En EEUU

Viraje parcial en la postura sobre la vacunación de los republicanos

El mensaje republicano, en cualquier caso, no es unitario y hay acciones que pesan más aún que las palabras

Una mujer recibe información sobre vacunas en Detroit.

Una mujer recibe información sobre vacunas en Detroit. / Reuters

Idoya Noain

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No es habitual que los progresistas pidan que se retuitee un vídeo de Sean Hannity, uno de los presentadores estrella de la cadena 'FoxNews', pero el inesperado momento llegó esta semana, cuando finalmente Hannity declaró en su programa que “para muchos estadounidenses tiene todo el sentido vacunarse”.

No es la influyente estrella de televisión el único conservador cuya opinión y mensaje sobre las vacunas ha mutado. Esta semana varios destacados republicanos, incluyendo gobernadores o el representante Steve Scalise, que solo recientemente se ha puesto la vacuna, han dado un giro y, finalmente, han animado a inmunizarse a la parte de la ciudadanía de Estados Unidos que les escucha y les vota, y en lugares como Missouri, Ohio o Virginia Occidental se están presentando incentivos para conseguir expandir la vacunación.

Una pandemia política

No es difícil entender algunas razones de esa mutación: con la variante delta propagándose con fuerza en un país que no ha alcanzado la meta de 70% de inmunización que se marcó el presidente Joe Biden (se ha quedado por ahora en el 48.8%) y con lo que las autoridades llaman “una pandemia de los no vacunados”, la cuarta ola está sacudiendo especialmente a poblaciones conservadoras. La inmunización también tiene color político en EEUU: según un estudio de la Kaiser Family Foundation, mientras el 86% de los demócratas han recibido al menos una dosis, solo lo han hecho el 52% de los republicanos. En los condados que votaron a Donald Trump el 35% de la población ha recibido la inyección, frente al 47% que lo ha hecho en los que votaron por Biden.

El mensaje republicano, en cualquier caso, no es unitario y hay acciones que pesan más aún que las palabras. Varios estados mantienen su oposición a medidas de contención del virus, incluyendo los que tienen índices más bajos de vacunación y más altos de contagio, como Misuri. En Texas, el gobernador ha rechazado imponer un nuevo mandato de mascarillas pese al aumento de los contagios. En Montana se ha prohibido a las autoridades locales poner en cuarentena a los sospechosos de haberse infectado. En Florida se ha dado al gobernador amplios poderes para invalidar cualquier orden de emergencia local y en Kansas se le ha quitado al jefe del ejecutivo la capacidad de ordenar cierres de negocios en una emergencia de salud pública.

Algunos republicanos también siguen propagando la desinformación, un problema en el que también están particularmente señaladas como responsables las redes sociales. La congresista Marjorie Taylor Greene fue temporalmente suspendida de Twitter por mentir diciendo que el covid-19 no era peligroso salvo para los obesos o mayores de 65 años (luego dijo “no adoro la ciencia ni creo que dirija todo, creo que Dios dirige todo”). En Ohio los republicanos dejaron a un doctor testificar en una vista que las vacunas pueden dejar a la gente magnetizada y en Montana un senador sugirió que “están poniendo chips en la vacuna”.

Tampoco en FoxNews se oye una sola voz. Frente al nuevo mensaje de Hannity (que pese a animar a la vacunación también desinformó asegurando que los ya infectados no necesitan vacunarse), otros siguen alimentando la desconfianza y el rechazo a iniciativas de la Administración como la campaña puerta a puerta para intentar llevar la vacuna a los no inmunizados. Es algo que Tucker Carlson, su presentador más influyente, presentó como “forzar a la gente a tomar medicina que no quiere o necesita”, el mismo mensaje que lanzaron un congresista de Misuri, Jason Smith, que aseguró que la iniciativa tiene “estilo KGB” y otro de Carolina del Norte, Madison Cawthorn. “Irán puerta a puerta para quitaros las armas, luego pueden ir a quitaros vuestras biblias”, dijo.