Avance social en Latinoamérica

Chile: la hora de los jóvenes

El país latinoamericano afronta cambios de calado con la perspectiva de un candidato a presidente de izquierdas de 35 años

Disturbios entre manifestantes y Carabineros en Santiago de Chile.

Disturbios entre manifestantes y Carabineros en Santiago de Chile. / EP

Abel Gilbert

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Todo sucede de manera vertiginosa en Chile desde su entrada al siglo XXI. En 2005, la Iglesia Católica se oponía a las campañas públicas a favor del uso del preservativo. En la tarde del miércoles, el Senado aprobó el proyecto que legaliza el matrimonio igualitario. En una semana se espera que la Cámara de diputados lo convierta en ley. En 2006, los estudiantes de secundaria salieron a las calles a reclamar nuevos derechos y alteraron la falsa tranquilidad de la transición democrática. Uno de esos chicos puede ser presidente en marzo de 2022. "No le tengan miedo a la juventud para cambiar este país, porque también tenemos la experiencia de los que lucharon antes que nosotros", dijo Gabriel Boric, después de arrasar en las primarias de la izquierda. Boric tiene 35 años y derrotó por 30 puntos de diferencia al comunista Daniel Jadue, 19 años mayor.

Las elecciones presidenciales se celebrarán el 19 de noviembre. Boric ya se ha garantizado prácticamente el pase a la segunda vuelta, el 19 de diciembre. Si los sondeos no yerran, competirá con Sebastián Sichel, un independiente de derechas de 43 años que, contra todos los pronósticos, venció a Joaquín Lavín, de 67 años, en las primarias del espacio conservador. Nunca antes un candidato de esa edad había acariciado la posibilidad de llegar al Palacio de la Moneda. La excepción a esa regla fue Marco Enríquez-Ominami, quien, en los comicios de 2009 y con 36 años, tuvo un buen desempeño en esa contienda que no le alcanzó para participar en el balotaje.

"Juventud" es la palabra que da cuenta de las transformaciones que el septuagenario Sebastián Piñera no advirtió al comenzar su segundo Gobierno. Creía que Chile era un "oasis", una excepcionalidad en el torbellino latinoamericano. No vio venir a la multitud de menores de 30 años que salieron a las calles con el estallido social de noviembre de 2018.  De allí la perplejidad de la primera dama, Cecilia Morel, que no dudó en calificarlos de "aliens". La Constituyente que erradicará la matriz neoliberal de la Carta Magna es hija de esa protesta política y cultural. La edad promedio de los encargados de redactar en nuevo texto fundamental es de 44 años. Los casos de Boric y Sichel han funcionado como una suerte de extremaunción simbólica de dos generaciones políticas: la que tuvo su predominio en la inmediata post-dictadura y la de su más seguro relevo. Los nietos se enfrentaron con los abuelos, pasando por encima de sus padres.

Ruptura generacional

En 1826, pocos años después de la independencia, Manuel Blanco Encalada desempeñó el cargo como la principal autoridad ejecutiva del Chile naciente a los 36 años.  Desde Gabriel González Videla, quien empezó su mandato a los 48 años, y en 1946, ningún jefe de Estado ha tenido menos de 50 años. Piñera ganó las elecciones de 2017 con 67 años y se consideraba en su segunda juventud. Su rival, Alejandro Guillier, tenía entonces 64 años.

Para el académico Cristóbal Bellolio, la novedad que traen Boric y Sichel tiene que ver también con la disolución de las disputas de los años ochenta que giraron alrededor de la polaridad entre democracia y autoritarismo que permitió derrotar al general Augusto Pinochet. Las nuevas camadas dejaron de guiarse por esa disyuntiva a medida que se las instituciones se estabilizaban. Emergieron con el paso de los años nuevos sujetos y nuevas problemáticas. Parte de los estudiantes educados bajo los Gobiernos de Ricardo Lagos y Michel Bachelet pasaron de las movilizaciones callejeras sectoriales a la política activa. Boric fue uno de ellos. Primero formó parte del Frente Amplio, el síntoma más evidente en 2017 de la ruptura generacional. Los hijos de muchos padres politizados se fueron de sus casas. A partir de ese momento, la participación electoral de los jóvenes creció un 21%.

Los cambios incluso afectan a los sectores ideológicos más inclinados hacia la derecha. Durante décadas, Hermógenes Pérez de Arce fue el portavoz del conservadurismo más recalcitrante. Ese lugar lo ocupa ahora el youtuber y ensayista Axel Kaiser. Autor de La neo inquisición, tiene además 200.000 seguidores en twitter. Acaba de poner el grito en el cielo por la decisión de Néstle de cambiar el nombre de su popular galletita bañada en chocolate, "Negrita", por "Chokita", para evitar asociaciones "racistas". La multinacional se quiere sumar a la diversidad cultural, pero Kaiser ve allí un síntoma de "idiotización" que viene de la mano de las nuevas apetencias juveniles.

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