Pedro Castillo asume la presidencia de Perú en medio de fuertes expectativas

• El maestro rural deberá gobernar con un Parlamento adverso y en medio de presiones de su propio partido de izquierdas, Perú Libre

Pedro Castillo, presidente electo peruano.

Pedro Castillo, presidente electo peruano. / EFE/Aldair Mejía

Abel Gilbert

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Perú da este miércoles la vuelta de página menos esperada. El maestro rural Pedro Castillo, de 51 años, asume la presidencia de un país polarizado y con enormes asignaturas pendientes en lo económico, sanitario y social: la pandemia que ha provocado casi 190.000 muertos por covid-19 y la pobreza azota a más del 30% de la población.

Castillo derrotó por 44.000 votos a Keiko Fujimori en la segunda vuelta. El "Perú profundo", por lo general ignorado, venció a las grandes ciudades. El flamante mandatario no pertenece a la clase política tradicional y ni siquiera es un hombre de Perú Libre, el partido de izquierdas que lo llevó como candidato. "Junto al pueblo trabajaremos para combatir la discriminación étnica, racial, socioeconómica, lingüística y de cualquier otra naturaleza. El Perú es un país diverso que merece cultivar el diálogo y la unidad para crecer", dijo en las vísperas de su juramento.

Existe una fuerte expectativa relacionada con el primer mensaje al país como jefe de Estado. Los analistas se preguntaban el martes cuáles serían los ejes programáticos y el lugar que tendrá en su gestión el tema de la Asamblea Constituyente. "Las preferencias ciudadanas demandan que el próximo gobierno se enfoque en la crisis sanitaria y económica, no en el cambio de Constitución”, advirtió el diario El Comercio. "Hacer creer que una nueva Constitución obrará el milagro es otra promesa vacía. Ya hemos tenido doce (contando la actual), más cuatro estatutos provisionales. Es que el secreto no es cambiar la carta magna cada cierto tiempo, sino gobernar bien, un reto del que casi nadie ha salido airoso porque a nuestro país le han sobrado caudillos y le han faltado estadistas", sostuvo el diario económico Gestión.

Las horas previas a la asunción han sido febriles para Castillo. La actividad protocolar le roba el tiempo que no tiene. En las horas previas a la ceremonia del traspaso de mando se ha encontrado con el Rey Felipe VI. "Conversamos sobre los vínculos culturales de ambos países y sobre el fortalecimiento de nuestros lazos de amistad", dijo en su cuenta de Twitter. También ha recibido a otros invitados al cambio de mando.

Las preocupaciones de Castillo están desde la hora cero de su presidencia relacionadas con los frentes de tormenta que se avecinan. El presidente tendrá que lidiar con un Parlamento que puede ser hostil. "Saludamos la elección de la nueva presidenta del Congreso, María del Carmen Alva. Expresamos nuestra voluntad para trabajar juntos”" dijo después de que la legislatura quedara en manos de la oposición. Alva Prieto pertenece a Acción Popular, un partido de derechas. "El Congreso garantizará el equilibrio de poderes que requiere el país. Desde los orígenes de la República, hemos aprendido que la Democracia se construye en órganos diferenciados que tienen competencias propias", dijo ella. Lo cierto es que el Parlamento ha jugado un papel desestabilizador durante los últimos años. El presidente Pedro Pablo Kuczynski tuvo que dimitir en 2018 antes de ser cesado por el Parlamento, algo que le sucedió a su sucesor, Martin Vizcarra.

El frente interno

Pero, a la vez, Castillo tendrá que lidiar con el mismo partido que lo ha llevado a la victoria. El mandatario todavía no ha podido definir por completo su gabinete de ministros. "Ante su proclama y gestos de apertura, el ala dura de su partido, Perú Libre, que encabeza Vladimir Cerrón, no cesa en sus presiones para afianzar espacio en el próximo Poder Ejecutivo", señaló el diario La República. "No dudamos en señalar que hay cierta actitud suicida y necia cuando se fuerza la derrota, en aras de una pureza ideológica que además es inviable", advirtió ese diario limeño.

La despedida de Sagasti

Horas antes de entregar el mando, el presidente interino Francisco Sagasti se despidió de los peruanos. "En tiempos de incertidumbre e inestabilidad, que fueron en los que recibimos el Gobierno de Transición y Emergencia, prometimos hacer todo lo posible por devolver a la ciudadanía la confianza y la esperanza", le dijo al país. Y añadió: "creo que, en la manera que hemos actuado, hemos podido demostrar que somos un grupo de personas dignos de confiar, un grupo de personas que ha gobernado nuestro país como siempre repetimos: ‘Sin prometer lo que no se puede cumplir y cumpliendo lo que prometemos’".

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