Cuba festejó con extrema austeridad el Día de la Rebeldía Nacional

•La principal efeméride del Estado, el ataque al Cuartel Moncada, en 1953, estuvo marcada por los efectos de la pandemia y el estallido social

Díaz-Canel, durante la celebración del Día de la Rebeldía Nacional.

Díaz-Canel, durante la celebración del Día de la Rebeldía Nacional. / Twitter

Abel Gilbert

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El 26 de julio es, desde 1959, la principal efeméride del Estado cubano. Pero festejar el "Día de la rebeldía Nacional" traía este año demasiados inconvenientes. De un lado, los efectos crecientes de la pandemia, con el fuerte crecimiento de los contagios. Por el otro, los ecos todavía persistentes del estallido social del 11J que el Gobierno no ha cesado de calificar de contrarrevolucionario y que, en los hechos, se ha constituido en un acto de rebeldía contra la precariedad y las postergaciones. Algunos de los protagonistas de esas manifestaciones comenzaron a ser juzgados en el marco de procesos cuestionados por sectores disidentes. Por eso, la conmemoración de un nuevo aniversario del ataque contra el Cuartel Moncada, encabezado el 26 de junio de 1956 por el joven abogado Fidel Castro y un grupo de insurgentes, entre ellos su hermano menor, Raúl, se abstuvo esta vez de las masivas manifestaciones y los discursos extensos del liderazgo.

Una ofrenda floral en el cementerio patrimonial de Santa Ifigenia, y a nombre de, Raúl Castro, quedó como testimonio de la extrema austeridad oficial durante el nuevo aniversario. El presidente y principal autoridad del Partido Comunista (PCC), Miguel Díaz-Canel participó junto con 100 estudiantes de un trabajo voluntario para apoyar la cosecha de vegetales y hortalizas en la periferia habanera. "Hoy rendimos tributo a la generación que asaltó el Moncada con más ideas que armas. Amanecimos haciendo trabajo voluntario en la producción de alimentos".

Ecos de la protesta

Díaz Canel le pidió a los jóvenes que "sin ningún tipo de barreras" planteen a las instituciones "sus inquietudes" y sus "problemas". Para el presidente es necesario "renovar las maneras de participación de la población" y de las organizaciones que los representan. También reconoció la necesidad de "potenciar un grupo de programas sociales". La protesta del 11J tuvo un fuerte componente popular, en especial los barrios donde viven los afrocubanos y las personas que no se benefician de la recepción de las remesas en dólares que envían sus familiares desde el exterior. "Nosotros, enfatizó, tenemos que (…) eliminar las causas que provocan la marginalidad, que provocan el delito, que provocan que haya personas vulnerables, que provoca que haya familias vulnerables". El principal dirigente del PCC volvió a postular la hipótesis de que el estallido de semanas atrás fue en buena parte consecuencia de una conjura externa. "No hay por qué creer que todo lo que nos ponen en las redes sociales de inmediato es la verdad".

En tanto, el ministro de Exteriores, Bruno Rodríguez, señaló que el 16 de julio le ha enseñado a los cubanos a "no amilanarnos ante reveses y a crecernos con ingenio y empeño". La isla, remarcó, enfrenta "el bloqueo económico, comercial y financiero genocida que usa la pandemia de la covid-19 como aliada, en su guerra no convencional contra Cuba".

La revista digital La Joven Cuba consideró sin embargo que "los dirigentes cubanos empezaron a vivir de espaldas a la realidad, rehusando percibir que las épocas y valores habían cambiado, que las generaciones más jóvenes ya no eran los entusiastas revolucionarios de los sesenta ni los obedientes militantes de otras décadas; que sesenta años no transitan por gusto y que los mecanismos de comunicación e interconexión de una generación a otra se modifican raigalmente". Para estos dirigentes, "el tiempo al interior del país parecía haberse detenido". El reciente congreso partidario "fue esta la última posibilidad que hubiera podido tal vez apaciguar las tensiones y alentar la remodelación. Y todo esto es lo que conduce directamente al estallido social del 11 de julio, sus secuelas y ulteriores y renovadas tensiones, interrogantes e incógnitas".

El fin de una generación

En este contexto, el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (MINFAR) informó sobre el deceso del general de la Reserva Manuel Eduardo Lastres Pacheco. Se trata  del cuarto oficial de alto rango que ha perdido la vida en poco más de una semana. Lastres Pacheco se inició en 1957 en la guerrilla que comandaba Ernesto "Che" Guevara. Previamente, habían muerto Recién el el general de división Rubén Martínez Puente, el jefe del Ejército Oriental, Agustín Peña y el el general de brigada de la Reserva Marcelo Verdecia Perdomo. Cuatro protagonistas de la primera generación del castrismo.

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