Cambio en el país persa

El ultraconservador Raisí jura el cargo de presidente de Irán

El clérigo ganó en junio unas elecciones presidenciales marcadas antes de empezar y dominadas por la apatía

Raisí durante una reunión con el hasta ahora presidente, Saleh.

Raisí durante una reunión con el hasta ahora presidente, Saleh. / Afp

Adrià Rocha Cutiller

Adrià Rocha Cutiller

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El nuevo presidente iraní, Ebrahim Raisí, jura este jueves su nuevo cargo en la presidencia del país, sustituyendo al moderado Hasán Rohaní. Raisí, un ultraconservador considerado de línea dura dentro de los estamentos de poder del país , será el presidente de Irán durante los próximos cuatro años, un cargo que, sin embargo, no tiene demasiados poderes ejecutivos. Quien elige, dirige, monta y desmonta esel líder supremo, el ayatolá Jameneí.

“Buscaremos por supuesto la eliminación de las sanciones crueles -de los Estados Unidos-, pero no condicionaremos la economía y las necesidades de la población a la voluntad de los extranjeros”, dijo Raisí este miércoles tras recibir el apoyo oficial de Jameneí. 

El próximo presidente iraní ganó las elecciones este pasado junio con el 72% de los votos. Su rival más cercano solo logró el 13%. Los comicios fueron ya marcados y decidioas desde meses antes de que ocurriesen, y la Guardia Revolucionaria iraní no dejó que ningún candidato real y con opciones se presentase —a parte de Raisí, claro—. Por eso, la participación total se quedó en solo un 48% o, lo que es lo mismo, la más baja de la historia de la República Islámica de Irán, fundada tras la revolución en 1979, que terminó con la dinastía de los Pahleví y llevó al poder al ayatolá Jomeini.

Un país tocado

El reto que se le vendrá encima a Raisí, ahora, será mayúsculo y consistirá, sobre todo, en intentar levantar una economía que está prácticamente tocada de muerte. El puñal lo lanzó el expresidente de EEUU, Donald Trump, cuando en 2018 anunció que Estados Unidos se retiraban del acuerdo nuclear de 2015, y volvía a imponer sanciones contra Irán. Ahora, con Joe Biden en la Casa Blanca, las negociaciones para revivir el acuerdo han empezado en Viena. Iban viento en popa hasta que se estancaron: EEUU no acepta ser el primero en mover ficha y retirar las sanciones a Irán. Tampoco Teherán quiere empezar parando el enriquecimiento de uranio.

El propio Raisí, el flamante nuevo presidente, tiene sanciones internacionales contra su nombre por haber participado, en la década de los ochenta, en el tribunal de unos macrojuicios que terminaron con la ejecución de cerca de 5.000 presos rivales de los clérigos que unos años antes tomaron el control del país. Raisí, de 60 años y discípulo del ayatolá Jameneí, nunca ha aceptado su participación en ese suceso, pero su carrera comenzó entonces a ser meteórica, pasando por la fiscalía general de Teherán y, años después, por la jefatura de la Justicia del país.

Incluso, según muchos expertos, su techo podría no ser la presidencia de Irán. Muchos piensan que el aparato de poder le considera como un firme candidato a sustituir al actual líder supremo, de 82 años y con problemas de salud.

“Tengo mucha esperanza para el futuro del país. Es posible y realizable superar las adversidades y los límites actuales apoyándonos en el pueblo iraní”, dijo Raisí este miércoles.

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