Cubanos en Catalunya: "La Revolución condenó a Cuba a la miseria"

Cinco historias de emigrados cubanos residentes en Catalunya que alzan la voz para apoyar a sus compatriotas

Riki y su hermana María posan con la bandera en el restaurante familiar.

Riki y su hermana María posan con la bandera en el restaurante familiar. / MANU MITRU

Begoña González

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Cuba vive momentos de tensión desde hace una semana. La escasez, la falta de oportunidades laborales y el descontento con la gestión gubernamental de la pandemia han sido, una a una, las últimas gotas que han colmado un vaso rebosante de miseria y desesperación. En la isla, miles de cubanos se han alzado para reclamar la justicia y la libertad que quieren para su pueblo. Lejos, aquí en Catalunya, los emigrados alzan la voz para apoyar a sus compatriotas. 

“La Revolución condenó al país a la miseria”

Ricardo tiene casi 32 años y regenta un restaurante cubano junto a su madre en El Masnou, La Sabrosita. A pesar de haber salido muy pequeño de la isla, sigue muy unido a la actualidad y lo que ocurre en el país. “Aunque me haya criado aquí, la vena revolucionaria la heredé de mi abuela”, asegura. “La isla necesita unas elecciones democráticas urgentemente. Que los cubanos se alíen y funden partidos, que haya debate. Solo así se podrá conseguir una Cuba más próspera. Eso sí, debe ser un movimiento pacífico para conseguir realmente un cambio de modelo económico y político. El triunfo de la revolución condenó a Cuba a la miseria”, zanja. “Por Dios, lo que no puede haber son más muertos ni desaparecidos, suficiente vivimos ya años atrás”, apostilla su madre desde detrás de la barra del restaurante. “El cambio debe venir desde dentro y por suerte la gente ya se ha quitado la venda de los ojos. Los ciudadanos están saliendo a la calle y los exiliados estamos tratando de dar a conocer lo que ocurre al mundo”, añade “Riki”, como le conocen en su círculo. 

Una mujer se asoma al balcón en La Habana.

Una mujer se asoma al balcón en La Habana. / Efe

“La gente que no tiene ayuda del extranjero lo pasa realmente mal”

Ivonne tiene 48 años, es informática y vino a España en el 2005 tras casarse y conseguir los papeles. Tras perder a su compañero el pasado abril, sigue viviendo en Rubí junto a su hija adoptiva y recuerda que a pesar de que no querían casarse, tuvieron que hacerlo para poder empezar una nueva vida aquí. “Trato de ayudar a mi familia con todo lo que puedo. La gente que no recibe ayuda del extranjero lo pasa realmente mal. Hay tiendas en las que solo se acepta el pago con tarjetas y estas sólo se pueden recargar desde el extranjero”, explica. “Puedes pasarte cuatro horas haciendo cola para tratar de conseguir algún producto básico y al entrar en la tienda darte cuenta de que no queda absolutamente de nada”, asegura. La vida en Cuba se complica por momentos: el covid, la escasez, la falta de oportunidades. “¿Cómo van a querer quedarse los jóvenes si los están ahogando? Es normal que esa generación ya no crea en la revolución. El gobierno debe entender que la gente está sufriendo mucho y necesita un cambio”, suspira.

Manifestantes en las protestas en La Habana.

Manifestantes en las protestas en La Habana. / Efe

“El pueblo merece la libertad”

Alejandro tiene 31 años, es profesor de baile y salió de su querida Cuba hace poco más de cuatro años. “Salí de la isla con un contrato de trabajo, tuve suerte. Allí las oportunidades son muy escasas, casi inexistentes”, explica. El joven, que llegó junto a  su pareja a Francia para trabajar, terminó recalando hace tres años en Barcelona tras pasar por Zaragoza, y aunque asegura que se siente como en casa, reconoce que le gustaría poder volver a su tierra. “Cuba tendría que abrirse y dejar que la gente se exprese libremente y pueda vivir del fruto de su trabajo sin necesitar de la ayuda de los familiares del extranjero. El pueblo bien lo merece”, sentencia. Alejandro cuenta que cuando se marchó, la situación ya era dura en cuanto a la escasez y la falta de oportunidades, pero que ahora se ha complicado a nivel exponencial. 

Alejandro posa con el símbolo de las protestas, la "L" de "Libertad".

Alejandro posa con el símbolo de las protestas, la "L" de "Libertad". / MANU MITRU

“Cuba lleva años arrastrando la miseria”

Evelyn tiene 36 años, es ingeniera civil y lleva 11 años viviendo en España junto a su marido. “Me duele lo que está ocurriendo en mi país, y lo digo con el corazón, pero las cosas tienen que cambiar”, asegura. Explica que siente una mezcla de emociones. “Por un lado estoy feliz, porque la gente ha dicho basta”, zanja. Evelyn vivió desde Barcelona el dolor de saber que su padre se apagaba a causa del cáncer en la isla sin que los hospitales pudieran ofrecerle atención médica adecuada, pruebas o medicamentos. “Mi padre estuvo sin que le recetaran ni un solo medicamento en meses ni le realizaran el escáner que necesitaba porque hay una escasez tremenda en la isla. La impotencia y la ansiedad que se siente es enorme”, explica. La última vez que visitó la isla, en 2019, recuerda que ya costaba encontrar productos básicos, pero asegura que como ahora no habían estado nunca. “El covid ha complicado mucho las cosas, ha dejado la isla sin turismo, pero ese no es más que otro problema añadido a un país que lleva años arrastrando un estado de miseria y malvivir que cuesta hasta de imaginar”, asegura. 

Un joven pasea por La Habana.

Un joven pasea por La Habana. / Efe

“Me gustaría que mi hija conociera una Cuba próspera”

Janet tiene 46 años, y aunque no es su verdadero nombre, así lo ha preferido para evitar represalias. “Quiero poder volver a entrar en mi país, pero también quiero decir lo que pienso”, se justifica por el cambio, “antes era impensable hablar mal del Gobierno, pero la gente ya no puede más”, asegura. Janet lleva 18 años en España y ha criado aquí a su hija de 12 junto a su marido. “Mi hija conoce Cuba pero me gustaría que la conociera próspera y abierta”, razona. Asegura que se siente muy triste y que la impotencia es día tras día mayor. “Me duele mucho lo que está ocurriendo en Cuba, veo los vídeos y me entero de las detenciones y las víctimas que están habiendo solo por expresar lo que siente el pueblo y me da mucha pena. ¿Cómo en esta situación voy a dar mi nombre? No quiero que les pase nada a quienes quiero”, asegura.

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