Repercusión en Europa

La crisis afgana sacude la campaña electoral alemana

Representantes de la diáspora afgana en el país califican de "absoluto fracaso" la gestión del Gobierno federal

El candidato de la CDU a la cancillería alemana, Armin Laschet, posa con voluntarios de la campaña, este sábado en Berlín.

El candidato de la CDU a la cancillería alemana, Armin Laschet, posa con voluntarios de la campaña, este sábado en Berlín. / JOHN MACDOUGALL

Andreu Jerez

Andreu Jerez

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El pasado 7 de julio aterrizó en el aeropuerto Kabul el último avión procedente de Alemania con ciudadanos afganos deportados por las autoridades alemanas. Poco más de un mes más tarde, ese mismo aeropuerto era escenario de imágenes de caos y terror ante el avance talibán que dieron la vuelta al mundo. La correlación de esas dos imágenes sea tal vez la mejor manera de explicar el fracaso del Gobierno federal en Afganistán, un país en el que Alemania tiene estacionadas tropas desde hace dos décadas.

Las autoridades alemanas fueron incapaces de leer a tiempo lo que estaba ocurriendo en el país asiático o no recibieron suficiente información de su aliado estadounidense, el líder en la operación de ataque y ocupación de Afganistán en la que decidió participar Berlín al inicio de este siglo. "Es la peor debacle en la historia de la OTAN". De esta manera ha resumido la crisis Armin Laschet, presidente de la CDU y candidato democristiano a suceder a Angela Merkel al frente de la cancillería.

Los partidos políticos alemanes intentan tomar ahora una posición convincente frente la cuestión afgana a un mes de las elecciones federales. La campaña electoral -la más disputada que se recuerda y que se ha convertido prácticamente en una carrera a tres entre la CDU, los socialdemócratas del SPD y los ecoliberales de Los Verdes- se ve así sacudida por una nueva crisis. Es el último de los sobresaltos, tras las terribles inundaciones del oeste del país este verano o los casos de corrupción en la gestión de la pandemia.

Freno a las deportaciones

La oposición parlamentaria de izquierdas, conformada por Los Verdes y los poscomunistas de Die Linke, llevaban meses pidiendo un freno a las deportaciones de peticionarios de asilo afganos ante la situación en el país. El Gobierno federal no sólo hizo oídos sordos, sino que incluso rechazó el pasado 23 de junio en el Bundestag una petición de Los Verdes para acoger el mayor número posible de colaboradores y trabajadores afganos del Ejército alemán y otras agencias del país activas sobre el terreno. Los tres partidos de la Gran Coalición gobernante -CDU, los socialcristianos bávaros de la CSU y el SPD- contaron con los votos de la ultraderecha de Alternativa para Alemania (AfD) para rechazar esa moción parlamentaria.

"El Gobierno federal ha fracasado por completo. En los últimos días han llegado informaciones de que la CIA había informado con tiempo al Gobierno estadounidense de lo que podía pasar en Afganistán. Al parecer, esas informaciones no se filtraron al Gobierno alemán. Es un absoluto fracaso", dice a EL PERIÓDICO Massieh Zare, integrante de la Asociación de Organizaciones Afganas en Alemania (VAOID, en sus siglas en alemán).

VAOID es la primera asociación que intenta coordinar a la diáspora afgana en Alemania, una migración con 100 años de historia que se vio alimentada a finales de la década de los 80 y principio de los 90 del siglo pasado con la retirada soviética de Afganistán. Los padres del mismo Massieh Zare se vieron obligados a migrar a Alemania hace tres décadas tras la llegada al poder del radicalismo islámico. Según la VAOID, actualmente hay en Alemania más de 250.000 personas de origen afgano, lo que convierte al país europeo en el segundo más importante del mundo para la diáspora, sólo por detrás de Estados Unidos.

¿Nueva oleada migratoria?

"La situación es dramática en Afganistán. La gente tiene un miedo extremo, está paralizada. No sabe hacia dónde ir porque tampoco sabe cuál será el desarrollo de la situación", dice Massieh Zare, citando a fuentes locales propias de su organización. El portavoz de VAOID no se atreve a predecir cuántos refugiados afganos podrían llegar en los próximos meses a Alemania -actualmente, la única forma de salir del país es por el aeropuerto de Kabul, porque la frontera con Irán y Pakistán están cerradas, puntualiza-, pero sí confirma que la intención de huir del país seguirá creciendo.

Preguntado por esa misma cifra, el ministro de Interior alemán, el socialcristiano Horst Seehofer, también fue incapaz de aclarar esta semana cuán grande podría ser la oleada migratoria afgana. En Alemania todavía están frescas las imágenes de la llamada "crisis migratoria" del verano de 2015, cuando cientos de miles procedentes de Oriente Próximo -especialmente de Siria- cruzaron las fronteras del país a pie. La crisis afgana no da de momento alas en las encuestas electorales a la ultraderecha de AfD, que sí obtuvo capital político de la oleada migratoria en 2015 y que es hoy la tercera bancada más grande del Bundestag.

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