Crisis en la isla

El mercado negro de fármacos agrava las penurias de los cubanos

En pleno aumento de los casos de covid, aumentan los robos de medicinas en poder del Estado

El Gobierno considera inadmisible la situación y admite la falta de control que existe en los centros sanitarios

cuba

cuba / Alexandre Meneghini / Reuters

Abel Gilbert

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"A tu padre le robaron las piezas del auto / él las compra a sobreprecio al mismo tipo que se las robó". A comienzos de los años noventa, el cantante Carlos Varela describía el círculo vicioso del mercado negro en la Cuba de la escasez. La canción Todo se roba fue una radiografía de aquella dinámica que comenzaba en los almacenes estatales y seguía en la calle. Si el cantautor tuviera que escribir la canción estos días, debería incluir también las medicinas.

Hace unos días el presidente, Miguel Díaz-Canel, se quejó del sobreprecio exorbitante que paga la población a los revendedores de remedios hurtados en las instituciones públicas. "Se acabó ya la contemplación", dijo el dirigente comunista tras admitir que la necesidad que tienen los cubanos de acudir al mercado negro de la medicina "está caldeando" a la población. Una población que, en gran medida, no se ha repuesto todavía de los efectos del estallido social del pasado 11 de julio.

Cuba es una moneda con dos caras contrapuestas. Por un lado, su desarrollo científico le ha permitido elaborar tres vacunas contra el covid-19. Por otro, enfrenta una escasez de medicamentos básicos que dificulta la lucha contra el virus, precisamente cuando más severo está siendo su impacto en varias provincias. Las carencias son resultado de múltiples factores, entre ellos, las sanciones de Estados Unidos.

Como sucedió en otros momentos de crisis económica, los fármacos se venden desconsoladamente a espaldas de hospitales y farmacias. "Es muy duro cada vez que tenemos que enfrentarnos a un delito de este tipo", dijo el ministro de Salud Pública, José Ángel Portal Miranda. "Injustificable. No existe otra palabra para calificar a quienes se dedican a obtener beneficios a costa del dolor de los demás en medio de la crítica situación que vive el país a causa del rebrote de la pandemia", se quejó Granma, el órgano oficial del Partido Comunista. "Más allá del bloqueo, que es una realidad tangible, también existen otras cuestiones vinculadas al descontrol, a la desidia y a la falta de sensibilidad que prima entre varios de los responsables de controlar el movimiento de tales medicamentos, resquicios por donde se cuelan quienes sustraen o desvían los fármacos para favorecer a unos pocos o, simplemente, revenderlos".

El descontrol

Varios de los traficantes han sido arrestados por "delito de apropiación indebida” de mercancías en poder del Estado. Pero no tardan en surgir otros. Ofertan tramadol, dipirona, dexametasona o furosemida; mascarillas de protección contra el covid-19 y hasta test rápidos. Todo se compra a precios astronómicos, en dólares o sus equivalentes en pesos.

Desde hace algún tiempo la población de la isla puede dividirse entre aquellos que reciben remesas de sus familias en el extranjero y los que tienen que apañarse con sus salarios estatales o un trabajo por cuenta propia en las circunstancias que permite la pandemia. Los primeros son conocidos como "divisa-tenientes". Son ellos los que pueden hacer frente a las emergencias.

Después de las protestas del 11J, y con el propósito de mitigar la escasez, el Gobierno modificó las condiciones impuestas a los viajeros para introducir alimentos, productos de aseo y medicinas en la isla. Una medida que coincidió con el aumento significativo de los casos de covid-19, hasta 80 muertes diarias desde que comenzó el mes.

Más dificultades

Aunque se han relajado las aduanas, el sistema sigue mostrando muchas deficiencias. Días atrás se detectó una avería en la principal planta productora de oxígeno medicinal, que se hizo sentir de inmediato en los hospitales. Frente a la desazón que sienten los cubanos por la escasez, el primer ministro, Manuel Marrero, no tuvo mejor idea que criticar la labor del personal médico. Habló del "maltrato, la dejadez" y la "indisciplina" de los profesionales en la provincia de Cienfuegos. Sus palabras generaron un aluvión de críticas en las redes sociales, hasta el punto que el ministro de Salud tuvo que corregir a Marrero y exaltar la labor de los galenos.

La indignación popular no se calmó. "Siento vergüenza de quién, impunemente, vilipendia el honor de aquellos que han estado en primera línea de esta guerra virulenta", escribió Meló Ramírez, periodista de la revista digital La Joven Cuba.

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