Conflicto recrudecido

Los talibanes acechan la estratégica Kandahar, la segunda ciudad de Afganistán

Los insurgentes intensifican los ataques y disparan varios cohetes contra el aeropuerto local

El presidente afgano responsabiliza a EEUU del deterioro de la situación por el rápido repliegue militar

Control de carretera de la fuerzas afganas en Kandahar.

Control de carretera de la fuerzas afganas en Kandahar. / M Sadiq / Efe

Adrià Rocha Cutiller

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Si hay algo claro en la guerra de Afganistán, que se ha recrudecido enormemente desde el inicio de la retirada de los soldados estadounidenses este pasado mayo, es que los talibanes van con todo y a por todas: quieren tomar el país y volver a mandar , como ya hicieron en la década de los noventa.

La insurgencia talibán ya controla la mayoría de las zonas rurales del país, y le faltan las grandes ciudades, bajo mando, aún, del gobierno de Kabul. Pero eso podría cambiar. En Kandahar, la segunda mayor urbe del país —con una población de casi un millón de personas—se han intensificado en los últimos días los combates entre Ejército afgano, ya sin la ayuda de los estadounidenses, y los talibanes .

La importancia de la ciudad no es solo simbólica: Kandahar es vista por los talibanes como un lugar militarmente estratégico, en el centro de Afganistán, para comandar los ataques al resto de provincias. Kandahar, además, fue el feudo de los talibanes cuando éstos controlaban el país. 

En las afueras

los civiles son las víctimas

Los insurgentes, además, atacaron de madrugada el aeropuerto de la ciudad con tres cohetes y, aunque no causaron muertes, obligaron a parar todo el tráfico aéreo de Kandahar.

“El aeropuerto ha sido nuestro objetivo porque el enemigo lo usaba para realizar ataques aéreos contra nosotros”, ha explicado el portavoz de los talibanes, Zabiullah Muyahid. Las autoridades del aeropuerto confirmaron más tarde que dos de los tres cohetes lanzados impactaron contra las pistas de aterrizaje y despegue.

Y el futuro, ahora, es una incógnita. Se espera que los EEUU completen su retirada este agosto —ahora mismo solo queda un puñado de soldados estadounidenses en el aeropuerto de la capital afgana, Kabul—. Los talibanes controlan o se han hecho fuertes en el 60% del territorio del país -donde vive el 30% de la población- y en los próximos meses, sin el apoyo de los aviones de los EEUU y la OTAN, que ayudaban a contener el avance de los insurgentes, estas cifras podrían aumentar. En las ciudades del país, no solo en Kandahar, los afganos contienen la respiración. 

Hay motivos: este lunes, los combates siguen teniendo lugar en varias capitales provinciales afganas, entre ellas Lashkar Gah y Herat, de donde miles de civiles huyen tanto de los combates como de los avances de unos talibanes que, a su paso, imponen sus normas: prohibición de los hombres de afeitarse, cierre de escuelas de mujeres, burka obligatorio, matrimonio forzoso de chicas con milicianos talibanes y un largo etcétera imposible de terminar. A soldados, funcionarios y a simples contrarios a su doctrina, los insurgentes los ejecutan sin piedad ni preguntas.

"La razón de nuestra actual situación es que esta decisión [de los EEUU de retirarse] fue tomada abruptamente", ha dicho este lunes Ashraf Ghani, presidente afgano, en el parlamento de Kabul.