Política estadounidense

Una ola feroz de legislación conservadora en EEUU replica a las políticas progresistas de Biden

Los republicanos están impulsando la agenda más radical reciente en los 30 estados que controlan

A las restricciones del derecho de voto se suman medidas en temas como aborto, armas o derechos LGBTQ

Vista del Capitolio en Washington.

Vista del Capitolio en Washington. / EFE

Idoya Noain

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Seis meses después de llegar a la Casa Blanca, las ambiciosas propuestas políticas de Joe Biden, de marcado carácter progresista, están topando con dificultades para avanzar en un Congreso que los demócratas controlan solo con una exigua mayoría y donde, además de enfrentar la barrera republicana, tienen que realizar difíciles equilibrios entre el ala progresista y moderada de la propia formación. Es lejos de Capitol Hill, no obstante, donde los republicanos están haciendo la oposición más efectiva y determinante a Biden y al Partido Demócrata y en los 30 estados donde ocupan el Gobierno y controlan las dos Cámaras han desatado una feroz ola de legislación conservadora que está llevando a la práctica la agenda más conservadora en décadas en Estados Unidos.

En el centro del tsunami regulador está el esfuerzo republicano por restringir los derechos de voto. En los meses transcurridos desde las elecciones de noviembre en las que Donald Trump sigue denunciando un fraude inexistente, 17 estados han aprobado 28 nuevas leyes que restringen el acceso a las urnas según un análisis del Brennan Center. Ese asalto, que críticos y demócratas denuncian que afecta especialmente a votantes de minorías y que ha hecho que salten numerosas alarmas, incluyendo en la Casa Blanca, de momento no ha conseguido contrapartida a nivel federal en el Congreso. Es ahí donde está estancada la legislación demócrata que pretende proteger el derecho al voto. Aunque recientemente Biden hizo su más clara denuncia de las tácticas republicanas, no ha delineado el camino para descongelar la legislación y mantiene su apoyo a la táctica del filibusterismo.

Los republicanos han dado también pasos que ponen en la diana medidas económicas de Biden y 26 de los estados que controlan han decidido cortar antes de que expiraran los suplementos de 300 dólares semanales a parados que se implementaron entre otras medidas diseñadas para frenar la crisis económica provocada por la pandemia. La resistencia a los esfuerzos de la Administración en la lucha contra el coronavirus también se extienden a la faceta sanitaria y varios estados han vetado a Gobiernos municipales o distritos escolares imponer mandatos de uso de máscaras, en algunos casos asociando a la prohibición multas en caso de incumplirla.

Guerras culturales

El torrente legislativo estatal, en cualquier caso, va más allá y toca una panoplia de temas centrales en las guerras culturales de Estados Unidos, del aborto a las armas pasando por los derechos de la comunidad LGBTQ o de protesta y la financiación de la policía, elementos que con Donald Trump se hicieron pilar fundamental en una agenda republicana cada vez más dominada por la ideología. Y la filosofía republicana la definía recientemente en un memorando enviado a sus colegas el congresista Jim Banks: "Estamos en una guerra cultural (...). Les animo a que nos apoyemos en ella".

Un total de 15 estados controlados por republicanos, por ejemplo, han aprobado 90 piezas de legislación destinadas a restringir el acceso al aborto. El asalto al derecho a la interrupción voluntaria del embarazo se ha intensificado ahora que la sólida mayoría conservadora en el Tribunal Supremo, que ha aceptado y el año que viene dictará sentencia sobre una draconiana ley de Misisipí, acerca más que nunca a los antiabortistas a su meta de que se acabe con el derecho que reconoció la histórica sentencia Roe v Wade en 1973.

Esa mayoría conservadora del Supremo también es vista como uno de los elementos donde los republicanos encuentran escudo para sus agresivas políticas a nivel local, confiados en que si el reto a las leyes llega al alto tribunal pueden sobrevivir. Otros dos elementos en la campaña es cierta confianza recuperada tras los resultados en 2020, cuando recuperaron a nivel estatal cerca de la mitad de los escaños que habían perdido en las legislativas de 2018, el temor imperante dentro del Partido Republicano a enfrentar la furia del trumpismo y el reto en primarias de candidatos apoyados por el expresidente si no aplican ahora la extremista agenda.

Limitar derechos a la comunidad LGBTQ

La decena de estados bajo Gobierno republicano también han dado luz verde a dos docenas de leyes que afectan a personas transgénero y en total han llegado al debate a Cámaras legislativas de 31 estados 250 propuestas que buscan limitar los derechos de la comunidad LGBTQ, según el recuento que mantiene Human Rights Campaign. El grupo ha advertido que "2021 oficialmente ha sobrepasado a 2015 como el peor en la historia reciente en términos de legislación anti LGBTQ” y destaca que en la primera mitad de 2021 se han aprobado más medidas legislativas homófobas que en los tres últimos años combinados.

La sempiterna y politizada batalla sobre las armas de fuego también se ha intensificado. Nueve gobernadores republicanos han firmado leyes que vetan la aplicación de estatutos federales de control en sus territorios y seis estados han legalizado portarlas sin permiso.

Tras el último año marcado por el resurgimiento de las protestas y los movimientos contra la injusticia racial tras el asesinato de George Floyd, los republicanos también han pisado el acelerador en medidas legislativas para limitar las manifestaciones. Cerca de 10 estados, por ejemplo, han aprobado leyes que endurecen las multas para quienes bloqueen el tráfico o causen daños a la propiedad y a la vez algunos de esos estados han creado protecciones para los conductores que atropellen a manifestantes. Al menos cuatro estados han vetado la enseñanza de la Teoría Crítica de la Raza en las escuelas públicas y tres han impuesto penalizaciones para las localidades que recorten los presupuestos para sus cuerpos de policía.

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