Nuevo escenario en Afganistán

El talibán que negoció con EEUU busca formar gobierno en Afganistán

Abdul Ghani Baradar, cofundador de la milicia y jefe de su brazo político en Catar, se perfila como el futuro líder del país

El negociador talibán, Mullah Abdul Ghani Baradar, durante una rueda de prensa ofrecida en Moscú el pasado mes de marzo.

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La prensa sensacionalista anglosajona le llama Baradar, 'el carnicero' por haber ideado presuntamente "las flores" de los talibanes, el nombre que los fundamentalistas le pusieron a las bombas no convencionales que, ocultas generalmente en las cunetas, han matado y tullido a miles de personas en los últimos años. Su nombre completo es Abdul Ghani Baradar, cofundador de la milicia talibán junto al tuerto mulá Omar y actualmente jefe de su brazo político. Estados Unidos lo conoce bien. No en vano, medió para liberarlo en 2018 de una cárcel paquistaní años después de facilitar su arresto. Baradar acabó firmando el ‘acuerdo de paz’ de Doha con la Administración Trump en 2020 y es ahora el hombre que lidera las gestiones para formar gobierno en Afganistán.

Baradar llegó este sábado a Kabul, días después de regresar a Afganistán tras más de una década en el exilio. Su intención es reunirse con "otros líderes yihadistas y políticos" para tratar de "formar un Gobierno inclusivo" y "aceptable para todos los afganos", según afirmó un portavoz talibán. Esa es la promesa de los radicales sunís, que se han comprometido a "respetar los derechos de todos" con un Ejecutivo "sustentado sobre la ley islámica". Un Gobierno que, en cualquier caso, no adoptará los estándares democráticos occidentales, de acuerdo con su propio el relato.

Lo que sí parece cierto es que los nuevos amos del poder están dialogando con figuras prominentes del antiguo régimen, como Hamid Karzai, el primer presidente instalado por los estadounidenses tras la invasión de 2001, y Abdullah Abadullah, quien fuera primer ministro, encargado ahora del diálogo entre las distintas facciones afganas. El anuncio del nuevo Ejecutivo no se espera hasta después del 31 de agosto, según Associated Press, la fecha anunciada inicialmente por Joe Biden para retirar a los últimos militares estadounidenses. Una fecha que podría cambiar para dar más tiempo a las evacuaciones, según el propio presidente norteamericano.

La situación en el aeropuerto de Kabul sigue siendo desesperada. Miles de personas tratan de abrirse paso por sus colapsadas vías de acceso. Pocos lo están consiguiendo, incluso aquellos que tienen visados. Los talibanes controlan los accesos sin muchos miramientos, a escasos metros de los marines, que les observan desde el perímetro interno del aeropuerto. Los barbudos disparan al aire o al bulto, como hicieron días atrás los soldados estadounidenses. Hay coordinación entre ambos bandos, según ha reconocido el Pentágono, pero aun así el resultado está siendo desalentador.

Aviones medio vacíos

Muchos aviones están despegando medio vacíos, como sucedió el viernes con dos aviones alemanes, que se marcharon con menos de 10 pasajeros en su interior. "No podemos abandonar el país porque no podemos acceder al aeropuerto sin poner nuestras vidas en peligro", aseguró Paul Farthing, el jefe de una oenegé británica. "Ya han visto las imágenes, no son hoy diferentes a las de otros días".

Con la atención de Occidente centrada en la evacuación, Baradar se perfila como el líder con más opciones para encabezar el régimen talibán, que buscará algún tipo de legitimidad internacional. La Unión Europea confirmó el sábado que no tiene ninguna intención de reconocer a los talibanes, mientras Rusia sugería lo contrario. "No hay alternativa a los talibanes", dijo su ministro de Exteriores, Sergei Lavrov.

Baradar sabe tratar con los poderosos. Durante el proceso de Doha llegó a reunirse con el entonces secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, en dos ocasiones e incluso habló por teléfono con Donald Trump, el primer talibán en conversar con un presidente de EEUU. Un hito nada desdeñable para un viejo muyahidin de la guerra santa contra los soviéticos que acabó haciendo carrera contra el "gran satán" estadounidense.