Cambio en Brasil

Lula se perfila como ganador de las elecciones brasileñas de 2022

Una encuesta reciente atribuye una intención de voto del 49% al expresidente frente al 23% que obtendría Bolsonaro

Luiz Inacio Lula da Silva

Luiz Inacio Lula da Silva / AFP / Fabrice COFFRINI

Abel Gilbert

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Jair Bolsonaro visitó días atrás la presa de Jucurutu, en Río Grande do Norte. Antes de partir, el presidente de Brasil se tomó una fotografía con un grupo de trabajadores. Varios obreros hicieron con sus dedos de la mano derecha el símbolo de la "L". La imagen, divulgada primero por el Ministerio de Desarrollo Regional, pasó de inmediato a las redes sociales y provocó un temblor en el Gobierno de ultraderecha al ser interpretada como un apoyo a Luiz Inacio Lula da Silva. El bolsonarismo intentó refutarlo: esas manos, dijeron, podrían significar el gesto del arma en el aire del capitán retirado. Pero la explicación convenció a muy pocos.

El fastidio del Gobierno excede esa "L" ocasional. Una reciente encuesta del Instituto de Inteligencia en Investigación y Consultoría (IPEC) da cuenta de que Lula tiene una intención de voto del 49% de cara a las elecciones presidenciales de octubre de 2022, frente al 23% de Bolsonaro. Ciro Gomes (centroizquierda), y el actual gobernador del estado de San Pablo, João Doria (centroderecha), reciben apenas el 7% y el 5% de respaldo, respectivamente. De mantenerse esos números, el exjefe de Estado y líder del Partido de los Trabajadores (PT) ganaría en primera vuelta.

El instituto de consultoría también midió la popularidad del presidente, que tiene un 24% de aprobación, la más baja desde que asumió el cargo. Ese declive va a la par del ascenso constante del hombre que, dijo Bolsonaro, representa al mismo demonio.

El exdirigente sindical volvió a ocupar el centro de la escena política desde el momento que se cayera como un castillo de arena la causa judicial que promovió en su contra el exjuez Sergio Moro, y lo llevó a la cárcel durante más de 500 días. El Tribunal Supremo no solo mostró que Moro, el artífice de la victoria de Bolsonaro en 2018, al sacar a Lula de la carrera electoral de ese año, había sido parcial. El pasado lunes, Ricardo Lewandowski, uno de los once integrantes del Supremo, anuló las pruebas contra el exmandatario en las investigaciones a la constructora Odebrecht .

Volver a 2002

Lula perdió tres elecciones. En 2002, el PT moderó su programa de izquierda y se alió con sectores de centroderecha. Gobernó entre 2003 y 2010. Luego lo hizo Dilma Rousseff, quien fue víctima de un golpe parlamentario en 2016 que contó con la complicidad de excompañeros de ruta. Ante la posibilidad de un retorno de Lula a la presidencia, el primer día de 2023, ese mismo centro e, incluso, algunos sectores que respaldaron a Bolsonaro, se plantean si no deben apostar a caballo ganador. "Muchos diputados saben que en el momento de la elección, su votante estará con Lula. Y como hablamos de un animal pragmático, también cambia", aseguró, no sin cinismo, el parlamentario conservador Paulinho da Força. "Le dije a Lula que tiene que volver a ser el de 2002. Creo que estuvo de acuerdo porque está haciendo precisamente eso". añadió.

La migración del voto favorable a Lula en 2022 se siente también en el heterogéneo universo evangélico. Se trata, nada más y nada menos, que de un 30% de los creyentes de Brasil. Esa feligresía suele seguir a sus pastores. Parte de ellos acompañaron al PT hasta soltarle la mano en 2016. Luego se inclinaron con mayor naturalidad hacia Bolsonaro. Como sabe que con la izquierda no le alcanza para vencer, Lula ya ha salido en la búsqueda de los pentecostales: “Si Dios simboliza el amor, la hermandad y la bondad, Bolsonaro no puede ser enviado por Dios. Él nos ayudará, pero también tenemos que hacer nuestra parte".

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