Tensión en la isla caribeña
Apagón en la red: el arma para desactivar las protestas en Cuba
Las redes sociales han demostrado una vez más cómo en casos de disturbios masivos representan una amenaza para los regímenes autoritarios, que se dan prisa en cortar las comunicaciones
La isla caribeña sigue estando a la cola de los países donde es mayor la ausencia de libertad de expresión y de información, lo que ha quedado una vez de manifiesto en esta crisis
Kim Amor
Periodista
El apagón informativo en Cuba no sorprende. Es lo habitual en gobiernos autoritarios que evitan por todos los medios mostrar lo que ocurre en sus calles cuando se producen disturbios o un estallido social. Ha pasado en otras partes del mundo en los últimos años, como Egipto o Irán, coincidiendo con la expansión de internet y las redes sociales. La medida de bloqueo no se toma solo para evitar que las imágenes salgan al exterior sino, sobre todo, para que no se difundan dentro del país. Es el pavor al denominado "periodismo ciudadano".
Los primeros vídeos grabados con móviles en la localidad de San Antonio de los Baños corrieron como la pólvora por las redes sociales y fueron el acicate que animó a la gente de otras partes del país a unirse a la protesta. En estas situaciones, cuantas más personas se vean gritando a cara descubierta contra el Gobierno menos miedo se tiene de enfrascarse en unas manifestaciones que, se sabe, serán reprimidas con dureza, como así ha sido.
A falta de datos oficiales, organizaciones opositoras cifran en cerca de 200 los detenidos. Algunos ya han salido en libertad. Entre los arrestados hay periodistas, como la reportera cubana Camila Acosta, que trabaja para el periódico español 'Abc' y para el diario digital 'cubanet.org', con sede en Miami. Una muestra más de cómo las autoridades intentan silenciar a los testigos incómodos es la agresión que sufrió el fotógrafo de la agencia estadounidense AP, el español Ramón Espinosa.
Con cuentagotas
En Cuba, todos los medios de comunicación de la isla están controlados por el Partido Comunista (PCP), cuya información es sesgada y poco fiable. Si los cubanos dependieran únicamente de lo que les explican la televisión y los periódicos de su país, solo conocerían una realidad. Así ha sido durante décadas, hasta que apareció internet que, en Cuba, se ha ido introduciendo con cuentagotas y bajo control, primero a un grupo de privilegiados.
"Hoy sigue siendo lento y caro y centrado, principalmente, en los móviles", afirma desde Santiago de Chile Marianne Diaz, de Access Now, una organización internacional que, entre otras funciones, vela por la defensa del derecho de los ciudadanos del mundo a tener acceso libre a la red. Diaz ha seguido de cerca el gran apagón que afectó a gran parte de la isla. "Cuba tiene solo un proveedor, que es del Estado, así que lo tiene fácil para apretar el botón y desconectar", afirma. Las autoridades lo atribuyen a fallos en el suministro eléctrico, frecuentes en la isla.
La activista asegura que se "produjo un apagón similar" en Cuba en noviembre del año pasado, cuando 200 artistas, intelectuales y activistas se plantaron frente al Ministerio de Cultura de Cuba para protestar por el desalojo por la fuerza de un grupo de jóvenes que estaban en huelga de hambre en La Habana. Pedían la liberación del rapero Denis Solís, a quien las autoridades acusaron de "tener vínculos terroristas".
Teléfono fijo
"Mis padres, que viven en La Habana, se han informado de las protestas sobre todo a través de lo que yo les he explicado desde España", dice Rosa, una cubana que hace años reside en Barcelona. "He podido hablar con ellos a través del teléfono fijo, que ese sí que funciona", añade. Rosa sigue desde aquí las noticias de Cuba por los medios de comunicación españoles, aunque reconoce que aún así es difícil saber lo que está ocurriendo en cada momento. "Las manifestaciones las he visto en Youtube, pero no sé si todas pertenecen solo al domingo pasado o es que ha habido más el resto de los días", afirma. "La última vez que hablé con mi familia en La Habana me dijeron que la cosa estaba tranquila".
En Cuba apenas hay periodistas extranjeros residentes en la isla y gran parte son delegados de las grandes agencias internacionales de información. Algunos medios de fuera dan trabajo a periodistas locales, como es el caso de Acosta, pero suelen estar sujetos a más presiones. En la lista elaborada por Reporteros Sin Fronteras (RSF) relativa a la libertad de prensa, Cuba ocupa el puesto 171 de un total de 180 países. Solo le superan países como Corea del Norte, Siria, Irán o China.
Pero de la misma manera que los medios oficiales cubanos distorsionan la realidad y ocultan información, lo mismo se puede decir de medios de comunicación de la disidencia que operan desde el extranjero y que son máquinas de intoxicación informativa. En las redes se colgaron imágenes de protestas fechadas en Cuba pero que correspondían a Egipto. Las 'fake news' están también a la orden del día en este lado, informaciones que transitan también por el ciberespacio y que forman parte de una estrategia deliberada de desinformación, como indica en su cuenta de Twitter el experto en redes sociales Julián Macías Tovar.
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