Catástrofe natural

La Policía de Haití aumenta la seguridad para hacer llegar la ayuda a las víctimas del terremoto

La complicada orografía, los daños provocados por el temblor y la inseguridad que provocan los grupos armados dificultan la llegada a la zona afectada

Un camión con ayuda humanitaria se dirige a las zonas afectadas por el terremoto.

Un camión con ayuda humanitaria se dirige a las zonas afectadas por el terremoto. / Ricardo Arduengo / Reuters

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Hace una semana que el suelo tembló en Haití y, desde entonces, llegar a la zona en la que se produjo el terremoto ha sido prácticamente imposible. La complicada orografía del terreno y la presencia de grupos armados en el territorio hace que sea muy complicado prestar ayuda humanitaria a las víctimas, especialmente a aquellos que viven en las comunidades más aisladas.

Para poder discurrir por los caminos sin peligro a ser atacados, la Policía haitiana ha presentado un plan que asegura la llegada de ayuda humanitaria a todas las poblaciones. La portavoz de la Policía, Marie Michelle Verrier, ha informado de la creación de un comité cuya principal misión "es coordinar, en materia de seguridad, la ayuda humanitaria destinada al extremo sur del país" y ha pedido a la población denunciar casos de secuestro y otros delitos que afectan a esta ayuda.

Ya el domingo estas bandas aceptaron una tregua para el buen reparto de asistencia a los miles de afectados por el terremoto. Jimmy Cherizier, alias Barbecue, líder de G9 an Fanmi e Alye, la federación de bandas armadas más importante del país, anunció la tregua en un vídeo, aunque las autoridades no confirmaron la existencia de un acuerdo. "El director de la Policía de Haití, León Charles, ha decidido fortalecer aún más la seguridad en el extremo sur del país y varias unidades policiales están desplegadas en las carreteras y en las ciudades", ha compartido la portavoz según recoge Le Nouvelliste.

Carreteras peligrosas

A esto se suma que el terremoto ha empeorado aún más la ya de por sí mala situación de las carreteras y los caminos que llevan a las comunidades que han resultado más afectadas. "No hemos recibido nada. Ninguna autoridad viene a ayudarnos. No tenemos agua, ni comida, ni vivienda. Tenemos muchas necesidades porque somos muy vulnerables", ha asegurado a Efe Antoine Marc-Arthur, vecino de una de las aldeas más alejadas.

Pasar por los caminos es todo un reto para los conductores, sobre todo en el caso de camiones y autobuses, ya que la carretera, asfaltada pero muy agrietada y mordida, discurre por la ladera de una montaña que ha sufrido importantes desprendimientos. Conducir por la zona es una temeridad que, por la cantidad de tráfico que hay, parece que los conductores y pasajeros locales asumen sin problema, según ha podido comprobar in situ una periodista de Efe. Y es que desde el día del terremoto, las réplicas han sido constantes y no dejan de sacudir la región, con el peligro de que se produzcan nuevos derrumbes.

El terremoto de 7,2 grados que se produjo el pasado 14 de agosto afectó sobre todo a la zona sur del país y ha dejado, por ahora, alrededor de 2.200 personas fallecidas y más de 12.000 heridos. Además, los equipos de rescate siguen buscando a más de 300 desaparecidos.