Testimonio de un afgano en España

"Hay que dar una oportunidad a los talibanes"

El presidente de la Asociación de Afganos en España aboga por reconocer al nuevo régimen en Kabul si los radicales respetan los derechos fundamentales

El negociador talibán, Mullah Abdul Ghani Baradar, durante una rueda de prensa ofrecida en Moscú el pasado mes de marzo.

El negociador talibán, Mullah Abdul Ghani Baradar, durante una rueda de prensa ofrecida en Moscú el pasado mes de marzo.

Ricardo Mir de Francia

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Mad Aidar no olvida el régimen de terror que impusieron los talibanes en la segunda mitad de los años 90. "He llorado mucho escuchando las historias de las afganas que fueron lapidadas en aquellos años de constantes abusos", cuenta al otro lado del teléfono el hombre que preside la Asociación de Afganos en España. Como tantos otros de sus compatriotas de la diáspora, más de cinco millones de inmigrantes y refugiados repartidos por el mundo, Aidar reaccionó con "mucha tristeza" al ver cómo la historia se repetía con la toma de Kabul a cargo de los fanáticos religiosos y el hundimiento de las fuerzas prooccidentales. Pero tras cuatro décadas de guerra ininterrumpida en su país está dispuesto a darles una oportunidad ante la perspectiva de que puedan pacificar el país.  

"Si los talibanes abren una nueva página, respetan los derechos de las mujeres, mantienen los colegios abiertos y no interfieren en las libertades individuales, habría que darles una oportunidad", asegura este inmigrante que llegó a España a finales de los años 80, tras abandonar su país durante la ocupación soviética. "La comunidad internacional debe mantenerse vigilante, pero si cumplen con sus promesas, debería reconocer al nuevo régimen". Desde que se consumara su aplastante victoria militar, la cantinela de los talibanes ha cambiado. Dicen haber evolucionado. Prometen buscar el diálogo con otras fuerzas políticas, garantizar la seguridad de las misiones diplomáticas extranjeras, escuchar las preocupaciones foráneas por los derechos humanos y no enzarzarse en vendettas con sus enemigos, según afirmaron sus portavoces el martes.

Está por ver cuánto duran las buenas intenciones porque este mismo miércoles han respondido sin contemplaciones y varios muertos a las primeras manifestaciones contra su hegemonía. Aidar no quiere poner la mano en el fuego por ellos, pero afirma que muchos de sus compatriotas están contentos al ver cómo se ha detenido el conflicto. "Los afganos están hartos de tanta guerra y tanta muerte. Todos arrastramos nuestras secuelas. Hijos sin padres, padres sin hijos, mujeres violadas y maltratadas", asegura durante la entrevista. "También estamos cansados de que Afganistán sea el juguete de las potencias extranjeras, que te lo prometen todo y luego te abandonan cuando más les conviene", afirma aireando el despecho que muchos afganos sienten hacia la actitud de Estados Unidos y sus aliados de la OTAN desde que anunciaran la retirada en ciernes. "La comunidad internacional ha traicionado sus compromisos, por eso ahora son muchos en mi país los que prefieren a los talibanes".

Una comunidad muy pequeña

La comunidad afgana es España es muy pequeña. Nada que ver con los más de 450.000 que viven en Alemania. Tan solo cuenta con unos 2.000 residentes, de los cuales solo unos 500 están registrados ante la embajada de Afganistán en Madrid. El resto no contaría con papeles o no estaría censado, según un portavoz de la legación. La mayoría de afganos vive en Madrid, Barcelona y Valencia. Muchos trabajan como autónomos, en restaurantes y pequeños negocios.

"A España vienen pocos porque no hay mucho trabajo y las ayudas sociales son escasas", asegura Mad Aidar, presidente de la Asociación de Afganos en España. Hay también otro motivo, a su juicio. Llegar hasta la península es extremadamente difícil. La ruta más habitual parte de Irán, pasa por Turquía, cruza el Mediterráneo hasta Grecia y atraviesa Italia y Francia hasta llegar a España. "Es muy arriesgado y algunos se mueren en el camino", afirma Aidar.

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