¿Cuba es una dictadura? el debate arrecia en España

Cuba está viviendo un estallido social sin precedentes, pero el debate en España gira en torno al rifirrafe sobre la definición que dan unos y otros al régimen castrista.

El líder del Partido Popular, Pablo Casado, le exige a Pedro Sánchez que aclare si considera a la isla una dictadura porque el presidente del Gobierno se ha limitado a decir que no es una democracia. 

¿Esta controversia lleva a algún sitio? Evidentemente no, coinciden analistas y políticos familiarizados con la política exterior. 

Los analistas apuestan por una política de Estado hacia la isla y promover el diálogo

Miles de manifestantes salen a la calle en Cuba por primera vez en 27 años

Miles de manifestantes salen a la calle en Cuba por primera vez en 27 años. / ZML

Eva Cantón

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En este enfrentamiento algunos ven una nueva muestra de que las crisis diplomáticas se usan como una herramienta para desgastar al Gobierno, a pesar de que la política hacia Cuba debería de ser una cuestión de Estado. “Estamos en una campaña electoral permanente, y esto es letal para España”, lamenta Josep Antoni Duran i Lleida, ex presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso con gobiernos del PSOE y del PP. 

Enrique Ayala, analista de la Fundación Alternativas, cree que el Partido Popular, y sobre todo Vox, están instalados en una “oposición frontal” que no permite ningún tipo de acuerdo de Estado. “Deberían mostrar lealtad para dar solidez a la posición del país, pero parece que lo que quieren es que el Gobierno coja un bate de beisbol y vaya a pegar a los castristas”, ilustra.

Que la polarización lo contamina todo es evidente en la retórica de los partidos, que varía en función de si están o no en el poder porque, según subraya el investigador del Instituto Elcano Carlos Malamud, en el fondo, los gobiernos del PSOE y del PP han tenido una relación “bastante constructiva” con La Habana desde la Transición. El investigador recuerda, por ejemplo, que el único presidente que recibió a Fidel Castro en La Moncloa fue José María Aznar en 1998 y que el Gobierno de Mariano Rajoy impulsó la primera visita de los Reyes a Cuba, materializada en 2019. “Con la discusión en torno a si es o no una dictadura no se gana demasiado.Todo el mundo sabe que lo de Cuba es una dictadura, apostilla el investigador. 

“No es necesario solemnizar lo obvio. Si parece un pato, nada como un pato y anda como un pato, es un pato. En Cuba no se respetan los derechos fundamentales, no hay separación de poderes, ni multipartidismo, ni libertad de empresa, cuatro características de una dictadura paradigmática ”, agrega, por su parte, el ex ministro de Asuntos Exteriores y eurodiputado popular José Manuel García-Margallo, partidario de un consenso en la política hacia la isla. 

“El principal partido de la oposición debe estar dispuesto a recoger el guante, pero primero el Gobierno tiene que ofrecer diálogo. Y eso no ha ocurrido”, advierte el antiguo jefe de la diplomacia española, que plantea para Cuba una transición “a la española” y un diálogo entre el régimen y la oposición pilotado por organismos internacionales con la complicidad de Estados Unidos.

Ni Aznar, ni Podemos

En opinión de Valeria Vásquez, analista internacional especializada en América Latina, la reacción de la comunidad internacional debería de ser “inmediata” porque, de lo contrario, “la situación se degradará y los cubanos no lo podrán aguantar”. Cree, asimismo, que la Unión Europea tiene una oportunidad para ejercer un mayor liderazgo a la luz del escaso rol de Estados Unidos y que ni sanciones ni embargos servirán para mejorar la situación de la isla. 

Una idea que apoya el analista Enrique Ayala. “España debe defender las libertades y los derechos humanos, pero eso no se logra poniendo al Gobierno cubano entre la espada y la pared, porque se defenderá de manera numantina y eso puede causar mucho más daño a los cubanos”, avisa.

Duran i Lleida apunta que, si José María Aznar practicó una política más próxima a la de Estados Unidos –fue bajo su Gobierno cuando la Unión Europea adoptó en 1996 la llamada Posición Común que endureció las relaciones con la isla- y Podemos tiene una visión más próxima a Venezuela, el Gobierno de Pedro Sánchez “no debe seguir ni la una ni la otra”.

 “Hagamos lo que hagamos, emitamos los comunicados más duros o los más posibilistas, la capacidad de incidencia de España, la UE y la comunidad internacional sobre la realidad cubana es bastante limitada”, apostilla Malamud con escepticismo.

 

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