y ocupado por la PAH Baix Montseny en Sant Celoni, en Barcelona. Lema Rashid nació en un campo de refugiados afganos en Pakistán en 1994, lugar en el que se conocieron sus padres, quienes habían tenido que abandonar su país durante la guerra contra la URSS. Tras una infancia entre las construcciones de barro de un campamento con letrinas, alejado de todo, llegó junto a sus dos hermanas pequeñas y sus padres a Catalunya a los 15 años, desde donde ahora solo piensa en cómo ayudar a las mujeres de su país, un país en el que nunca ha vivido, pero que tanto le duele y al que tiene claro que volverá en cuanto pueda para luchar por ella y por todas las afganas.

En el salón, sobre la tele, la bandera verde, roja y negra que los talibanes también les han arrebatado. "Es la primera bandera que tengo, quiso venir a casa el otro día conmigo, cuando volvimos de la concentración", señala la joven, muy agradecida a Ca la Dona por organizar la protesta feminista en Barcelona en apoyo a las mujeres afganas. "Mi madre habló y quemó un burka. Al principio estábamos muy desubicadas. Sí hay una pequeña comunidad afgana, aquí, pero Afganistán es un país con unos índices altísimos de analfabetización, y la diferencia entre los hombre y las mujeres es bestial. Las mujeres no han estudiado. Era muy difícil organizar algo", relata Lema, quien ahora trabaja para convocar otra manifestación con personas de su comunidad y cánticos en su lengua, que termine "en algún sitio oficial para pedir explicaciones".

"Todo el mundo mirando y nadie hace nada"

Del cóctel de sentimientos que experimenta estos días destaca el de impotencia. "Todo el mundo mirando y ningún país hace nada para pararlo. Ninguno. Si Afganistán ya era un país pobre, corrupto... que abandone el presidente, entren los talibanes y todos los países lo vean, pero ninguno haga nada...", se desespera la joven, quien habla para ser la voz de todas la mujeres afganas a las que se la han robado.

Lema Rashid, joven refugiada afgana que vive en Sant Celoni, en Barcelona.

Lema Rashid, joven refugiada afgana que vive en Sant Celoni, en Barcelona. / ANNA MAS TALENS

Habla con orgullo de su madre, quien lleva una década acompañando en todos los sentidos de la palabra a las mujeres afganas que llegan a Catalunya; y le saltan las lágrimas al narrar las situaciones que se están viviendo en el aeropuerto de Kabul. "Lo más perverso es que la gente de fuera solo quiere sacar del país a quienes han trabajado para ellos; pero esas personas son a las que los talibanes están buscando para matarles. Es horrible. Ir al aeropuerto es meterse en la boca del lobo, es como entregarte a quienes te están buscando; pero por otro lado, ahora hay aviones que salen del país, en pocos días no los habrá", se desmorona.

"Ahora entiendo por qué mi madre tiene los problemas que tiene. Porque tú estás viviendo y de golpe y porrazo te lo quitan todo. Todo. Te roban la identidad…. Y esto Afganistán ya lo ha vivido. La historia se repite", prosigue la joven, quien cuando los talibanes tomaron de nuevo el país estaba haciendo planes para viajar a su país, que solo ha podido visitar tres veces en su vida, y muy poco tiempo cada una de las veces porque era peligroso. Tiene tan claro que ahora es imposible, como que estudiará y volverá.

Aprovechar el privilegio

Este curso empezará Derecho en la Universitat Pompeu Fabra. Pese a vivir en Catalunya, en su día tuvo que abandonar los estudios para ponerse a trabajar, algo que ya nunca pudo dejar de hacer. Y trabajando pasaron los años y empezó a prepararse para el acceso a la universidad para mayores de 25 hasta que aprobó. Estudiará Derecho y no diseño de moda, su gran pasión, porque siente la obligación de aprovechar el privilegio que tiene de poder acceder a la universidad para estudiar algo con lo que pueda ayudar a las mujeres de su país cuando regrese y vuelva a recorrer aquella preciosa carretera de curvas rodeada de naturaleza y bañarse en la cascada.

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